Expresiones de Gutierrez Féliz respecto a la religión y la Iglesia Católica son la secuela de su historial de calié de Trujillo y huevo de serpiente del archi traidor Juan Bosch

 

Lo del rufián Euclides Gutiérrez Félix, calié trujillista y de esa infernal dictadura criminal y católica, cobarde (como lo demuestran los gritos y lloriqueos al ser apresado en el 1966), galvanizado en su abyección con el virus dañino venenoso del Bosch-fascismo, baboso, trujillista y boschista, diciéndose no creyente, se auto-titula reconocedor de que la Iglesia Católica es la única institución que posee una explicación del origen y destino de la vida, lo que es una verdadera vagabundería, es una exhibición de la peor prostitución, de la más baja y repulsiva acción propia de la canalla sin escrúpulos y sin consistencia moral, delata con ello un grado de envilecimiento, cobardía, rastrería e infamia que sólo un trujillista y boschista, para mayor calidad de lacra humana, puede poseer y salir con semejante defecación en una hemorragia de pestilencias inmundas.

Euclides Gutiérrez es lo que se llama una criatura trujillista boschista. Las gallinas se amachorrean con el tiempo, y en su vejez, después de haber sido fértiles, cosa que las distingue radicalmente de Euclides Gutiérrez, cantan como gallo y un día cualquiera se les sale un huevo. Cantan como gallo y ponen como gallina.

La teoría materialista dialéctica e histórica no parte ni se sustenta en supuestos, sino en verdades científicamente comprobadas.

Los hechos, testimoniando la evolución de las especies, cuyos fundamentos creara Jean Baptiste Lamarck y desarrollara en gran medida Carlos Darwin, seguida consecuentemente, descarta el falaz y pervertido, además de salvaje, creacionismo judaico-católico-protestante-cristiano, pulverizando sus supersticiosos y oscurantistas supuestos teológicos defendidos por su escolástica apologética.

El origen de la vida ha sido totalmente explicado y demostrado (sin que haya dios, diablo ni otro invento de por medio) por la ciencia; Alexander Ivánovich Oparin y muchos científicos superabundantemente han sustentado su teoría comprobada del origen de la vida siguiendo la línea dialéctica a partir del coaservado, como la materia orgánica albuminoide más simple y sencilla, hasta los seres vivos animales más complejos en sus estructuras biológicas y sus fisiologías, acorde con la ley de que la materia evoluciona y pasa permanentemente de lo inferior a lo superior, de lo simple a lo complejo.

Últimamente, con el genoma humano y otros estudios del ADN animal y humano (lo que incluye el de los seres vegetales), se ha podido establecer que todo es fruto del movimiento intrínseco y natural de toda la materia existente.

La astronomía y la geología han aportado datos que permiten explicar el origen no ya de este planetico, que es menos que un grano de arena en el espacio sideral, sino del universo, si queremos entender éste como el Sistema Solar.

Si ese monumento de infamia, crimen y saqueo que es la biblia cristiana, con su viejo y el llamado nuevo testamentos dicen que el planeta tierra tiene 6 mil años, la astronomía y la geología demuestran y dicen, además, que cuando menos habría que establecer la edad o tiempo del planeta tierra en 6 mil millones de años; si esos energúmenos vividores supersticiosos cristianos dicen que su deidad, que fuera inventada por el hombre en su más tardía primitividad, dios, en estado ocioso creó al hombre hace 4,500 años, pues según dicen en su disparate génesis que estaba aburrido por la ociosidad y quería encontrar con qué entretenerse, resulta que la antropología, con el concurso de las ciencias más modernas físico-químicas y  la biología, atómica y moleculares, demuestran que la vida data de más de 1,000 millones de años, que los tiburones tendrán de 300 a 500 millones, que los ratones, hicoteas, cocodrilos y cucarachas, etc., tendrían cientos de millones y no hablemos de las especies del mundo vegetal.

Demos cabida todo el tiempo a la ciencia y a la cultura, rindamos así culto a la verdad, a la honradez y a la honestidad, desechando esas actuales sinvergüencerías fantástico-mágico-religiosas, que vistas en las más recónditas épocas, sólo sirven para atestiguar el gran poder de la imaginación, complemento y parte de la inteligencia humana, hija del homo sapiens, del hombre de Neandertal y otros antropoides.

