ALOCUCIONES DEL PRESIDENTE-SECRETARIO GENERAL DEL PACOREDO LUIS MONTAS

En torno al homenaje en palacio del pichón de tirano alimaña a su padre del alma Joaquín Balaguer

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Tal y como afirmamos en nuestra primera intervención respecto al infame camino abrazado definitivamente por el Presidente del actual gobierno antinacional y antipopular, títere y lacayo vil del imperialismo norteamericano y de la Unión Europea, así como del negocio religioso, el cartel del opio de los pueblos Iglesia Católica-Vaticano, S. A., de consumado pichón imitador del tirano alimaña, la sabandija histórico-social y personal llamada Joaquín Balaguer, al pretender la glorificación y el enaltecimiento de este funesto personaje, cuya falta de moral social e individual no encuentra punto de comparación a todo lo largo y ancho de la historia universal de la infamia ni de los canallas más abyectos e infames, y recurrir a hacer demagogia con el atavismo del amor maternal, por lo que expresara que su postura de más balaguerista que Balaguer se la debe a la opinión que respecto a éste poseía su señora madre.

Al hacer este análisis, no vamos siquiera a mencionar el nombre de dicha señora, pues ella personalmente no es el objetivo de nuestra respuesta ni de nuestro análisis.

Como hemos dicho, si tocamos el tema es porque Leonel lo introdujo a la arena del debate político y a la arena del debate intelectual, de cómo evaluar a los estadistas y a los hombres públicos en un país como la República Dominicana, o en cualquier parte del mundo.

E incluso le señalamos que él cometió una grave imprudencia, que denota su escasa formación y su escasa integridad personal, así como un irrespeto a su señora madre.

Al traer a colación el pretendido protagonismo de dicha persona, en su actual postura ideológica y política, necesariamente nos abrió las puertas para que nos propongamos elucidar, estrictamente a la luz del materialismo histórico y dialéctico (reflejos directos respectivamente de la sociedad y su dinámica interna por un lado, como de las leyes del movimiento permanente que rige en forma absoluta todas y cada una de las formas de existencia de la materia o del ser, por otro lado, que es infinita, que ni se crea ni se destruye, que sólo cambia o se transforma), la naturaleza del punto de vista, si es acaso que a los impulsos instintivos de la señora madre de Leonel Fernández se les podrían llamar pensamientos, pues entendemos que éstos son el resultado de un ejercicio del razonamiento, mediante el proceso de la elaboración en el cerebro humano de la realidad material del entorno, que impacta inicialmente a través de los sentidos, generando sensaciones burdas, que se llaman sentimientos primarios, pero que en realidad no alcanzan la categoría de pensamiento aún.

Pero de todos modos, vamos a tomarlos como tales, vamos a hacerle esa concesión a Leonel Fernández, porque en realidad su nivel teórico solamente mueve a tener hacia él un sentimiento de lástima.

¡Cuánta indigencia cultural y teórica exhibe este señor!

Y empecemos por establecer las bases sociales o materiales de las percepciones y pensamientos de dicha señora madre de toda esta genial figura, que pretende sustituir la ciencia, como Merlín el mago, por la fantasía, mediante el uso de una inusual demagogia barata, que lo identifica retratándole como un inescrupuloso político barato, lacayo, genuflexo y servil de los verdugos de nuestro pueblo y de nuestro país.

Los puntos de vista de la señora madre de Leonel Antonio Fernández Reyna respecto al papel de Balaguer y a sus patrañas recargadas de la mayor falta de escrúpulos( por lo que no nos equivocamos si decimos que era la encarnación de la amoralidad como la falta más absoluta y completa de respeto por principio alguno en el área que se quiera tomar para investigar su actuación, es decir, el comportamiento de Joaquín Balaguer), dichos puntos de vista de la madre de Leonel respecto a Balaguer, se corresponden con los de una infeliz mujer de un nivel primitivo de entendimiento tanto de los asuntos económico-sociales y políticos como culturales, que si no es el producto inmediato de los estamentos que por siempre han constituido los indigentes, sería entonces, por otra parte, el producto del final empobrecimiento de las capas inferiores del campesinado o de los artesanos, chiriperos o echa-días, que tanto abundan en un país como el nuestro, en que predomina un estancamiento histórico-social adverso a todo desarrollo, y que permite decir que en nuestro medio social el rasgo más típicamente sobresaliente es la preponderancia infinita (pero de un peso específico determinado) del lodo social.

