JUAN BOLIVAR DIAZ COMO UN ESCLAVO QUE ENALTECE LAS CADENAS DE LOS OPRESORES SOLO ES UN MERCENARIO, BASURA DE EXCREMENTOS HUMANOS, DENTRO DE SU CONDICIÓN DE TRAIDOR Y APATRIDA

Ensalza  al procónsul inglés Fisher, quien no hace otra cosa que burlarse, con cinismo y sarcasmo, de la opresión y explotación más bestiales del neoliberalismo imperialista, al que también sirven, como pro-haitianos, los Huchi Lora, Marino Zapete, Miguel Guerrero, Amelia Deschamps, Fausto Rosario Adames, Altagracia Zalazar, Margarita Cordero, Ramón Colombo y los gusanos cubanos-CIA-jesuitas-terroristas Alicia Ortega, la Roberto Cavada, así como la abyecta Minou Tavárez Mirabal

18-05-2015

 

Cultural e intelectualmente, lo que resulta ser el palurdo y traidor, agente confeso jesuita, el traidor Juan Bolívar Díaz Santana, es, en verdad, un guanajo con cerebro de alcornoque; cuyos frutos, si así cabría poder llamarles, son el más variable aquelarre de ignorancia, carencia de saberes y displicencia al intentar o querer pensar; y, cuando cree lograrlo, sólo resulta una bellota, si no un pedo de vaho pestilente y nauseabundo.

Y todo esto, y mucho más, queda puesto de manifiesto, de la manera más íntegra y completa, en su adefesio titulado “Agradecimiento al Embajador Fisher”, de por sí lo suficientemente ilustrativo y revelador de la justeza de estos juicios, tolerantes y comedidos, que formulamos, sobre el abominable sirvientucho, y agente traidor de tomo y lomo, que es Juan Bolívar Díaz Santana; que, como es natural, evacuara en la letrina inmunda, del más encarnizado clericalismo y de cuantas variedades, imaginables y por imaginar hay, de excrementos hediondos, como si fuera mierda de loco, el “Hoy”.

Nadie tiene la culpa de haber nacido esclavo. No obstante, ocurre exactamente todo lo contrario, cuando la cuestión radica en que ese esclavo de nacimiento se erige en un defensor a ultranza de los esclavistas y sus intereses, como de los puntos de vista, teorías, triquiñuelas, falsos alegatos, marrullas, perfidias y perversidades de todo género de los esclavistas; los que confeccionan, difunden y sirven como un manjar envenenado, paralizante o cicuta de pócima tóxica, para el aniquilamiento de toda voluntad de lucha entre las masas de esclavos; llegando ese esclavo ignominioso a tener, como una obsesión fija, el embellecimiento y el enaltecimiento de la vida y prácticas sórdidas de los esclavistas. Desempeñando ese papel, ese esclavo se convierte en un mercenario, en un ser abyecto y vil como abominable, que se ha convertido en un ilota, o basura de excrementos humanos, dentro de la condición de traidor.

Lenin, en su célebre ajuste de cuentas, con el oportunismo y los renegados del revisionismo, titulado: “La Bancarrota de la Segunda Internacional”, da carácter de principio general inalterable a las experiencias históricas que, a través de los siglos, han sido resumidas y sintetizadas como parte del acervo histórico de dominación, subyugamiento, opresión, explotación y saqueos coloniales y neocoloniales, como recolonizadores, compartido en conjunto por el imperialismo y sus monopolios financieros mundiales, como por la Iglesia Católica-Vaticano Apostólica y Romana y las sectas protestantes del cristianismo, formulando la tesis de que “todas las clases y países opresores, sin excepción, necesitan, para salvaguardar su dominación, dos funciones sociales: la función del verdugo y la función del cura. El verdugo ha de ahogar la protesta y la indignación de los oprimidos con amenazas y acciones violentas armadas y represivas de toda índole, a los que, además, se les conculcan todos sus derechos nacionales y democráticos, como sus territorios y su soberanía, como la autodeterminación.