En todas partes del mundo, y en el país nuestro en particular, la Iglesia Católica y los protestantes cristianos, todos por igual y unos compitiendo con los otros en su intrínseca perversidad, sirven a la reacción y al imperialismo, y sus representantes político-filosóficos, como Harrington, Reingart, Maritain, Max Scheller, sólo sirven a la burguesía, igual que la Iglesia Católica que opera aquí y las sectas protestantes -nido de espías y agentes anti-nacionales- sólo incitan a volver atrás hacia el medioevo, o sea, a los oscuros tiempos de la Inquisición, de la quema de “brujas”, a la persecución de todo pensamiento libre, al poder de la Iglesia sobre la sociedad de la que es gran parásito, su monstruosa sanguijuela, buscando la forma teocrática del Estado. Sus ideas son las bases de las dictaduras y mayores crímenes de los dictadores como Trujillo, Somoza, Stroessner, Vicente Gómez, Pinochet, gorilas argentinos de Videla sobre los otros anteriores, de los brasileños, paraguayos, uruguayos, etc., etc., y finalmente del macarthismo y de las aberraciones infinitas de la criminalidad de Jhon Edgar Hoover y sus hienas de dos patas del FBI.

Si empezamos la sangrienta historia del cristianismo con su primera Inquisición oculta del siglo IV y V de los doctores ignorantes salvajes de la Iglesia (que tanta sabiduría dice Arnaiz que aportan al oscurantismo); pasamos por las Cruzadas; seguimos por la Inquisición, anterior, próxima, entrada y después del Renacimiento; pasamos por el exterminio de millones de indígenas en América con su cristianización; diríamos que en la época actual no hay genocidio que la Iglesia Católica no haya auspiciado o respaldado, por lo que cabe decir:

Para la reacción imperialista, la Iglesia Católica y su centro, el Vaticano, ha sido un instrumento -comprobado durante siglos por las clases explotadoras- de opresión espiritual de las masas. Y en la época actual la Iglesia Católica sirve de igual instrumento pues fue ella la que, en nombre de dios, santificó al sanguinario régimen fascista de Mussolini en Italia y el de Franco en España; fue ella la primera en concertar un convenio con Hitler concediéndole la bendición para el exterminio de los pueblos de Europa. Lugan, historiador del catolicismo, en su libro El catolicismo en Estados Unidos, ha reconocido bastante claramente cuál es la “superioridad” que el capital monopolista estima en el catolicismo. Este autor escribe: “Con la anarquía de las sectas protestantes, judías y otras, el catolicismo es estimado un baluarte firme de las fuerzas sociales conservadoras, sobre todo es valorado por poseer más que los otros el sentido del orden, puesto que éste permite a los jefes, propietarios y financistas gozar pacíficamente de sus derechos”.

Nosotros, comunistas por convicción y por pasión, odio al sistema capitalista de explotación y opresión, así como al imperialismo y su sistema neoliberal de recolonización, estamos en contra de toda religión e iglesia, sobre todo cuando éstas se erigen en parásitos de la nación y el Estado, como hacen en el país, en particular contra la Católica, que con el Concordato, el Vicariato Castrense y el Patronato Nacional San Rafael, vive parasitariamente a costa de los dominicanos y de la nación dominicana, castra, volviendo infecunda, la libertad del Estado dominicano, al que convierte, a través del Vicariato Castrense, en el berraco “capao” hecho vasallo suyo o eunuco al servicio clerical de los ensotanados curas aberrados y recalcitrantemente oscurantistas y supersticiosos enemigos intrínsecos de la ciencia y la cultura, la que emplean para envilecer a las masas más que con el oro, lo que concretiza a través del Patronato Nacional San Rafael, con el que no sólo se tragan el 60% del presupuesto de la educación pública del Estado dominicano, sino que pone a su servicio todo el sistema hospitalario y de sanidad que financia el mismo Estado dominicano.

Pero también, ideológica y doctrinariamente somos materialistas dialécticos, adheridos al materialismo histórico, por lo que descartamos y rechazamos toda idea de dios o toda superchería de las que hablan babosería y derraman en hemorragias fétidas pestilencias podridas sobre la posible existencia del más allá, infierno o paraíso, de toda divinidad del más allá, sea un supuesto dios o un tan imaginario y supuesto diablo o Satanás, que, al fin y al cabo, como inventos del hombre, no son más que una y la misma cosa.

La Iglesia Católica-Vaticano, como las sectas protestantes, son instituciones al servicio de la explotación y la opresión, de la esclavización y el envilecimiento de los hombres, sobre todo de los que pertenecen a las clases explotadas y oprimidas.

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