Este proceso cruel de por sí resulta una tragedia infernal en la región que tenemos como de donde procede la señora madre del genial Leonel Antonio Fernández Reyna, que se ubica en Barahona y zonas aledañas.

Sería bueno que echen un vistazo a la historia del origen y formación de la misma región, como refugio de piratas y corsarios, de desertores de los ejércitos, contrabandistas y toda suerte de crápulas sociales, cuyo acervo, desafortunadamente, sigue gravitando sobre dicha región y su población, en forma cada vez más cruda e intensa, sólo con variaciones de formas y de manifestaciones.

La práctica cotidiana de la vida, que es lo que se llama sofisticadamente en los medios intelectuales praxis, y que es la interacción del individuo con el medio social y material, marca en forma imborrable a las gentes, y eso lo confirma en cada uno de nosotros nuestra forma de ser en la sociedad.

Preguntémonos que dice la ciencia histórico-social, respecto a ese estamento social, cómo lo define y cuáles son los rasgos de su conducta social, sicológica, su voluntad y sus hábitos, etc.

No vamos a citar, como se sabe, a un Agustín de Hipona, ni a un farsante como Juan XXIII o uno de esos estafadores Papas.

Vamos a citar a un verdadero maestro del materialismo histórico, porque es el autor de la liberación nacional y de la emancipación social y espiritual de una sexta parte de la población mundial.

Citemos pues, a Mao Tse Tung, en su estudio “Análisis de las clases en la sociedad china”, en donde afirma que en los países coloniales y semi-coloniales, o neocoloniales, en la época del imperialismo, como ocurría en el período pre-monopolista del capitalismo, o sea, en el de la libre concurrencia entre productores libres, existe además, “un numeroso lumpen-proletariado, compuesto de campesinos que han perdido su tierra y de obreros artesanos, con todo y su familia, sin trabajo, que se ven forzados a concurrir a las grandes ciudades”.

En “El Capital”, obra cumbre del maestro permanente cada día más vigente que es Carlos Marx, se analizan tanto las características como las bases económicas, históricas, sociales, culturales y de comportamiento del lumpen-proletariado, que si bien lo nutre la llamada superpoblación relativa del capital con carácter permanente (que es el tercer tipo de dicha superpoblación relativa del capital), su falta de moral, su carácter inescrupuloso, su condición de suplir los personajes que pueblan el submundo de la mala vida, de la prostitución (tanto femenina como masculina), su proclividad al mercenarismo, para ser parte de las bandas criminales, su contrastante conducta que oscila, como el péndulo de un reloj, entre la exaltación por obra del alcohol, drogas, y otros vicios, de un lado, y del otro, el más profundo e insondable estado síquico depresivo, etc. y etc., tales son los rasgos característicos que pondera Carlos Marx de ese sector llamado lumpen-proletariado, que debe saberse no es exclusivo del proletariado, sino que el término genérico se ha venido pasando así, a través de la historia y por eso se llama a todos los sectores desclasados de la pequeña burguesía parte del lumpen-proletariado. Pero perfectamente ese lumpen puede ser oligárquico, latifundista, terrateniente; puede ser burgués y pequeño-burgués, como ocurre tan pintorescamente en nuestro desgraciado país.