El cura, por su parte, el jesuita, ha de consolar a las víctimas, que son los oprimidos, trazándoles unas perspectivas con las que no tienen ninguna responsabilidad de que sean cumplidas; haciendo que, manteniéndose la dominación imperialista y de sus monopolios, se tenga la esperanza, ilusa, de que la opresión y la explotación, además de la conculcación de todos los derechos nacionales, soberanía, independencia, territorialidad, autodeterminación, libertad y democracia, sean dulcificados; y, por igual, la avalancha de sufrimiento de los oprimidos, objeto de la acción de despojo y enajenación económico-social y nacional, por parte del imperialismo, sus monopolios y sus socios, así como de sus lacayos.

Este es el caso concreto del justamente definido como traidor a la patria de los dominicanos, a la República Dominicana y a la Nación Quisqueyana, Juan Bolívar Díaz Santana. Tal es la condición de ese ilota, que se le sale la baba y se le moja la canoa, embelleciendo y enalteciendo las vilezas de la existencia de los imperialistas y de los opresores y explotadores monopolistas extranjeros, como es la Iglesia Católica-Vaticano, Apostólica y Romana; vilezas e ignominias de éstos que erigen en virtudes. Lo mismo que cada perversidad, como acción sarcástica y cínica, de los imperialistas y sus representantes es, al entender de este traidor, cuando menos una belleza, una obra de arte, una finura y una elevada exquisitez.

Todo cuanto implementan, disponen, mintiendo, ocultando la verdad y las raíces como las reales nefastas intenciones, una vez que son tan infames sus objetivos y fines que no pueden confesarlos y presentarlos directamente, ni mucho menos con franqueza, es celebrado y aplaudido, como cura jesuita, que complementa así la labor represiva-coercitiva de violencia y fuerza brutal de los verdugos; y con lo que, de hecho, se convierten, esos mismos canallas jesuitas, en verdugos y criminales, que es lo que siempre han sido y es la función última que abrazan, por enfermiza vocación de lacayos y sirvientes abyectos, porque no otra cosa resulta, al fin y al cabo, todo traidor y toda teoría o práctica de traición.

Pero, además, como se hace escandalosamente evidente en el caso del sucio y bajo articulejo del ilota y felón mercenario Juan Bolívar Díaz Santana, titulado, con todo descaro y la más alta depravación, en su desvergüenza: “Gracias (agradecimiento) al Embajador (del imperialismo inglés) Fisher” en el país, por su grosera y destemplada, sin miramientos y con el más agresivo sarcasmo envuelto en cinismo, acción intervencionista y violatoria de los asuntos internos dominicano, que es lo que entiende por su misión la diplomacia de los países imperialistas recolonizadores, tanto los Estados Unidos, como los países imperialistas de la Unión Europea (Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda, España, etc.) y por igual Canadá; y no menos los cubanos castristas del gobierno del maricón Raúl Castro, o de los chavistas, con el archi-burro de Maduro a la cabeza, lo mismo que Argentina, de la mussolinista-peronista-neoliberal Cristina Fernández; y, aunque en menor grado, Ecuador, con Correa como su cabecilla; países estos que comparten prácticas intervencionistas, a pesar de todo, con aquellos mismos imperialistas, tanto en Haití, al que tienen en conjunto bajo ocupación militar, como con respecto a nuestro país, la República Dominicana, al que mantienen bajo la más atroz persecución y campaña calumniosa de descrédito, con el objetivo expreso de despojarnos de nuestra independencia, de nuestro derecho a existir como Estado soberano.

