CON MONUMENTO HECHO EN CONSTANZA A LOS ESBIRROS DEL DICTADOR

 

Cada día que pasa se pone más y más en claro que el teniente general Soto Jiménez, José Miguel (llamado así en honor a la memoria de sus dos abuelos), no representa en las Fuerzas Armadas corriente democrática alguna, ni mucho menos crea un ambiente de transformación de su naturaleza reaccionaria anti-popular y anti-dominicana, es decir antinacional, y de instrumento servil ante los designios imperialistas norteamericanos, así como ante los círculos dominantes internos más recalcitrantes, retardatarios, reaccionarios, antidemocráticos y oscurantistas que pululan en las cavernas de la sociedad dominicana.

No sólo está el hecho del infamante monumento a los asesinos uniformados, delatores y espías de la dictadura criminal de Rafael Leonidas Trujillo Molina, erigido bajo la dirección y por iniciativa de ese mismo teniente general José Miguel Soto Jiménez, sino que éste mismo es el propiciante y agente del Pentágono, que diligenció la presencia de las tropas norteamericanas que actualmente, bajo pretexto de carácter filantrópico, invaden la República Dominicana, pisoteando flagrantemente la soberanía nacional.

Dicho monumento es una viva y permanente ofensa a las ansias de libertad y democracia del pueblo dominicano. Y viene a reafirmar que las Fuerzas Armadas, su Estado Mayor y gran parte de sus mandos están atados por fuertes vínculos de sangre y compromisos históricos oscuros con las raíces y prácticas opuestas a los intereses democráticos y a la dignidad del pueblo y el país dominicanos. El hecho de que esa afrenta, que debería avergonzar a las Fuerzas Armadas dominicanas, se haya erigido en Constanza, ocupada precisamente militarmente ahora por tropas imperialistas norteamericanas, cuyos miembros asistieron gozosamente la inauguración del mismo monumento, dan un mentís rotundo a que existiera inclinación nacionalista alguna o patriótica en el tirano dictador Trujillo y sus secuaces, horda de criminales insaciables y de hienas de dos patas.

Este hecho de la inauguración del infame monumento a los asesinos uniformados del dictador así a como los calieses y chivatos que son un montón de crápulas y canallas, verdaderos desechos humanos de la sociedad, hay que sumarlo al del ridículo caballo alado con Rafael Hipólito Mejía encima, de la Fuerza Aérea Dominicana, a la música vulgar recordando al tirano para culminar este proceso canceroso del neotrujillismo, como aberración propia a los amasijos de lúmpenes, parasitarios integrantes de los puntos muertos de la actividad productiva de la sociedad; y ese trujillismo con el monumento ese de Constanza, no es patrimonio de la Fuerza Aérea Dominicana, como se ha querido decir, donde ciertamente el trujillismo es algo no sólo que da náuseas sino que es una peste que, como hemos dicho, corrompe y degrada todos los estamentos dirigenciales de las Fuerzas Armadas dominicanas.

 

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