Presidente del Senado, un Vice y Alvarez Bogaert en el epicentro corrupción senatorial

La corrupción hace presencia en forma pública nada más y nada menos que en el Senado de la República

Esto constituye un hecho sobresaliente que marca el grado de descomposición total en que se hunden los partidos del sistema, en particular el rumbo completamente de degeneración y pestilencia que ha tomado el Partido Revolucionario Dominicano, aun cuando encarna el sector mayoritario de la oposición conservadora al gobierno de Leonel Fernández

En torno a la aprobación en definitiva hecha por el Senado del contrato de arrendamiento y privatización de los aeropuertos salió a relucir que los componentes de la camarilla perredeísta de Alburquerque lo que en realidad buscaban era que los metieran en el globo y les dieran su parte de la corrupción globalizada

Con el conocimiento (estudio) para aprobación en la Cámara de Senadores y la consiguiente discusión del contrato de arrendamiento de los aeropuertos a una compañía privada, el cual había sido denunciado como una pieza que adolecía de graves fallas, entre ellas que hipotecaba la soberanía nacional y que prácticamente le regalaba a una compañía privada, propiedad personal de un sector periférico de funcionarios del gobierno, nada más y nada menos que la totalidad de los aeropuertos y puertos del país, sucedió que, después de modificarlo el Senado, ahora, en una segunda presentación del contrato, éste ha sido aprobado una vez que las modificaciones del Senado, al parecer insustanciales, fueron acogidas sin ningún problema por el Presidente de la República, es decir el Poder Ejecutivo; y devuelta la pieza en cuestión al Senado, concluyó éste por aprobarla de inmediato.

Y éste no ha sido el primer caso que pone en entredicho la entereza y la seriedad que deberían adornar a una institución tan respetable como debería ser la Cámara de Senadores. Se sabe y existen pruebas de que Fernando Alvarez Bogaert, ex-reformista, íntimo de Peña Gómez y actual senador por la facción perredeísta llamada Acuerdo de Santo Domingo, adquirió varios ingenios del CEA, lo cual se comprueba si se lee la lista de los adquirientes. Todos los que se le asignan a un señor M A (nombre y apellido, respectivamente), corresponden a Alvarez Bogaert. El Acuerdo de Santo Domingo tiene como lema uno que es el mismo que levanta Hipólito Mejía de "Gobernaré para el pueblo, sin olvidarme de lo mío (mis orígenes)", esto es, bajo la divisa de quiero ser el que reparta (administre) pues el que reparte y reparte toca la mejor y mayor parte", he aquí lo mío.

Otro tanto será el resultado si se efectúa una minuciosa investigación en torno al buscavida y aventurero al que Peña Gómez le entregó la candidatura por la Provincia de Nagua (María Trinidad Sánchez) y que es Vicepresidente de la Cámara de Senadores, Jesús Vásquez Martínez.

La cosa ha tenido tal envergadura que hasta la otra Vicepresidente del Senado, la señora Bournigal, representante de Puerto Plata y disidente del Partido Reformista, ha protestado y ha dicho que llevará el caso ante la Suprema Corte de Justicia.

La corrupción es evidente que ha hecho blanco y cuerpo presente en el Senado de la República, y particularmente se habla de que en ese hemiciclo han circulado cerca de 100 millones en la función de soborno sólo en lo que compete al contrato de privatización de los aeropuertos.

El Presidente del Senado, el señor Ramón Alburquerque, parece que es de los principales tocados por ese acto de corrupción descomunal, y se habla de que a él, particularmente, le han tocado unos 40 millones de pesos; y no es de extrañar que sea desde ciertas esferas aledañas al Partido Revolucionario Dominicano de donde ha surgido esa información que, incluso, fue formalmente emitida a través de un programa matutino en donde participa un destacado ex-funcionario del gobierno de Salvador Jorge Blanco.

Todo esto ni nos sorprende ni nos extraña de resultar cierto. Ramón Alburquerque es un verdadero mercenario que ha usurpado la Presidencia del Senado de la República gracias a la descomposición reinante en el PRD, y en especial a la falta de escrúpulos del fenecido líder de esa organización, José Francisco Peña Gómez, que se inclinaba siempre por lo peor y por lo que estuviese más cerca del fondo pestilente de los pantanos de la podredumbre. Así era el genuino líder perredeísta.

No es el primer caso en que el señor Ramón Alburquerque se encuentra inmiscuido ni tampoco será el último. A este bizarro troglodita se le verá envuelto en tantas cosas nauseabundas como él tenga oportunidad de que le toque algún beneficio pecuniario.