Esta acción, repugnante a todas luces, de parte del consabido y empedernido mercenario traidor, Juan Bolívar Díaz Santana, se hace más abominable y, al mismo tiempo, todavía más infame, porque, en su condición de apologista a ultranza a favor del intervencionismo y el injerencismo de países extranjeros en nuestros asuntos internos, en violación y flagrante desconocimiento de nuestra soberanía y autodeterminación, como independencia nacionales propias; de lo que el susodicho traidor asqueante de Juan Bolívar Díaz Santana es un perro huevero, lo primero que hace éste, en su vómito de perro, articulado en el periódico clerical, la letrina “Hoy”, Opus Dei–Pepín Corripio, lo primero que deja sentado, es que rechaza cualquier argumento que recrimine, por inmiscuirse en nuestros asuntos internos al, nada menos y nada más que, Embajador del imperialismo, colonialista y recolonizador país, de una sangrienta historia como tal, que es Inglaterra; de la que, de paso, cabe resaltar su ocupación colonialista de Las Malvinas, pertenecientes a unos o dos países, cuando menos, de América del Sur, y de los que dichas islas son parte de sus territorios nacionales; lo que a las claras confirma que, efectivamente, se trata de una acción de un representante del imperialismo inglés y, por lo tanto, de carácter imperialista y fines colonizadores, como injerencistas e intervencionistas; que, de paso, cabe señalarse, en el caso de la votación (referéndum) en Escocia, hace pocos meses efectuada, los imperialistas ingleses británicos cometieron el más colosal fraude, que vino a quedar completamente comprobado en las elecciones parlamentarias de Inglaterra, efectuadas, esta vez, hace cosa de dos o tres semanas, en las que de 59 diputados a ser elegidos por Escocia al Parlamento inglés, los partidarios de la independencia, y patriotas escoceses por lo tanto, obtuvieron por lo menos 58 de los 59 diputados electos en dichos comicios parlamentarios; lo que, de por sí, dice, que el resultado del referéndum por la independencia de Escocia, que según Inglaterra habría salido derrotada, porque la mayoría había votado por no a la independencia, ahora resulta que el 98% votó por los diputados partidarios de la independencia de Escocia del reino de Inglaterra o Gran Bretaña; todo lo que viene a comprobar que, efectivamente, el gobierno inglés imperialista es anexionista, es colonialista y está inmerso, junto con los Estados Unidos y todos los países anteriormente mencionados, junto con el cartel de opio de la humanidad, del esclavismo y parasitismo, que es la Iglesia Católica-Vaticano, en la trama ignominiosa de la destrucción de la República Dominicana y su fusión con las hordas del Estado tribal haitiano, o Haití.

Y es a la procaz, como grosera acción interventora de los asuntos internos de nuestro país, en violación de la soberanía nacional dominicana, del Embajador imperio-recolonialista inglés Fisher, que el vil traidor y mercenario, Juan Bolívar Díaz Santana, declara eterno agradecimiento; como, a la vez, la emplea para reafirmar su condición de sirviente abyecto que, como el esclavo al que se le sale la baba de la boca en admiración de su amo, aplaude la injerencia descarada de parte del Embajador colonialista, que confiesa que su diplomacia es la injerencia e intromisión y oportunidad para pisotear y desconocer la soberanía en los asuntos internos del país en el que está acreditado.

Si, como un sonsonete, efectivamente acordado con anterioridad, el interventor inglés con disfraz de Embajador diplomático aquí, con sarcasmos y cinismos emparejados, se desparrama mintiendo, en su afirmación de que los planes de fusión ultimados entre sus países imperialistas y otros, para ser impuestos a República Dominicana y Haití son mitos, así lo dice Fisher, el desvergonzado mercenario vil de Juan Bolívar Díaz Santana afirma, sin el más mínimo respeto por la verdad, que con esa flagrante mentira Fisher deshace el mito de los planes de fusión de la República Dominicana con Haití. Y esto es coincidente con lo dicho por el mariconazo y degenerado, con que el perro de presa imperial, el negro Obama, atenta contra la dignidad nacional dominicana, haciéndolo su Embajador ante el país, con todo y el bugarrón homosexual plomero que hace de su flamante esposo; paquete ofensivo y humillante a la dignidad nacional que el hombre de baba hecho de paja podrida, con voluntad sólo para robar y estafar, con su filosofía del camello, el escamoso Dañino Medina lo acepta; cuando esa situación bochornosa y amoral está proscrita por la Constitución y leyes nacionales.

Por igual, entre sus calumnias, compartidas entre el amo colonialista inglés y su sirviente y lacayo infame, el traidor al pueblo y país dominicanos, Juan Bolívar Díaz Santana, afirma éste que su amo deshizo el supuesto otro mito, consistente en que estamos obligados a acatar y aceptar todas las disposiciones de los órganos de la comunidad internacional que disponen que hagamos caso omiso de la soberanía, de la Constitución y las leyes libremente establecidas como orden jurídico-nacional-estatal dominicano.

