En la actitud cómplice de los tres partidos sobresale y ocupa el sitial más destacado la del PRD

Ese programa de carnicería humana, como preámbulo a la consolidación de la ola de más miseria vía la privatización, acompañado de todo tipo de actos de prepotencia y de arrogancia, violando todos y cada uno de los derechos constitucionales y civiles de la ciudadanía dominicana, es notorio que es respaldado y auspiciado por el coro de los partidos Revolucionario Dominicano, Social Cristiano y del PLD, según acordaron entre ellos en el marco de su "diálogo" batuteado por el gobierno y la jerarquía católica.

Basta y sobra observar cada una y todas las manifestaciones verbales y evaluación favorable de estos grotescos acontecimientos por parte de los dirigentes del PLD, del PRSC y del PRD para darnos cuenta que hay un punto de vista común y, por tanto, una complicidad fruto de un acuerdo anterior de parte de esos tres partidos y que dichos acuerdos se llevaron a cabo, afirmamos nosotros, según pruebas irrefutables e informaciones precisas, en el seno del llamado "diálogo nacional", auspiciado por el gobierno con el bautismo y los auspicios de la alta jerarquía católica que encabeza el cardenal y Mayor General de las Fuerzas Armadas dominicanas, el cardenal López Rodríguez.

Tony Raful, esa gallareta con la lengua como un suape lleno de agua sucia, no se cansa de salpicar la decencia de la sociedad, de los oídos sensatos ni de las mentes lúcidas en repetir y vociferar que la tarea principal es acabar con la delincuencia, entiéndase que es llevar a cabo el plan de ejecuciones masivas y de exterminio previos que lleva a cabo ya la Policía Nacional y los cuerpos parapoliciales y paramilitares, así, como el constreñimiento y represión también parcialmente llevado a cabo de todas las libertades y derechos de la ciudadanía, incluyendo el pisoteo y desconocimiento de la Constitución y de todo el orden legal establecido.

Otro tanto hace ese monstruo que parece hecho de hojalata o de piedra, como un bizarro, y con una mentalidad de hierro oxidado que encabeza el Senado, ese monstruo llamado Ramón Alburquerque.

Otro tanto podemos comprobar en las expresiones del candidato troglodita ñeca de Gurabo, cuyo "triunfo" a lo interno del PRD es evidente que es otro de los resultados de una Convención amañada que se cocinó en el seno del "diálogo" entre el gobierno y la Iglesia con los tres partidos.

Hipólito Mejía se ha empeñado en cada vez que habla en apoyar, sospechosa y reveladoramente, los aspectos más repulsivos y condenables de este gobierno, visto desde los intereses del pueblo.

Ha dicho que apoya la campaña represiva que lleva a cabo Candelier.

Ha estimulado y llamado a proseguir con las ejecuciones sumarias, bajo el eufemismo de mano dura contra la delincuencia.

Ha dicho que mantendrá a Hamlet Hermann y el equipo de matones que dirige AMET. ¿Qué piensan frente a esto los choferes públicos, en su mayoría perredeístas?

Ha dicho que proseguirá con la política fiscal, o sea, de exprimir al pueblo a través de los impuestos fiscales, que es la del gobierno actual, la que celebra y embellece como modelo a seguir.

Ha dicho que preservará y ahondará en todos los aspectos oscurantistas y recalcitrantes que ahogan al país, como es el caso del Concordato y el Vicariato Castrense.

Y, en definitiva, ha proclamado la impunidad y el borrón y cuenta nueva como su plataforma gubernamental en caso de salir triunfante.

Es evidente que se trata de declaraciones formuladas dentro del contexto de un acuerdo en el marco del "diálogo nacional" entre la Iglesia Católica, el gobierno y esos tres desacreditados y pervertidos partidos, responsables de todo el desastre que padece la República Dominicana, que se desangra bajo la férula de las agencias financieras FMI, Banco Mundial y BID, entre otras.

Por otra parte, obsérvense las declaraciones y la postura de ese partido ante las grotescas y monstruosas violaciones que lleva a cabo el gobierno y sus instituciones de la Constitución, hasta de la Ley de Educación, donde se persigue a los estudiantes que proclaman no creer en religión, que asumen las posturas del materialismo histórico y dialéctico y que abogan por instruirse en las verdades comprobadas por la ciencia, como se puede corroborar en las persecuciones ideológicas y políticas que lleva a cabo la Dirección y el profesorado perredeísta, peledeísta y reformista del Liceo Juan Pablo Duarte contra los estudiantes que profesan el ateísmo y que se apegan estrictamente a las verdades de la ciencia, en donde a estos estudiantes se les niega, bajo diversos pretextos y falsos expedientes como es costumbre en la P.N., la inscripción para el nuevo año escolar, puesto que el profesorado se encuentra plagado de infiltrados alistados de las FF.AA. y la P.N., así como de agentes del DNI, empezando por su Director.

Estamos ante un hecho monstruoso que debe llevar a dar un paso al frente a los que se sienten identificados con la ciencia y la libertad por la que han luchado el país-pueblo dominicanos desde hace más de un siglo y, sin embargo, ¿qué declara Hatuey Decamps? y ¿qué declara ese otro personaje retardatario y odioso hasta a la buena costumbre y a la decencia que se llama Ivelisse Pratts Ramírez?

