Rafael Hipólito Mejía escupió para arriba con lo de los problemas sicológicos que padece Leonel Fernández

 

Rafael Hipólito Mejía dio en el clavo cuando afirmó lo de los problemas de índole sicológico que padece Leonel Fernández, líder del PLD. No cabe duda de que, al entrar en ese terreno, muy bien podría estar Rafael Hipólito Mejía escupiendo para arriba.

Pero por lo menos nos hizo pensar en la interrogante de: ¿dónde termina lo que atañe a la sicología y dónde comienza lo que concierne a la siquiatría?, o bien, en otros términos, ¿qué problemas quedan en el campo de la sicología y cuáles otros caen en el de la siquiatría? El asunto puede ser materia de estudios bien extensos y profundos que prácticamente están vedados para ser abordados con toda su profundidad en este breve espacio que debe ser dedicado a la orientación de las masas populares desde el punto de vista científico del marxismo-leninismo. Y claro, no olvidamos que la ilustración de tales asuntos no escapa a la tarea de educación popular.

El caso es que, así como es evidente a todas luces que Leonel Fernández sufre o padece de la alineación que es común a todo político pequeño burgués, vendido en cuerpo y alma a los monopolios y a los intereses antinacionales y antipopulares de los explotadores capitalistas y reaccionarios, no es menos cierto que Rafael Hipólito Mejía, además de padecer de los males propios a la alineación, en su caso, éstos revisten aspectos que, a nuestro entender, traspasan el terreno de lo sicológico para pisar en firme dentro del campo de lo siquiátrico.

La timidez, la soledad interior que refleja Leonel Fernández, así como todos los matices de fobias que exhiben sus actuaciones son de índole sicológico.

Pero los arranques de violencia verbal, de indolencia y goce sadomasoquista ante los abusos de que es objeto el pueblo que Rafael Hipólito Mejía mismo ha estafado con su engaño, su apoyo sistemático a los intereses del sistema en contra de los obreros, de los campesinos; su despiadado apoyo a FENOSA o el uso inescrupuloso, en forma ansiosa y ambiciosa, de los más de 20 millones de dólares que Ramón Báez Figueroa le ha puesto malignamente a su disposición en la tarjeta de crédito que posee Pepe Goico, la forma en que Rafael Hipólito Mejía arquea, lleno de odio y resentimiento, las cejas, tuerce la boca, achica los ojos, para lidiar con quienes de él difieren, no son síntomas de problemas atinentes a la sicología, sino más bien a la siquiatría.

De fuente muy segura sabemos tanto que Leonel Fernández ha visitado sicólogo, como que Rafael Hipólito Mejía ha estado bajo atención siquiátrica.

Y es aquí donde un chusco nos soltó la ocurrencia que puede encerrar más sabiduría de la cuenta.

Los problemas sicológicos se operan sobre todo en personas con inquietudes, de cierto nivel cultural y sensibles, con un coeficiente intelectual aunque sea un poquito más allá del montón. Pero de la misma condición objetiva, un hombre bruto saca la indiferencia o la agresividad desordenada del loco.

Así, los problemas de orden siquiátrico, aunque se pueden presentar y se presentan en aquellos, son más característicos de gente con un pobre amueblamiento cerebral, impetuoso, instintivo, en gente dada a los exabruptos, donde el arquetipo sicótico se entremezcla casi siempre con lo esquizoide.

No cabe duda que el calificativo de Rafael Hipólito Mejía a Leonel Fernández fue respecto a una acción fríamente calculada, pero lo que no entró en su cálculo fue que con ello, él, Rafael Hipólito Mejía, estaba diferenciando el sujeto sicológico del propiamente siquiátrico. De esto estamos tan seguros como de que el sol sale todas las mañanas.

 

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