Siguen las violaciones sexuales a menores por los curas con justificación y apoyo curia vaticana y del mismo Papa

 

En una emisión radial habíamos dado la información en torno a que en Chile un sacerdote había sido formalmente acusado de violación a más de una docena de niñas de 8 y 10 años de edad. Pero en dicha información omitimos mayores detalles.

Se trata del sacerdote católico José Aguirre Ovalle, también conocido como el padre Tato, que aunque ahora comenzó siendo acusado de 7 casos, anteriormente, hace cosa de tres años, había sido acusado de violar a dos menores. Este cura no acostumbra violar a varoncitos, esto es, a niños, sino a niñas. Se trata de un empedernido pedófilo hacia niñas.

Todo empezó cuando la madre de dos niños formuló la denuncia de que el padre Tato se las había violado sexualmente. Se trata de un patrón aberrado de conducta sexual desenfrenada igual al caso que aquí aconteciera en Santiago de los Caballeros, donde la Fiscalía, inescrupulosamente, se hizo cómplice y encubridora del hecho, so pretexto de que no hubo una penetración de fondo.

Además, la postura de apoyar a sus bandas de depravados sexuales de parte del Papa Wojtyla salió de nuevo a flote, igual que el caso del obispo argentino, que también denunciamos.

Aquí, en el caso chileno del cura pedófilo Tato, el Arzobispado de Santiago de Chile, no el de República Dominicana que acostumbra tapar las acciones vandálicas y depravadas de sus lujuriosos ensotanados, en su nombre habló el cardenal Javier Errazuriz, quien condenó el hecho, pero de por medio levantó la condición divina del cura violador y argumentó, igual que el argentino, que "sólo dios puede juzgarlo", es decir, que los hombres y las leyes terrenales no le caben a su divino cura.

 

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