Ya exhibió la carencia de todo tipo de sentimientos nacionales y a favor de la República Dominicana, ante la presencia de los 5 mil soldados norteamericanos que de manera agresora pisotearon la soberanía nacional con su absoluta complicidad e incluso con su protagonismo de primer orden, saliendo a justificarlo y a usarlo en su favor a título de chantaje. Amordazó como una recua de burros, cosa que no rebuznaran, a los senadores, y ahora dizque se ventila en el Congreso solidaridad con Puerto Rico por lo de los yanquis en Vieques.

Es evidente que Ramón Alburquerque, en estos momentos, se encuentra en la ruta de los vendidos circunstanciales a los sectores gubernamentales y esto lo lleva a cabo después de escenificar aquellos actos donde pretendía aparecer envuelto en la bandera de la Constitución de la República y representando dignamente la institucionalidad democrática.

Sin embargo, Ramón Alburquerque es una persona inescrupulosa, carente de todo tipo de formación, lleno de vicios y al que todo el que lo conoce de cerca le atribuye las peores y más bajas cualidades, no sólo como ser humano sino como dirigente político.

Ramón Alburquerque, encabezando un extenso clan dentro de los senadores, ha demandado que los contratos de privatización de las empresas estatales pasen por el Senado, no con el objetivo de garantizar que por lo menos esas medidas nocivas para el desarrollo del país, para la estabilidad del pueblo y el bienestar de las masas, o sea, pretendiendo evitar que se despoje abusivamente al Estado de lo que tanto le ha costado y que si ha de efectuarse que se haga dentro de las condiciones menos dañinas para el pueblo, sino que Alburquerque lo que ha buscado es tener la oportunidad de participar de lo que circule en los sobornos y chantajes, y diligenciar que le toque su buena tajada de este verdadero vendaval de corrupción, pues según confiesa a sus íntimos cuando está borracho como una cuba, que "con esos cuartos es que llegaré a ser Presidente del país". Claro, si es que el romo o el Sida no lo acaban primero.

Este carnaval de corrupción ha envuelto totalmente al PRD, cuyos sectores más importantes se encuentran en estos momentos en el mercado y en venta al mejor postor.

No es de extrañar que dentro de la misma tónica perfile su campaña el mismo candidato presidencial Hipólito Mejía, quien, práctica y formalmente, ha ofertado al gobierno borrón y cuenta nueva, para garantizarle desde al Presidente y al Vice, así como a todos los funcionarios gubernamentales, la impunidad, en caso de salir ganador en esta próxima contienda electoral.

La situación, real y efectivamente, se torna cada vez más insoportable para el país y el pueblo, puesto que los órganos legislativos, que serían los llamados a servir de freno a los pasos desenfrenados de corrupción imperante en el gobierno, han sido tocados en el corazón y en el alma, encontrándose dichos organismos legislativos entregados y vendidos al gobierno de Leonel Fernández, y por ende, corrompidos hasta el tuétano.

Las masas populares, en estos momentos, se encuentran desengañadas y frustradas frente a los partidos políticos del sistema y es de esperar que, si las cosas siguen como van, en las próximas elecciones resulte una inmensa mayoría de votos nulos o de la abstención electoral.

En este sentido, nuestro Partido hace un urgente llamado a los sectores democráticos para que no se comprometan con el Partido Revolucionario Dominicano y su candidato, pues es evidente que este partido está caminando por un sendero sembrado de vergüenza y de hechos oprobiosos.

No sólo la corrupción en cuanto a sacar beneficios y vender decisiones congresionales, sino que es un partido que está en franca componenda y abierto maridaje con los planes para destruir la República Dominicana y llevar a cabo la fusión con Haití.

Es notorio cómo el PRD no ha fijado una posición clara y vertical contra la exigencia de que se le entregue la nacionalidad a 300,000 hijos de haitianos ilegalmente en el país. Sino que, práctica y objetivamente, el PRD ha secundado y respaldado la demanda de la nacionalidad dominicana para todos los haitianos, como un homenaje a su líder haitiano José Francisco Peña Gómez.

Si las masas se muestran indiferentes frente a esta situación bochornosa es de esperar que en las próximas elecciones y a consecuencia de eso en el país resulte lo peor.

Hay que evitar que la población dominicana se convierta en un amasijo de canallas, y hay que desplegar la más intensa campaña para mantener en alto el espíritu de la lucha y de la dignidad, así como también el apego a los intereses nacionales y a favor de las conquistas democráticas.