Cinco razones jurídicas, además de los crímenes, robos y asesinatos por las que Balaguer fue contrapuesto al país, al pueblo, a la democracia y a la decencia

 

Otra infamia de la cantidad infinita de las tantas que pululan asfixiando con el peso de su cruda realidad la atmósfera de la sociedad dominicana, es que la Constitución, que supuestamente es el acuerdo común del conjunto de todos los sectores de la sociedad, o sea, la regla de juego común a todos, ha sido convertida en un sucio papel higiénico, precisamente por obra y gracia del padre de esta vil e infame práctica, que no es otro que el déspota, tiránico, recién muerto, Joaquín Balaguer. Esto, además de su papel decisivo en el enseñoreamiento, en todo el escenario social y nacional, del robo, el crimen, los asesinatos y la corrupción más el oscurantismo del Concordato y la Iglesia Católica.

Fue en su infame labor, en su práctica antisocial, antipopular, antinacional e inmoral, personal y a nivel social, de pies a cabeza y por los cuatro costados, que creó los mecanismos despóticos y tiránicos mediante los cuales se violenta e invalida el régimen constitucional hoy en día.

Eso fue creado poco a poco, en la práctica cotidiana y mediante inescrupulosas directrices emanadas del mismo tiránico y despótico Joaquín Balaguer.

Primero: la Constitución es un pedazo de papel, según expresión del déspota.

Segundo, por encima de la Constitución hacer que el Congreso apruebe leyes que atenten contra los mismos postulados que hay en la Constitución.

Por ejemplo, la Constitución, en su Artículo 8, proclama la libertad de creencias y la libertad de culto, y se propició, en cambio, como una ley aprobada por ambas Cámaras y promulgada inescrupulosamente por Leonel Fernández, «la lectura obligada de la Biblia cristiana en las escuelas públicas», lo que de por sí atenta tanto contra la libertad de culto como de creencia e incluso de enseñanza.

Tercero, promovió y estableció la salvaje práctica inconstitucional de que las diferentes áreas del Estado, en lo administrativo, judicial, policial, militar, agrícola, industrial, tránsito, etc. cada quien tuviese reglamentos particulares contrapuestos a la Constitución, como tal es el caso de AMET y Candelier, o bien, de las llamadas redadas policiales, que contravienen la libertad de tránsito, porque a un carajete jefe policial, semi-analfabeto e iletrado, se le ocurra disponer en cualquier momento establecer los llamados registros, y se apoya ufanamente en la Ley Policial que, según él, está por encima de la Constitución, puesto que él argumenta que tiene ante todo que cumplir órdenes.

Cuarto, Balaguer sentó el precedente de los decretos presidenciales, contrapuestos en cuerpo y alma al espíritu y la letra de la Constitución, y lo hizo sin que exista un Estado de sitio que justifique esos decretos, con lo cual echa al zafacón toda la Constitución.

Quinto, el tirano muerto fue quien promovió la disposición de actuar en base a órdenes secretas, inconstitucionales, como es el caso de los cuerpos parapoliciales, de los asesinatos y las torturas policiales, de las desapariciones y las ejecuciones sumarias, sin que en el país exista por ley la pena de muerte. Y esto así de nocivo no empezó con Candelier, como se puede creer, sino que empezó con el primer gobierno del tirano muerto, y fue imitado consecutivamente por los gobiernos del PRD, así como por el nefasto gobierno del PLD.

Y de ahí esta pregunta: ¿Es a esa pestilente e inmoral práctica que la prensa y los politiqueros llaman democracia hija del despótico Balaguer?

 

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