Jueces Suprema actúan conforme papel defensores intereses Estado explotadores y opresores

 

La Suprema Corte de Justicia, en representación del llamado Poder Judicial, ha respondido a las intenciones, un tanto desorbitadas, de los grupos senatoriales y de diputados que buscaban convocar una Asamblea Nacional que revisara la actual Constitución, declarando inconstitucional el mamotreto legislativo de convocatoria a la Asamblea de marras.

Podrán verse los alegatos jurídicos de ambas partes según los intereses particulares en juego, pero eso es entretenerse en jugar con tierra y un palito.

Lo que en realidad hay que destacar es que la Suprema Corte de Justicia, en este caso, actuó como el máximo organismo judicial instituido para la ejecución del Derecho de la burguesía y los terratenientes, así como de los círculos conservadores como un todo, frente a los demás grupos de la sociedad y de la nación; siendo a su vez ese Derecho la voluntad e intereses económicos y sociales del conglomerado detallado anteriormente, queda en claro que ha quedado evidenciado que, en efecto, un organismo como la Suprema Corte de Justicia no se engaña ni se extravía cuando se trata de jugar su papel en un Estado que es el órgano de los intereses de esos distintos grupos de explotadores y opresores, y que dentro de su función entra la custodia y el velar frente a cualquier tipo de aventura de carácter legislativo o político que haga peligrar ese Estado o que ponga en entredicho el Poder de él para que sea posible ejercer la gobernabilidad sobre la población.

Lo de los senadores, respaldado por los diputados, era y es una aventura.

Sólo elementos desaprensivos y lúmpenes o desclasados de todo tipo podían llegar a pensar que a un pollero cuasianalfabeto de Moca, llamado Andrés Bautista, o un desidentificado social y ex guardia del Ejército de Trujillo, como González Espinosa, o una atrevida mujercita, salida de los ghettos de San Pedro de Macorís, llamada Rafaela Alburquerque, donde organizaba concursos de tangas entre las pobladoras de "La Arena", localidad muy singular de la Sultana del Este, les sería permitido así como así, dar riendas sueltas a sus instintos y apetencias, más allá del límite que las clases dominantes y el imperialismo les habían fijado.

A ellos se les permite amasar cuantiosos dineros en forma indebida, o sea, en forma poco honorable, como fue el caso de Darío Gómez, que sólo por diligenciar la aprobación del Acueducto de la Línea Noroeste, un emporio brasileño le dio 20 millones de pesos, pero de ahí a permitirle llegar a disponer de los destinos del Estado Dominicano, hay un trecho tan distante como del sol a la tierra. Y ojalá recuerde esta lección Darío Gómez, cuando llegue a la última instancia del infierno.