Señores, esta gente hace caso omiso al programa de privatización de la educación pública por parte del gobierno y quieren sustituir el problema, ocultarlo y obviarlo, diciendo que lo que se debe hacer es aplicar la Ley Orgánica de Educación, cuando de lo que se trata es de la eliminación de la libertad necesaria para que haya educación libre.

En realidad, la defensa del principio de que el Estado sea el responsable de la educación pública de todos los dominicanos hasta el nivel secundario no es una cuestión que pueda ser sustituida por una Ley Orgánica ni pisoteado por un advenedizo; lo de la exigencia de la educación pública como responsabilidad del Estado y del gobierno es una cuestión directa y propia de la Constitución, y no de una ley adjetiva, como sería la llamada Ley Orgánica de Educación.

La educación debe ser laica, libre, respetar la libertad ideológica y de creencia, apegada estrictamente a la ciencia, a los hechos comprobables y debe ser responsabilidad directa del Estado dominicano hasta el nivel del bachillerato. La educación debe ser libre de ataduras supersticiosas y religiosas, como de toda iglesia y de todo dios.

Esa es la conquista de la educación libre y democrática. No es otro su contenido. Sin embargo, Hatuey Decamps, cada vez que ha hablado, como se comprobó en el curso de su llamada campaña de pre-candidatura en el PRD obvió el asunto. Según tenemos pruebas en nuestras manos, grabadas y transcritas, yéndose por trivialidades y bazofias propias de su catadura en lo atinente a la cuestión de la educación pública.

Lo mismo que Ivelisse Pratts Ramírez, ese producto directo de las huestes trujillistas, cuya conciencia carga con toda la infamia, con la iniquidad y con toda la basura que hoy en día expresa y es simbolizada por la dirección máxima del PRD.

Ese mamotreto de intelectual de pacotilla llamado Hugo Tolentino Dipp, que hizo tanta demagogia para su propio provecho de la lucha universitaria por la reforma y la democratización de la enseñanza, ¿qué ha dicho? No ha dicho al respecto ni esta boca es mía en contra de la privatización de la enseñanza pública, así como tampoco ha dicho nada en contra del abandono por parte del gobierno de sus responsabilidades respecto a esta educación que ha sido, de hecho, entregada al sector privado, y que ahora ha recibido el tiro de gracia, violando la Constitución al dictaminarse en la Cámara de Diputados, donde Hugo Tolentino ocupa un curul, igual que la Ivelisse, la obligatoriedad de la lectura de un documento absurdo, anticientífico, obsoleto, bastardo y dañino, como es ese amasijo de infamias y canalladas que se llama la biblia.

No hay duda que la dirección del PRD es el máximo exponente de la podredumbre existente en este país y es quién carga con la máxima responsabilidad del Estado de estancamiento y con el estado de crisis moral que vive la población, dada su gran influencia en el seno de las masas.

El PRD ha sido una guarida de canallas, en su dirección, que ha servido sólo para engatusar y engañar, desviando las energías de un pueblo joven que lucha y se preocupa por su superación y por alcanzar los bienes más preciados del hombre, que son la libertad, el bienestar, el progreso y la independencia nacional.

Ese PRD pactó en el "diálogo nacional" en forma secreta el apoyo a la presencia de las tropas norteamericanas que en una virtual incursión invasora, dejan sentada ya la infraestructura para la instalación formal de bases militares tanto en Monte Plata como en Constanza y toda la zona fronteriza, lo mismo que en todo el Distrito Nacional.

Esa Cámara de Diputados tuvo el tupé, para no decir la condición propia de prostituta, de poner en punto urgente y aprobar una condolencia y un minuto de silencio por la muerte de un rufián heredero del clan de traficantes de whisky, contrabandista de esclavos y persecutores de los derechos humanos y practicante y negociante, reconocido por la historia a escala mundial, de la discriminación racial en Estados Unidos, como es la familia Kennedy.

Y sin embargo, ese amasijo de canallas, título inequívoco que queda así reafirmado, que es la fracción perredeísta en la Cámara de Diputados, igual que ésta en conjunto, no pudo presentar ni siquiera una moción de exigencia de esclarecimiento y de condena a la violación de la Constitución de la República en su Art. 3, donde se consagra como innegociable la soberanía nacional, que representa la presencia de las tropas norteamericanas, que ahora la prensa amarilla, en su rol de cómplice, anuncia que se aprestan a salir "gradualmente", pero todo como parte del plan de las bases militares.

Es evidente que la complicidad del PRD y de sus máximos dirigentes con toda esta sucieza y estos macabros planes antinacionales y antipopulares no se puede ocultar como no se puede ocultar el sol con un dedo.

Estamos pues ante la evidencia de que Hipólito Mejía ahora ofrece, como lo hizo, la impunidad y el borrón y cuenta nueva, cuando es un hecho comprobable que los funcionarios de este gobierno, encabezados por Leonel Fernández, han sembrado de robo, estafa, depredación y saqueo el país y el Estado dominicano.