Más aún, esas crápulas inmundas de la pandilla execrable de los Juan Bolívar Díaz Santana, Huchi Lora, Marino Zapete, Miguel Guerrero, Amelia Deschamps, Fausto Rosario Adames, la boquerosa Altagracia Zalazar, la depravada ninfa y sus prácticas, Margarita Cordero, por igual el vómito de perro de Ramón Colombo y los gusanos cubanos-CIA-jesuitas-terroristas Alicia Ortega, la Roberto Cavada y demás; no es cierto que la comunidad internacional pretenda o quiera que República Dominicana cargue con todo el peso de rescatar del fondo del fracaso y su colapso a Haití.

La verdad al respecto es una y bien clara, afirmamos nosotros. Y es tan brillante como la luz del sol, que viene a comprobarse, en forma palpable, con la presencia masiva de cerca de 2 millones de especimenes de esas hordas salvajes haitianas en territorio nacional dominicano; como por igual en las tantísimas veces que, día tras día, por varios años, vienen repitiendo ese abominable canalla y vil mercenario traidor y cobarde de Juan Bolívar Díaz Santana y su banda de bribones, anti-nacionales y lacayos mercenarios, y la abyecta Minou Tavárez Mirabal, que sólo esgrimen el esperpento de argumentajo chantajista: “si no acceden a desconocer la Constitución nacional y sus criterios establecidos, superponiéndole los acuerdos internacionales establecidos entre otros países y no República Dominicana, el país será sancionado y penalizado, y, para evitarlo, debemos acatar hasta lo que no son leyes de validez nacional entre los dominicanos”.

Así hablan ellos y ese rufián de Juan Bolívar Díaz Santana. Y ahora, como el que evacua en sus propias ropas y no lo siente, tiene el descaro de afirmar que es un mito la verdad irrefutable y totalmente comprobada de las sistemáticas presiones para que República Dominicana se fusione con Haití; y, de esa manera, cargue con los desastres haitianos para que nos hundamos juntos los dos. Se trata pues de que los Juan Bolívar Díaz Santana, los Huchi Lora, los Miguel Guerrero, y todas esas alimañas y sabandijas, no se respetan ni ellos mismos, y llegan a hacerse hasta los locos y de no saber lo que hacen, lo que dicen, ni las consecuencias y significado que acarrean sus actos y palabras.

En su adocenamiento, reconocido por todos, el grotesco mercenario de Juan Bolívar Díaz Santana asume poses de un supuesto e imaginario, o deseado refinamiento suyo, que nunca, ni por pienso, ha logrado tener ni jamás logrará alcanzar, puesto que, donde la naturaleza no puso, no puede haber. Y ese Juan Bolívar Díaz Santana es un bicho inmundo de vertedero de excrementos. Y habla de la prosa y el bien decir del procónsul colonial inglés Fisher, repitiendo el viejo capítulo de la hipocresía y de la doble moral que emparenta a María Gargajo con el solemne hipócrita Tartufo.

Qué gran delicadeza exhibe, ese procónsul Fisher, según aprecia, con su corrompido paladar de traidor, el gentuza de Juan Bolívar Díaz Santana, cuando no hace otra cosa que burlarse, con cinismo y sarcasmo, de la olímpica ignorancia, sembrada y cultivada por los apologistas imperialistas de la opresión y explotación más bestiales, cuyo autor principal es el modelo neoliberal y sus obispos, cardenales y pontífices, con los de la Escuela de Chicago a la cabeza y Freedman liderándolos; consistente, esa estafa que subyace en el fondo de todo engaño, de que el crecimiento económico, bajo el sistema capitalista y, sobre todo, en el modelo neoliberal de éste, ha de ser fuente de enriquecimiento o de favorecimiento de la mejoría o bienestar de las masas de trabajadores; cuando, en realidad, es toda una ley esencial en el capitalismo que el desarrollo de éste es causa inevitable y segura de un mayor nivel de pobreza y miseria de las masas; hasta el punto de que, no puede haber desarrollo, y ni qué decir crecimiento de proporción aritmética en lo económico, sin un aumento en proporción, cuando menos geométrica, de la pobreza y miseria en el seno de la población y la sociedad.

Como ese rufián de Juan Bolívar Díaz Santana es, como lo hemos dicho y requetedicho, en el orden del conocimiento, cualquiera que éste sea, un verdadero gañán o carbonero, no puede más que decirse deslumbrado, y hasta asombrado; pero, asímismo, reflejo palmario de su desconocimiento, de que lo que Fisher dice que es un caso único y excepcional, el de que en República Dominicana, siendo uno de los países de mayor crecimiento económico en los últimos 50 años, la miseria y la pobreza en la población han crecido, es una regla invariable en el capitalismo.

