Recua de oportunistas se desnudan en acto asqueante y nauseabundo

Se arrastran ante el centro del espionaje imperialista yanqui que es la AID

 

Afianzando el convencimiento de que los oportunistas y realengos rastreros que conforman la fauna de la llamada izquierda dominicana, con su condición de mendigos políticos que ni han intentado siquiera emprender un camino político independiente, ya que para ellos esta actividad, según entienden y corroboran los hechos de los últimos 44 años de historia nacional, es patrimonio exclusivo de la burguesía, lo que a su vez los ha reducido -esto es, a esos falsos izquierdistas y reales realengos oportunistas y buscavida trepadores- a ser la representación viva y concreta de lo que es en política tener un alma rastrera, dichos especímenes oportunistas acaban de darle al país y ante los ojos del pueblo y las masas que componen éste, el más repugnante ejemplo que, al conocerse, provoca irremediablemente un agudo sentimiento de repulsión, asco y náuseas, cuando el sábado 26 de febrero concurrieron los nombrados Ramón Almánzar, Manuel Salazar e Iván Rodríguez, que se auto-titulan líderes de la gestión por la denominada Unión Popular, el recalcitrante renegado revisionista Negro Veras y la nombrada Vicenta Vélez, que fuera mujer en Cuba de Caamaño y que luego se casara con el reconocido agente reaccionario criollo y sirviente yanqui Quique Acevedo, de quien enviudara, así como junto con Elena Brineman, que es la jefa de la agencia norteamericana encargada oficialmente del espionaje y acción política del imperialismo norteamericano y de su Embajada en el país, que es la Agencia Internacional de Desarrollo (AID) y su incumbente, esta nombrada Elena Brineman es la Directora Ejecutiva de dicho organismo.

Este repulsivo y degradante como nauseabundo espectáculo, único en su especie por el grado de envilecimiento que delata de los oportunistas mencionados y, por lo tanto, digno representante de que los oportunistas no son más que agentes quinta-columnas y caballos de troya infiltrados en el seno del movimiento revolucionario y popular, para desde ahí actuar como gendarmes infiltrados que ya sabotean, ya delatan, ya tratan de usurpar la dirección, ya montan provocaciones para hacer abortar el movimiento de las masas si no pueden usurparlo, ya le imponen sus mezquindades, sus vicios, sus aberraciones, ya castran el movimiento, ya lo envilecen, ya lo inutilizan y al menor contratiempo y ante cualquier tropiezo empiezan a sembrar traiciones, y siempre buscando anular el papel del pueblo y sus masas, corrompiéndolas con componendas como ésta del Club San Carlos que, haciendo que las masas vean a sus enemigos irreconciliables como sus amigos, sólo resta que las masas sean utilizadas como tontos útiles y burros de carga de la reacción y de esos oportunistas, y una vez utilizadas, como reza el dicho, para sacarles el agua del pozo, matarlas a palos, como si fuesen un burro de carga inutilizado e inútil, por lo que las masas caen víctimas de la desmoralización, se vuelven apáticas y terminan entregándose a los partidos del sistema.

Y no sólo es el maridaje con la Agencia Internacional de Desarrollo (AID), que es la que organizó, con Dan Mitrione, por ejemplo, los “incontrolables” de los 12 años en el país y quien luego fuera ejecutado por los tupamaros en el Uruguay en el 1972, sino con los círculos y personajes agentes reaccionarios y contra-revolucionarios enemigos jurados de las masas populares y de la nación dominicana, como son los grupos de personajes más que oscuros de la llamada “Iniciativas Democráticas”, que financia esa misma AID a través de Agripino Núñez, Mu-Kien-Sang-Beng, Juan Bolívar Díaz Santana, Participación Ciudadana, Copadeba, Finjus, Civitas, con sede en Washington, dirigida por el FBI norteamericano y así sucesivamente, además de los grupos corporativistas, o sea, gestores del fascismo-falangismo, como la Conep, que liderea, entre otros especimenes, la nombrada Elena Villeya de Paliza.

Cuando estos imbéciles y oportunistas pervertidos hasta el punto en que es imposible volver atrás, como Iván Rodríguez, Manuel Salazar, Ramón Almánzar, la aventurera que especula con la parte sana de la memoria de Caamaño, del que fuera su amante, Vicenta Vélez Catrain, hoy viuda de Quique Acevedo, el convicto y confeso renegado y abogado chupa-tripa Negro Veras, se dan un abrazo y se confunden en un mar se besuqueos y malas patrañas, con todas estas alimañas y sabandijas directamente agentes del imperialismo internacional y reaccionarios militantes las 24 horas del día dentro de este país, lo hacen con el fin deliberado de crear confusionismo en el seno de las masas de explotados, que buscan la manera de despertar de su letargo e indiferencia que les han sido impuestos por la reacción y el imperialismo por medio de capitalizar su atraso e ignorancia, obstruyendo e imponiendo por ese mismo camino, resbaloso y tramposo, que las masas tomen una conciencia clara y puedan ver con claridad y precisión quiénes son sus enemigos y quiénes sus amigos, a la vez que sella su ignorancia e indiferencia respecto a la lucha y a la toma de conciencia política democrático-popular.

Este asunto es tan suficientemente esclarecedor que cuando la prensa amarilla, radial, escrita y televisada, que es propiedad e instrumento de la burguesía explotadora y neoliberal, lo resalta, es por estar plenamente consciente, dicha prensa burguesa, de que con malos ejemplos y tan desvergonzada traición de parte de sujetos como los oportunistas y renegados Iván Rodríguez, Manuel Salazar, Ramón Almánzar, Negro Veras, Vicenta Vélez viuda Quique Acevedo y ex-amante del señor Alberto Caamaño, que jugó un destacado papel durante la contienda democrático-patriótica anti-yanqui del 1965, que se dicen representativos de diversas corrientes de la llamada izquierda dominicana, la población jamás albergará confianza hacia ella ni canalizará sus rebeldías y sus sentimientos hacia el seno de los revolucionarios, sino que, presas las masas del desencanto y la disolución, preferirán seguir como siempre, actuando como reservas de la reacción, de modo que siga cundiendo la epidemia de la desmoralización en el seno de las masas desorganizadas, y esa y no otra es la real finalidad de los oportunistas y revisionistas, como ilustramos en esta concreta y específica situación.

 

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