Fiscales no respetan los derechos democráticos amparados por la Constitución y propician la transgresión soberanía nacional en forma vulgar y descarada

 

Son muchos los casos que sirven de ejemplos para ilustrar la baja catadura profesional y de irrespeto, tanto por la Justicia como por la dignidad nacional, que exhiben, delatando su torvo carácter, los principales personajes que componen el Ministerio Público, o sea, el cuerpo de Fiscales del actual gobierno, acorde con la misma naturaleza reprobable de éste, que más bien hacen el papel de sicarios titulados que de representantes de la sociedad, funciones que pretenden, pero que no pueden desempeñar, dado el grado de corrupción e involucramiento que, en general, poseen estos señores, con el mundo de la delincuencia y la amoralidad social, como de las actuaciones anti-nacionales del gobierno, al que obedecen como sumisos sirvientes y perros de presa.

El llamado Perfecto Acosta, actúa más bien como un Clemenza, o sea, como el matón del cabecilla Don Corleone, que, en su papel de cancerbero, no respeta, ni se imagina siquiera, lo que es la dignidad humana o personal y mucho menos la democracia, dedicándose a actuar más como un espía y verdugo policíaco-militar de sus cuerpos de inteligencia, poseyendo comprobados vínculos con el bajo mundo. Este Perfecto Acosta es un personaje oscuro, que está íntimamente comprometido con quienes asaltan viviendas a plena luz del día, como aconteció con la vivienda perteneciente a un dirigente de nuestro Partido, y luego, en evidentes acuerdos con el oficial policial del Departamento de Robos de Mendoza, pusieron en libertad a uno que había sido detenido en el interior de la vivienda robada.

Perfecto Acosta, deliberadamente, acuerda con ese tipo de bandas penetrar en las viviendas que cree que podría adueñarse de las mismas. Este sujeto exhibe una irresponsabilidad que va más allá de un sicópata, cuyo perfil corresponde a un paciente de una neurosis obsesiva por espiar y armar tramas, siguiendo un patrón de conducta común con el vicio de Procusto, esto es, amoldar hechos a su interés y conveniencia, para darle cuerpo a antojadizas y aberradas persecuciones delictivas en los otros, cuando el verdadero transgresor de las leyes y la moral social es este sujeto, investido con el cargo de Procurador Fiscal de la Provincia de Santo Domingo. Da la sensación de que este Perfecto Acosta proviene de una sentina donde esas inconductas son el agua que se bebe, la sangre que le corre por las venas y el aire que se respira. A sujetos como éste hay que seguirles las huellas permanentemente para denunciarlos y exponerlos a la luz del sol que, al decir de Tetis, la diosa de la Justicia en Roma, las sabandijas no la resisten.

No cabe duda de que está vinculado íntimamente con sectores, dentro del gobierno, que tienen como tarea la persecución de carácter ideológico y político sobre los adversarios del gobierno títere, corrupto, antinacional y antipopular que encabeza, exhibiendo ausencia total de moral y escrúpulos, Leonel Antonio Fernández Reyna.

Todo esto es, a la vez, lo que empuja a este tipo, Perfecto Acosta, a actuar siempre en franca colusión o maridaje espurio con los peores delincuentes y criminales que, al parecer, tienen una naturaleza que empata con la suya. Sólo esto podría explicar el insólito hecho (para esclarecer el cual el payaso Radhamés Jiménez Peña, Procurador General del país, no ha hecho absolutamente nada, lo que resulta en exceso sospechoso), de que Perfecto Acosta pactó previamente la libertad de los dos delincuentes que, un día después, asesinaron a un mayor del Cuerpo de Ayudantes de los militares custodias del mismo presidente Leonel Antonio Fernández Reyna, cuerpo militar que comanda el flamante mayor general Héctor Bienvenido Medina y Medina (alias Laly), en la comunidad de Villa Mella, a lo que, al ser interpelado por la prensa amarilla, sólo respondió que eso era algo acostumbrado a ser llevado a cabo por su Fiscalía.

