OBAMA

El Premio Nobel de la Paz al incendiario número uno de las guerras de agresión y saqueo de países y pueblos

 

No hay mejor juez que la historia desenvolviéndose en el tiempo. A la luz de los hechos y de sus propias actuaciones, Barack Obama sólo termina diferenciándose tenuemente del vil carnicero y genocida en su nueva versión personal de Hitler, que es George W. Bush, con tonos y matices muy endebles y pálidos como imprecisos, y esto si es que se despliegan de por medio muchas mentiras engañosas sobre su variable condición de abominable sirviente genuflexo como abyecto adocenado de los consorcios monopolistas del capital financiero del imperialismo norteamericano.

Obama es, no cien sino mil veces más hipócrita, taimado, parlanchín y vil, como que ha de resultar más criminal que George W. Bush, y ello sería la razón y motivo clave para que el centro de ideólogos y estrategas del imperialismo y su sistema de saqueo y opresión sobre países y pueblos tercermundistas, con sede en Estocolmo, se apresurara a otorgarle el Premio Nobel de la Paz que, de hecho, resulta equivalente a otorgárselo a Bush por sus reiterados genocidios de Irak y Afganistán, los que Obama viene desarrollando y aplicando, entre otros; y conociendo íntimamente de antemano su disposición a implementar tantas medidas guerreristas en el más corto tiempo posible, tenían que apresurarse a otorgar, a este negrito repugnante que es Barack Obama, cuanto antes, dicho Premio Nobel de la Paz, ya que no podían esperar pues sabían, como en efecto ha resultado, que en cuestión de estos dos ó tres meses transcurridos, ya estaría de lleno, como es fácil percibirlo y verlo, con la sangre derramada por sus acciones criminales (en la continuación de los genocidios diseñados y orquestados desde cuando Bush) un poco más arriba del cuello y entrándole por la boca y nariz por raudales, de la misma forma que se le conoce como compulsivo adicto al consumo masivo de estupefacientes para que, como consuelo para tal crápula, le sirviera de escudo protector y patente de corso para sus guerras de saqueo y agresión.

 

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