Fisher, el que según el paladar del mercenario Juan Bolívar Díaz Santana, usa una redacción excelente; imagínense, un verdadero asno de la redacción y del buen decir, ponderando y resaltando las excelencia en estas áreas, como lo que, según ese mismo enfermizo y aberrado paladar, afirma que poseen perfiles de buen humor. ¡Vaya usted a ver! Y, sin embargo, termina haciendo apologías de la apologética del sistema capitalista, el que Fisher no sólo entiende que es tan inamovible como eterno, sino que no tiene escrúpulos ni comedimiento en presentarlo, a pesar de todo el escabroso desastre en que tiene sumida a la humanidad y a su sociedad, como la panacea para todos los males que abundan en el mundo, y en nuestro particular mundo, que es la República Dominicana; con lo que, de paso, desliga la miseria, la pobreza, las guerras, la explotación, la opresión, las agresiones, los conflictos, de los que nada, según Fisher, y eso lo hace suyo Juan Bolívar Díaz Santana, con los ojos entornados y el baberío cayéndole a raudales por su asquerosa boca,  tienen por causa el capitalismo ni el imperialismo y sus monopolios del capital financiero internacional; cuando, en realidad, lo que es verdad es que el capitalismo y el imperialismo son las causas directas y esenciales del origen y vigencia de dichos males.

Alegremente, Fisher apela a la filosofía, muy bien conocida, de la culpabilidad del culo. Partera mala, nunca es cosa de ella, sino del que no habla ni tiene quien lo defienda. Según Fisher, el caso del ensanchamiento y ahondamiento de la franja que separa los ricos de los pobres sólo se reproduce en República Dominicana; aún y con todo existir un majestuoso proceso de crecimiento capitalista, que, alegremente, hace igual a desarrollo capitalista. ¡Oh, Majestuosa e imperial manera de sobredimensionar las faltas de los otros por creer que así ocultan las suyas!

Y es el caso, que Carlos Marx, en sus célebres trabajos de crítica a la economía capitalista, como sobre el capital, no sólo descubrió y expuso, que todo en dicho sistema tiene como piedra angular y espina dorsal la ley del valor y sus diversas manifestaciones, que operan, tanto en todas las etapas de dicho sistema, como en todos sus procesos particulares internos. Y una de las explicaciones más significativas e importantes es la de la centralización y concentración de capital, según la cual, el proceso de desarrollo y crecimiento capitalista está marcado por esa doble ley, una de cuyas secuelas prácticas económico-sociales, es la ley de la depauperización o proletarización de las capas medias, que abarca hasta a los sectores mismos del seno de la clase burguesa; que, al fin y al cabo, no es otra cosa que un órgano, apéndice y expresión del capital.

Según dicha ley, comprobada a cada paso de la vida del capitalismo, cada vez más y más sectores de las capas medias (o clases medias, como vulgarmente los improvisados les llaman) se ven afectadas por las quiebras y pérdidas de sus pequeñas o grandes propiedades, teniendo que pasar a engrosar, como resultado inevitable, las filas de los desposeídos, que forman la clase obrera, y de los que están aún más debajo de ésta, que son los indigentes.

El deslumbramiento, del bizarro palurdo y mercenario traidor, de Juan Bolívar Díaz Santana, por lo puesto de manifiesto con sarcasmo, y cinismo en abundancia, por el procónsul saliente inglés en el país, bajo hipócrita camuflaje de Embajador diplomático del colonialismo inglés, es prueba de su garrafal desconocimiento o de su cerril reaccionarismo, si no de su pervertido y aberrado espíritu infecto-contagioso de jesuita, tan vil como canalla, que lo empuja a decir estupideces e imbecilidades en amasijo de truculenta ignorancia lleno de rampantes vulgaridades y obscenidades, cuando se requiere, por lo menos, cierto nivel relativo de conocimientos.

Por lo que, nada debería extrañarnos que el traidor Juan Bolívar Díaz Santana se haya quedado extasiado ante las verdades de perogrullo del procónsul saliente del imperialismo inglés en nuestro país. Más perverso y criminal, como ignorante, que un jesuita, sólo y únicamente otro jesuita.

 

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