Pero, además, se conoce que sus ayudantes fiscales, en contubernio con Perfecto Acosta, actúan con procedimientos propios de pandillas gangsteriles, como comprobamos que lo hicieron, como es su costumbre, tratando de secuestrar y asesinar al padre de los sextillizos, cuando, so pretexto de andar tras un narcotraficante, se presentaron en su residencia a las 12 de la noche anunciando, junto a un cuerpo de supuestos policías, que iban a hacer un allanamiento, lo que fue, oportuna e inteligentemente, rechazado por el señor padre de los sextillizos que, conocedor de la ley, les señaló que esas no eran horas para tal cosa, que debían esperar las 6 de la mañana y venir con una orden expresa de un juez.

Está claro que las intenciones de las gentes reclutadas para el oficio de Ayudante Fiscal por Perfecto Acosta, son perfectos delincuentes que, en ese caso, lo que buscaban, era robarle o extorsionar a este ciudadano que vive ejemplarmente, trabajando denodadamente para lograr mantener su extensa familia de 7 hijos, además de la esposa. Todavía Perfecto Acosta no le ha dado la explicación correspondiente a ese ciudadano que, ni tonto ni perezoso, puso en conocimiento de la opinión pública el atropello y el intento de abusos de alcances desconocidos.

Las hazañas de Perfecto Acosta dan cuenta de un personaje que no se detiene ante nada ni ante nadie en busca de escalar posiciones dentro del aparato burocrático represivo del Estado, con tal de darle riendas sueltas a sus aberradas percepciones que, no cabe duda, proceden de una familia donde el padre y la madre, en La Vega, llevaban un desenvolvimiento turbio y vinculados a círculos de violadores de los derechos democráticos y humanos desde la época de la dictadura de los 12 años y del período anterior a ese, esto es, de la dictadura criminal de Trujillo.

Perfecto Acosta no busca servir ni a un Estado de Derecho ni a edificar una justicia que sea la confianza de la ciudadanía.

Tenemos dos casos que se ventilan ahora mismo, uno, el de la muerte del oficial de la Fuerza Aérea Dominicana de apellido Herrán, y la empecinada acusación, que luce peregrina, de carácter persecutorio y de desquite, en contra del coronel Velásquez, al que Perfecto Acosta insiste en acusar de ser el autor intelectual del hecho, a pesar de que las evidencias a que recurre el tenebroso Perfecto Acosta son tan endebles, que lo que más resalta de la situación es el ensañamiento, haciendo que no pocos lleguen a pensar en firme, a la luz de las experiencias que arrojan los hechos y las actuaciones de este perfecto sicópata en rol de fiscal, que éste, si no fue parte de la trama del asesinato de Herrán, la misma puede provenir de círculos del gobierno que tratan de enlodar y quitarle las ropas de oficial de las FF.AA. a todos aquellos oficiales que estuvieron de cerca con el anterior presidente Rafael Hipólito Mejía, y esto no es otra cosa que una verdadera caza de brujas.

El otro hecho es de reciente factura, y corresponde a las peregrinas acusaciones que Perfecto Acosta, recordando el mentado caso de Sacco y Vanzetti, acaecido en los EE.UU. durante la época de caza de brujas del anticomunista y homosexual Jhon Edgar Hoover, el creador del FBI, con respecto, en nuestro caso, a la acusación, en contra de los principales directivos de la Coordinadora de los sindicatos del transporte CONSETRAN, por hechos violentos acaecidos durante el pasado paro del transporte. La procedencia de esos actos de lanzamiento de bombas incendiarias, en contra de guaguas del transporte, luce que hay que ubicarla en el mismo Palacio Nacional, y muy particularmente en las oficinas de Luis Manuel Bonneti, como en la de Ignacio Ditrén y de Germán Peña Guadalupe y el socio financiero y comercial del Presidente de este gobierno, Diandino Peña.

