Narciso Isa Conde declarando que nunca ha renunciado al "fui" demuestra el embrollo y desquiciamiento mental a que sus aberraciones lo han llevado

 

Después de haber oído al renegado revisionista y oportunista Narciso Isa Conde afirmar como tal cosa que él nunca ha renunciado ni abandonado la organización de los fuis, entelequia proclamada tras la disolución del partido capitulacionista dominicano (p“c”d), por haber quedado éste desamparado sin tener quien lo mantuviera como antro de miserables mercenarios una vez que fuera desmantelado el social-imperialismo soviético en el 1991, y establecido él, junto a unos gallo-locos, aventureros, saltimbanquis y oportunistas de toda laya, lo que es el refugio de todos los que dicen que fueron pero que no son, sin bandera teórica ni fisonomía programática definida, sino un amasijo informe de los que en su bancarrota y traición sólo aciertan a decir “yo fui”; después de haberlo oído apenas el miércoles 7 del presente diciembre decir tal cosa, definitivamente hemos arribado a la conclusión de que la soberbia y el engreimiento individualista-personalista del renegado revisionista Narciso Isa Conde lo ha empujado a quedar postrado mentalmente, naufragando, alienado, enajenado, desvinculado de la realidad concreta y descartada toda posibilidad de corrección de sus aberraciones que abarcan todos los órdenes de la actividad, pues se trata de que se ha ahogado en sus propios excrementos o se ha suicidado al caerse de su degenerado alter ego.

Cuando el martes 6 de diciembre oímos a ese repugnante sujeto afirmar que él nunca ha renunciado al “fui”; que eso es un invento de los que hoy usurpan la dirección de su “fui” y de la prensa, no hay duda que este rufián tiene un berenjenal metido en su cabeza, que lo tiene ahogado en un embrollo del que sólo tratamiento profesional siquiátrica lo puede hacer aceptar la tragedia de naufragio de su endeble equilibrio mental.

Y a los que lo hemos calado, desde su incorporación a las actividades del oportunismo revisionista, pudiendo observar de cerca su comportamiento personal, nada de lo que le ocurre nos resulta en lo más mínimo extraño ni nos sorprende, pues eso y aún más todavía se veía llegar para el momento de su naufragio.

Y resulta que este renegado revisionista, ofreciéndosele la oportunidad de engancharse al revisionismo y a la traición del marxismo-leninismo, sin saber lo que eran ni el socialismo, la doctrina comunista ni mucho menos en lo que consistía ni lo que significaba el revisionismo jruschovista, sólo pensando equivocadamente que el mundo se le postraría a sus pies y se podría cimbrear como una gran personalidad, se enganchó en lo que parecía ser la carroza triunfal de la revolución.

Sin haber tenido ni conocimientos teóricos ni prácticos de lo que era el socialismo y su doctrina comunista, el oportunista Narciso Isa Conde se hizo su renegado y asumió como suya la traición que es el revisionismo actual jruschovista.

De ese modo, nunca pudo juzgar los hechos y los problemas bajo la guía de los principios de la doctrina comunista ni pudo ni le interesó jamás aquilatar lo establecido por el maestro del comunismo, Lenin, quien afirma que sólo la política que se basa estrictamente en los principios de clase del proletariado y de la doctrina del socialismo científico de Marx posee el carácter de seria.

Borracho de engreimiento, jamás sintió el renegado éste la necesidad de conocer los principios ni de ajustar su actuación a los mismos. La humildad de todo joven revolucionario en un inicio se reduce a conocer con honestidad y honradez los principios para que éstos le sirvan de guía. La soberbia y el engreimiento empujan, como malos consejeros, a creer cualquier disparate y que se le haga absolutamente imposible admitir su ignorancia, conllevando a que pondere positivamente todo lo que le antoje que sea socialista o revolucionario.

Su primo, que es José Israel Isa, aunque por ser de descendencia callejera no lleva el Isa, fue quien más daño le hizo, engañándolo y haciéndole creer, conociendo su desbordada vanidad, que era un superdotado, y con su arrogancia individualista y personalista, lo peor de todo es que se lo creía y llegó a erigir un ostentoso altar de culto a sí mismo, de culto a su incontrolable ego.

