FRENTE A LOS ALEGATOS DEL CARDENAL DE LOS DÍAS 18 Y 24 DE ENERO

La Iglesia como el estamento privilegiado número uno, la perversa ignorancia del Cardenal y la ingenua ignorancia del pueblo dominicano

MATERIAL COMPLEMENTARIO: El periodista Oscar López Reyes

El Cardenal, del 18 de enero al 24 del mismo mes, hizo dos audaces como desdichadas e infelices pretendidas defensas de la condición de estamento parasitario y privilegiado número 1 de la Iglesia Católica con respecto al pueblo dominicano, así como defensa del marco legal de esa condición de estamento privilegiado número 1 de su Iglesia, que no es otro que el desafortunado Concordato de 1954, o sea, el tratado internacional entre el dictador Trujillo y el Vaticano, mediante el cual se consagraban los tantos e interminables privilegios particulares que la erigen definitivamente en institución privilegiada número 1.

Los objetivos de la defensa del Cardenal son pestilentes, y los argumentos que esgrime son variables y van de lo ridículo a lo infame pero con dos constantes, que no son otras que la carencia de asidero en lo real, así como el irrespeto absoluto por la verdad, que conllevan a cuestionar hasta sus luces intelectuales, corroborando la validez de las razones de los que sostenemos que la causa por la cual para ser cura, los aspirantes deben estudiar muchísimo, es no sólo porque su trabajo consistirá y consiste en darle a la mentira y a sus supersticiones y hechicerías sofisticadas carácter de sabias verdades, sino porque los curas son rotundamente brutos, lo que se confirma al escoger tan perverso camino de lucha contra la vida.

El lunes 18 de enero publica "El Siglo" que: "El Cardenal niega que el Estado privilegie a la Iglesia Católica".

En lo concerniente a este punto, el texto dice que el Cardenal "negó que el Estado esté privilegiando a la Iglesia Católica con la construcción de grandes obras" e "invitó -dice el texto de la letrina de marras- a la ciudadanía a que observe el presupuesto de 1999, donde también se consignan partidas para las obras de otros grupos religiosos no católicos"; de paso y antes de entrar en detalles de refutación y crítica directa a este material, consignemos que el cagatinta o plumífero de la letrina "El Siglo" manipuló lo dicho por la lengua insultante del príncipe de la transnacional católica, pues éste textualmente habló en sus palabras de: "invito a los detractores de la Iglesia a que observen el presupuesto del ’99…"

Más adelante, en el programa "Fe y Acontecer" del canal 41 (Televida) que el Estado le regalara y le instalara con todos los gastos cubiertos, como prueba muda e irrefutable de que la Iglesia Católica es efectivamente el estamento privilegiado número 1 del Estado, a costa de la sangre y el sudor de la gente del pueblo, en entrevista con el periodista confesional Miguel Franjul, el domingo 24 de enero, el Cardenal respondió a una pregunta de éste en torno al Concordato de la Iglesia con el gobierno de Trujillo, el cual carga a cuestas todavía el Estado Dominicano y que es aún usado como mecanismo desangrador tipo sanguijuela para nutrirse -la Iglesia Católica- del pueblo, de la sociedad y del mismo Estado Dominicano, lo siguiente: "Es la conocida ignorancia del dominicano lo que le impide comprender lo que es el Concordato. Se trata simplemente de un acuerdo internacional cualquiera entre el Vaticano y el Estado Dominicano, igual al que existe entre el Vaticano con otros muchos países" (Cardenal López Rodríguez, 24 de enero de 1999, Programa "Fe y Acontecer", Canal 41 - Tele-Vida).

La argumentación última del Cardenal refleja, no hay duda, un interno o íntimo estado de desasosiego que lo conturbó y no pudo manejar su agresividad característica para empezar resaltando lo que nadie puede ocultar ni desconocer, que posee una elevadísima dosis de menosprecio y, además, un acentuado carácter despectivo respecto a "los dominicanos", pero sobre todo su expresión, y de seguro sin proponérselo (pues por cura y vegano-mocano no es muy inteligente que digamos), es reflejo y confirmación de la gran culpabilidad y perversidad antinacional y antigente de la Iglesia Católica; pero la primera está saturada tanto de ironía y prepotencia como de esa sorprendente costumbre en todo prelado católico y cristiano en general, de mentir en forma ejemplarmente cínica y burlona. No cabe duda de que si el pueblo dominicano es hoy ignorante, después de cinco siglos de colonizado el país por los españoles cristianos, católicos, apostólicos y romanos, es por culpa de los explotadores y opresores, entre los que ocupa el lugar preponderante históricamente la Iglesia del Cardenal López Rodríguez, y que somos ignorantes pero no tan brutos como él para no darnos cuenta y refutarle su perfidia.

No son palabras al aire abusando su autor de la ingenuidad de los que lo ven como representante de una supuesta voluntad divina que, a su vez, se ampara en mitos, supercherías y falacias mágico-religiosas, pero en verdad y con la consistencia de lo real, en la omnipotencia de las clases explotadoras, de su Estado y del manejo indecoroso de las más extensas fortunas de dinero, repetimos, no son las palabras huecas las que podrán desvirtuar la condición de primer estamento privilegiado que ostenta en forma indiscutible y execrable la Iglesia Católica, por parte del Estado Dominicano, ni mucho menos disminuye el carácter del privilegio el hecho de que otras congregaciones religiosas, diferentes a la católica, reciban dividendos gratuitos y, por tanto, también execrables, de los fondos estatales, aun cuando ni remotamente pueda compararse el numerario de esos otros dividendos con el monto sustancial que percibe y ha percibido en todo momento de manera privilegiada y en particular desde 1934 la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, y ya con un formato legal a partir del Concordato de la Iglesia y el dictador Trujillo en 1954.

Pero, además, los privilegios recibidos por la Iglesia del Cardenal y la condición de primer estamento privilegiado de esa Iglesia Católica dentro del Estado Dominicano en forma de intrusa, no sólo ni única ni exclusivamente se refiere a que el Estado le construye con los dineros del pueblo y, por lo tanto, a costillas de éste, grandes y suntuosos edificios, iglesias, escuelas, seminarios, conventos y carreteras en tal o cual período de tiempo, cosas que son total y absolutamente tan ciertas como que la vida en la tierra depende del oxígeno, el agua y el sol, sin que medie ningún ser supremo, dios ni pendejada por el estilo.

No debe obviarse que esas construcciones se las hace y da el Estado a la Iglesia Católica en forma permanente y continua amparada, precisamente, en el Concordato.

La condición de estamento parasitario privilegiado número 1 de la Iglesia Católica respecto al Estado y la sociedad dominicanos se ha de establecer y esclarecer no discutiendo ni investigando datos sueltos, sino en base a lo que es en verdad el Concordato (1954), así como el Vicariato Castrense y el Patronato Nacional San Rafael. En este sentido hemos de responder al príncipe mocano-vegano de la Iglesia Católica que, conforme a la historia conocida y al dicho popular de que los llamados blancos en este país todos tienen el negro detrás de la oreja, no hay dudas que él es un cruce repetido de gallego con haitiano.

Pero además, lo de que el gobierno de Leonel Fernández ha hecho obras por casi 140 millones de pesos en apenas los 6 primeros meses del ’98, está comprendido en un informe, dicho y firmado por el mismo Director de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, Rafael Serulle (Véase letrina "El Siglo" de fecha 27 de octubre de 1998, Pág. 8).