La votó el flamante Secretario de Agricultura 1/2 reformista 1/4 pálido y otro 1/4 pepegato-perrodé

El último invento de ciertos neoliberales del patio: Controlar la producción de pollos para que no haya crisis ni anarquía en el mercado

 

No debe nadie creer que el desorden y la actuación gubernamentales bajo la divisa del chivo sin ley va a desaparecer ni a amortiguar bajo la presente gestión de Leonel Fernández-Pálido, más bien gerencial al servicio de los peores intereses anti-nacionales y anti-populares.

Entre todo lo que ha dicho y lo poco que ha hecho en este primer mes de su instalación formal en el Palacio el gobierno, para darnos cuenta de que el fin de la actual gestión gerencial neoliberal Leonel Fernández-Pálido será el del pleito del mono con el pueblo, esto es, a rabazos limpios, basta y sobra prestar la debida atención a las flamantes palabras públicas del incumbente de Agricultura, Amílcar Romero, con lo que podremos ver la validez de lo que estamos afirmando. Y eso sin aventurarnos a fijar nuestra atención ni en lo que está haciendo, en lo que ya ha hecho ni en lo que en realidad tiene programado hacer, todo lo que se puede resumir en las pocas palabras siguientes: Amílcar Romero va a tratar, igual que los del gobierno de Rafael Hipólito Mejía, de repetir punto por punto el desastre que imperó en el área agropecuaria desde el tráfico de influencias, prevariación o enriquecimiento de él y su grupo económico-político, que no es otro que el pepegato-perrodé-Najri-Hatuey-PPD-Leonel-rábano, esto es, colora’o-mora’o por fuera y blanco por dentro. Y ya lo está llevando a cabo inescrupulosamente, como está patente en el área de la producción y comercialización de pollos.

Resulta que al empezar el primer fin de semana del mes de septiembre, Amílcar Romero dijo que su Secretaría o Ministerio de Agricultura del gobierno archi-neoliberal a lo chilongo, que es un ejemplar que exhibe todas las inconductas de los viralatas y ninguna o muy pocas de las raras virtudes del pura raza empleado para su obtención, que va "a establecer controles para evitar que haya una super-producción de pollos y huevos que provoquen la anarquía en el mercado interno".

Hasta donde sabemos, se ha dicho, se ha proclamado y se ha establecido con rango de ley económico-financiera que éste, el del país, se trata de un régimen capitalista de libre mercado donde el papel del Estado es simple y llanamente el de arbitrar a los empresarios en su carnaval de búsqueda de ganancias, sujetos a la ley todopoderosa, omnisapiente y omnipresente del mercado, sus leyes y su dios que es don dinero.

Lo que en realidad hay de fondo en esas barrabasadas tan propias a un chilongo morao-rábano PPD-L, como lo es Amílcar Romero, es que éste, que es pepegato-perrodé-Najri-Hatuey y aliado-socio comercial, entre otras cosas, en la producción avícola del asaltante de banco (Baninter) Eligio Jáquez, pretende repetir la triste y dolorosa historia de la prohibición de la siembra de arroz que conllevó al patético episodio de nuestra tragedia de la quema gubernamental de los arrozales.

En aquella ocasión se quemaron las siembras de arroz para dar salida, a precio preferencial, al arroz contrabandeado en el que estaban involucrados funcionarios palaciegos gubernamentales, así como miembros y allegados de la sagrada familia del capo del hampa palaciega, Rafael Hipólito Mejía.

Ahora, habiendo el gerente palaciego Leonel Fernández, el auto-proclamado maquinista de la locomotora que arrastra el tren de los capitalistas, dado su respaldo al indefendible Tratado de Libre Comercio (TLC) del gobierno de Rafael Hipólito Mejía con Centroamérica y dictado por los Estados Unidos, resulta más que un disparate lo de Amílcar Romero del control de la producción de pollos para que no haya una anarquía en el mercado. Ahora Amílcar Romero se proclama señor todopoderoso capaz hasta de controlar las leyes económicas inevitables del régimen capitalista, lo que sólo sirve para delatar que sus intenciones son usar el Poder del Estado para adueñarse de la producción y comercialización de los pollos y los huevos.

 

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