Habiendo entrado en contacto con el oportunismo revisionista internacional, se relaciona con muchos personajes recalcitrantes renegados, oportunistas y rufianes de todas las calañas, y dado su individualismo enfermizo y desde un inicio patológico, le alienta el engaño de que todo aquello es fruto de sus imaginarias grandes dotes que lo hacen creerse una especie de mesías, y ni siquiera logra imaginarse que se trata del mundo del oportunismo y las canalladas en el que se mueve; su enfermizo individualismo le hace contraer el mal incurable de que todo cuanto afirma es de por sí revolucionario, correcto, socialista y comunista, y persiste en cimbrearse en el estercolero y las inmundicias oportunistas y traidoras del desconocimiento y rechazo de los principios del socialismo científico, del leninismo, del ser comunista revolucionario.

Es, o más bien se siente ser un elegido, no se sabe por quien; un mesías algo superdotado, siendo en realidad un insignificante presuntuoso y nada más. A pesar de los tropiezos, es este renegado quien lanza al que se presenta como mesías y salvador del movimiento revolucionario dominicano, con su reclamo de que toda organización revolucionaria y comunista sea disuelta.

Conforme a la formación cristiana del renegado revisionista Narciso Isa Conde, y creyéndose el mesías, el elegido, es quien le elabora la llamada propuesta del Frente Amplio, que empieza porque todos se reconozcan vasallos de su amo, que es Flores Estrella.

Como buenos cristianos, buscan repetir lo de la fábula de Jesús el Galileo, y Juan el Bautista, en la que éste se lanza antes y rueda su cabeza. Así, en efecto, sucedió. Flores Estrella reclama que su organización es el Frente Amplio, y que todos debemos postrarnos y seguirlo sin pensarlo dos veces. Ahí mismo, como a Juan el Bautista, se le corta la cabeza, y se pone en claro lo que hay de complot y sobre todo que es el elegido, Narciso Isa Conde, el verdadero cocinero de la patraña de Flores Estrella, pues, para contribuir a la reproducción de la fábula que recoge el Nuevo Testamento -libros sagrados cristianos- podemos decir que no vacilamos y le cortamos de un solo tajo la cabeza, y de inmediato pasamos a la crucifixión y muerte por vía del martirio de la cruz del que se dice el hijo de dios, el rey de los judíos, el elegido y el mesías.

Esto es lo que al efecto estamos haciendo y no otra cosa. El elegido, que se dice ser Narciso Isa Conde, pues ha de ser llevado al patíbulo de la cruz y en ésta crucificado.

Y así como se dice que el que se decía hijo de dios y jefe de sus ejércitos celestiales, Jesús el Galileo, cuando fue condenado en el martirio de la cruz, al ver la realidad se volvió loco y pronunció palabras incoherentes y en forma desesperada gritó: “Alí, Alí, ¿por qué me haces esto?, ¿por qué me has abandonado?”, pues nosotros, consecuentes con la fábula que tanto ensalza el que se cree el mesías, le metimos manos a la obra, y empezamos a crucificar al maldito. Véase Deuteronomio, capítulo 21, versículos 22 y 23.

Y no cabe duda que el renegado revisionista más que loco, actúa y se comporta en forma sinvergüenza, y de ahí la ensarta de disparates que lanza en forma harto contradictoria.

Pero su Bautista, con la cabeza cortada, que es Flores Estrella, no aparece ni dice esta boca es mía. El panfletón de propuesta del cobayo, o conejillo de indias del mesías, que quería a su vez aparecer y hacer del mesías y del elegido, no era en realidad siquiera de su autoría, era producto de los desvaríos y jugarretas del revisionista renegado Narciso Isa Conde. Basta y sobra conocer sus disparates que en forma contradictoria evacua, como el que se ensucia y no lo siente.

Si creyeron, el Bautista y su mesías, que podían engañarnos y hacernos morder su anzuelo, les adelantamos hace mucho que ni siquiera cerca estuvieron de lograrlo.

Que si quisieron comprobar la fuerza de nuestras convicciones marxista-leninistas y de nuestra flexibilidad, eso sí que lo obtuvieron, y creemos que se percataron de que nosotros tenemos en la doctrina marxista-leninista, le Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tse Tung, nuestros principios guías y puntos de vista de referencia que no los cambiamos ni los entremezclamos con ningunos otros.

 

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