Hay muchas cosas sucias en el caso del pago por revisión furgones con rayos X

 

El caso del conflicto de la revisión por medio de Rayos X de los furgones de exportación, esto es, de los que debían transportar mercancías y productos exportables al exterior desde la República Dominicana, no es sólo que los exportadores no quieren pagar los 98 dólares por revisión, ni los 20 dólares, como se ha hecho creer a la opinión pública por parte de la corrupta prensa amarilla del país.

Esa parte sería poca cosa. Lo que realmente importa al país es que Rafael Hipólito Mejía y Sonia Guzmán de Hernández, quien se sindica como la causante inmediata de la depresión que habría arrastrado a su reaccionario padre al suicidio ante la afrenta y el acorralamiento político-moral o tal vez más exactamente su primario individualismo terrateniente-cibaeño y agallega’o, igual que Rafael Hipólito Mejía, decidieron quedarse con el negocio ese de la revisión por Rayos X de los furgones de exportación, lo que si la revisión es a 100 dólares reportaría 154 millones de dólares al año, correspondiéndole al Estado un porcentaje insignificante, en tanto los dueños de la compañía se quedarían con 150 millones de dólares al año. Si se calcula a 20 dólares por furgón, conforme a las estadísticas, el monto asciende a 30 millones de dólares aproximadamente lo que obtendrían las compañías dueñas del procedimiento.

Fueron estos 154 millones de dólares anuales, o los 30 millones anuales de dólares, según fuera 100 ó 20 dólares el costo de la revisión, lo que habría hecho desbordar la ambición de Rafael Hipólito Mejía y su socia, Sonia Guzmán de Hernández.

Aunque a fines del 2001 le pasaron a la Secretaría de las Fuerzas Armadas responsabilizarse de otorgar la concesión de los derechos al negocio, y en efecto, la Secretaría de las FF.AA. le entregó esa concesión al ex calié de Trujillo y hasta el día de su muerte agente de los servicios secretos del Estado, Salomón Sanz, tahúr que encubría sus actividades bajo el disfraz de comerciante y, como es natural, en las carreras de caballos.

Al morir éste, sus sucesores se la venden a una compañía radicada en Panamá de nombre “Internacional Container Security Sistem” (ICSS), de la que, a su vez, formaba parte la sucesión del ex general de horca y cuchillo de la dictadura yanqui-balaguerista Beauchamps Javier, esto es, su viuda Belinda Galván de Beauchamps y su hijo Jean Beauchamps. Se recordará que éstos están emparentados con Noriega, ex general panameño secuestrado y encarcelado por los Estados Unidos en ese país.

Así, Rafael Hipólito Mejía emitió un decreto otorgándole la concesión a la compañía “Internacional Container Security Sistem” (ICSS) en marzo del 2002. Pero en noviembre del mismo 2002 emite otro decreto otorgándole la misma concesión a la viuda y al hijo de Beauchamps Javier, que para tal fin y en contubernio con el gobierno de Rafael Hipólito Mejía formaron otra compañía.

La cosa se le ha complicado a Rafael Hipólito Mejía junto a Sonia Guzmán en forma verdaderamente grave, ya que la compañía con sede en Panamá depositó una querella en un tribunal de Miami que contiene una demanda de 80 millones contra los sucesores de Beauchamps por prácticas desleales en el comercio, así como por fraude y estafa, de todo lo que es cómplice el Estado dominicano.

La demanda fue declarada buena y válida por el tribunal norteamericano y hay hasta una condena actualmente, según informes, por casi 1,000 millones de dólares contra el gobierno de Rafael Hipólito Mejía por este mismo caso.

Así que la suspensión hecha por éste, apresuradamente, respecto a la revisión con Rayos X y el cobro de los 20 dólares por furgón, poco o nada tienen que ver con el reclamo de los exportadores dominicanos de no pagar el abusivo impuesto; lo que está de por medio es la condena que se ha ganado por un tribunal de Miami el gobierno dominicano porque a Rafael Hipólito Mejía, según parece, cuando ve muchos cuartos de por medio se le desborda el poco equilibrio emocional y no sabe ni lo que hace. Esto tiene una gran similitud con lo de Baninter. Y es un problema muy grave y demasiado serio.

 

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