RAFAEL HIPOLITO MEJIA

Achaca su responsabilidad del desastre social a los médicos del Instituto Dominicano de Seguro Social

 

Al inicio de la segunda semana del mes en curso Rafael Hipólito Mejía, acorde con su naturaleza cerril, se refirió a la demanda de los médicos del Instituto Dominicano de Seguro Social y de todo el país, calificando su movimiento de reclamos de tener carácter politiquero, a la vez que, de manera alevosamente bonapartista, aunque estamos seguros de que por su mentalidad reaccionaria, montaraz, ni por asomo, tiene la idea de lo que es tal cosa, dijo además, que su gobierno les ha facilitado y que los hospitales tienen, todo lo que les asigna la mal llamada Ley de Seguridad Social.

En efecto, con esas atropellantes expresiones Rafael Hipólito Mejía viene a corroborar que la truculenta acusación de carácter denigrante y baja, hecha por el inepto y mendaz secretario de Salud Pública, Rodríguez Soldevilla, de que la crisis de los hospitales era resultado de que los médicos y empleados se “hartaban” la comida de los hospitales, fue elaborada y parida por la palurda mentalidad de su excelencia Rafael Hipólito Mejía.

Sin embargo, lo más importante del amasijo atropellante de expresiones hipolicianas es que con ellas, quiso decir, sin tener valor para hacerlo, que en verdad, la mal llamada Ley de Seguridad Social no busca ni tiene por finalidad resolver los problemas de asistencia médica ni de salud y medicamentos a la población enferma, sino que la finalidad es la privatización total de los hospitales públicos y convertir las enfermedades de la población en el más suculento y productivo negocio para los monopolios extranjeros y la banca en particular, sin importar para nada si la población tendrá acceso a la atención médica hospitalaria y a medicamentos cuando enfermen y tengan necesidad de recobrar la salud.

El arrogante Rafael Hipólito Mejía usó, en estricto sentido de su condición de sirviente de los explotadores, la mal llamada Ley de Seguridad Social, que más correctamente debe ser llamada genocida y malthusiana ley de privatización y comercialización de las enfermedades de la población, como hemos dicho, sólo pone de realce que el reaccionarismo recalcitrante de Rafael Hipólito Mejía hace uso del bonapartismo más vulgar, aún cuando su supina ignorancia y pocas luces mentales no le permiten tener acceso a la comprensión de ese concepto.

Y esto es así ya que, consciente de su perversa maldad anti-popular, Rafael Hipólito Mejía se refugia en la ley de marras, pero da de lado a la Constitución, que es la ley de leyes para toda la sociedad y la nación entera, que consigna, con fuerza de obligatoriedad y de ley, que el Estado, a través del gobierno de turno, está obligado a ofrecer atención médica y hospitalaria para obtener la salud a todos los ciudadanos.

De ahí que, lo único repulsivamente politiquero que hay en el asunto de los reclamos médicos que recorren todo el país, es la conducta reiteradamente desaprensiva del señor Rafael Hipólito Mejía que ostenta el cargo de Presidente sin estar calificado para ello, ya que su condición de ente de las cavernas reaccionarias le impide tener una interpretación de conjunto de los problemas, puesto que Rafael Hipólito Mejía no alcanza a sobrepasar los límites mismos de la individualidad egoísta de cuando el hombre era, apenas, un ente gregario y se desenvolvía en su fase de homo erectus, previa y anterior a la de ente pensante u homo sapiens.

 

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