Ya desde mucho tiempo antes del establecimiento del Estado de Sitio, impuesto por el desaprensivo gobierno neoliberal y dado a los asesinatos y al consiguiente derramamiento masivo de sangre, advertíamos que el destino final de todo ello era desembocar en una dictadura.

No nos extraña que un sujeto tan despreciable y espurio, como Vincho Castillo, haya estado, desde el fin de semana que abarca el viernes 16, sábado 17 y el domingo 18 de marzo, instigando para que Leonel Antonio Fernández Reyna, aislado, desacreditado y sin ninguna iniciativa política que no sea el entreguismo abyecto, recurra a gobernar, en base al Art. 55 de la Constitución, esto es, desconociendo todos los derechos democráticos y humanos que hasta ahora siguen precariamente en pie, como conquistas del pueblo dominicano.

Pero lo más significativo es que a lo que se ha prestado el poco escrupuloso y falto de sentido común, como huérfano de sensatez, pero en extremo obediente, hasta el sicariato, Perfecto Acosta, es a que se abra un período de práctica de que todo hecho trágico acaecido en cualquier tipo de demanda, huelga médica o simples paros populares, los organizadores de los paros y huelgas serán perseguidos, apresados y encarcelados como vulgares delincuentes. El Pálido, que acostumbra a matar adversarios en las campañas electorales, como asesinaron a martillazos al general Santiago de la Academia Militar de Las Carreras, durante las elecciones de 1996, quedando excluidos de aplicársele el draconiano criterio a que ha echado mano Perfecto Acosta, como todo un perfecto idiota, pues si tal desatino se hubiese aplicada, hace tiempo que Leonel Antonio Fernández Reyna ya estuviera pagando parte de sus delitos en las cárceles del país.

No es nada difícil ilustrar, y avalar con evidencias irrefutables, que los componentes del Ministerio Público, representantes, no de la sociedad ni del país, sino de los planes, caracterizados por la naturaleza anti-nacional, de lacayo redomado y anti-popular del gobierno de Leonel Antonio Fernández Rey-na, abarcando las actividades propias de sicarios, lo que bien y con toda exactitud se refleja en el acto de ejecución sumaria del asesinato del Ayudante Fiscal de Puerto Plata, que es un hecho equivalente a la participación del rufián Fiscal, hermano del oportunista y renegado revisionista Orlando Martínez, el llamado Tucídides, en el allanamiento y ejecución del nombrado Amín Abel, ejecución efectuada de un tiro en la nuca y por la espalda por el sicario, el sargento policial Pérez Olivo, de las gentes del torturador general de horca y cuchillo Báez Maríñez, y el capitán homosexual de la P.N., Caonabo Reynoso.

Hernández Peguero, que es un abogado de ningún escrúpulo en su vida civil, y que guarda relaciones comerciales con los mafiosos inversionistas nativos y extranjeros de Higüey, Punta Cana, Bávaro y Cap Cana, cuando la embajadora española, la repugnante gitana Almudena Mazarrasa, se explayó nuevamente, en acto injerencista en la vida estatal dominicana, lejos de reivindicar la dignidad nacional, se postró y cerró filas junto a tan deplorable acción, propia de una procónsul recolonizadora. Y ese mismo sujeto Hernández Peguero, que ya había sido evidenciado en sus intenciones de acumular bienes personales a costa del caso Quirino Paulino, hace poco que se mostró complacido, solícito y sumiso, en forma vil, ofreciéndose para que el organismo norteamericano de injerencia e intromisión, con espionaje y crímenes, en forma lesiva a la autodeterminación y soberanía nacional y estatal de la República Dominicana, la llamada Agencia Internacional de Desarrollo (AID), estableciera comités suyos -de la AID- junto a cada representante del Ministerio Público dentro de los cuarteles policiales y oficinas del mismo Ministerio Público.

Pero además, Raúl Martínez, el hermafrodita Fiscal de Santiago de los Caballeros, hizo lo mismo ante el acto de filibusterismo, y propio de corsarios, que efectuara la gitana embajadora española, como representante de su capital negrero.

 

Volver a la Página Principal