Por lo que Engels expresaba, tal y cual lo formula en su “Prefacio de las Guerras Campesinas en Alemania”, que citáramos en la edición 1028 de “¡Despertar!” correspondiente al martes 5 de junio del año 2001, y que dice así textualmente, citamos a Engels:

“El lumpen proletariado, esa escoria de los elementos depravados de todas las capas sociales, y concentrado en las grandes ciudades, es el peor de los aliados posibles, puesto que se trata de un estamento amoral. Todo líder obrero que utiliza a elementos del lumpen-proletariado para su guardia personal, y que se apoya en ellos, demuestra con este solo hecho que es un traidor a todo movimiento emancipador y a todo movimiento revolucionario”.

En República Dominicana, una parte del lumpen de los sectores más inferiores de la pirámide social pasa a constituir lo que se llama despectivamente en el argot oligárquico pequeño burgués, las chopas y los chopos, o sea, los que se dedican a los servicios en las casas de familia burguesas y pequeño-burguesas o terratenientes.

Los ejércitos y las fuerzas armadas, así como la policía de nuestros países latinoamericanos, tienen sus grandes contingentes constituidos por elementos procedentes del lumpen-proletariado y pequeño-burgués u oligárquico, correspondiendo a estos dos últimos sectores, esto es, los lúmpenes procedentes de la pequeña burguesía y de la oligarquía, aportar los componentes de sus estados mayores militares y policiales.

Dentro de una sociedad como la dominicana, sobre la que bajo el estancamiento centenario o secular ha gravitado, hasta terminar imponiéndose en toda la línea, el régimen capitalista, la movilidad social ha sido muy importante y muy activa, así como la flexibilidad y lo relativamente fácil de pasar de haber vivido toda una vida como un pobrete, y de la noche a la mañana, por un golpe de la suerte y en tanto se puede y logra convertirse el individuo en un mercenario de los verdugos del país y del pueblo, se convierte en un desclasado perteneciente a los hombres y círculos más ricos y más poderosos, momentáneamente, como es el caso específico de ese genio y figura hasta su sepultura que se llama Leonel Antonio Fernández Reyna, Presidente del Poder Ejecutivo del gobierno de los pelegatos del partido Pálido.

Dentro de esa movilidad social y esa flexibilidad que impone la dinámica incontenible del desarrollo capitalista, aún bajo el yugo del imperialismo, que actúa como un factor contradictorio, entendemos que luego de haber vivido los avatares de la vida en Barahona, llegó la señora madre de Leonel Fernández a la ciudad capital.

Aquí cabe resaltar ya la dimensión de la imprudencia que comete Leonel Antonio Fernández Reyna al meter a su señora madre en la evaluación de un personaje tan nefasto como Joaquín Balaguer, lo cual, insistimos, se lo atribuimos a su falta de escrúpulos.

E indudablemente, dicha señora, después de asumir las labores de servicio en casas de familia o ejercer la misma función como enfermera sin preparación académica alguna (que es lo mismo que una sirvienta) en el Hospital de San Isidro, durante la plena época de la dictadura de Trujillo, puesto que ahí se establecieron las relaciones de ella con el padre de Leonel Antonio Fernández Reyna, que jurídicamente se establece como el cabo Fernández, chofer de León Estévez (Pechito), chulo de la prostituta Angelita Trujillo, cuya sádica condición de aberrado lo llevaba a emplear su tiempo principalmente en labores criminales de asesinatos y tortura, o sea, en la práctica de la sevicia, en la que su chofer, el cabo Fernández, padre de Leonel Fernández, lo acompañaba con mayor fidelidad que su misma sombra, o sea, con una fidelidad perruna.

Al Leonel poner a su madre como la fuente de su confesa idolatría actual por el tirano alimaña y el siniestro comportamiento de este tirano, propio de hienas y otras despreciables criaturas, que tienen como fuente de su alimentación las carroñas de cadáveres de otros animales, no sólo ha cometido un grave error, esto es, un insospechable error, sino que ha demostrado cobardía para reconocer la realidad, y esto se demuestra en la demagogia en que incurre, con el fin de remover las bajas pasiones y los sentimientos atávicos, que tanto pesan en un medio de tanto atraso y corrupción, como ocurre en la sociedad dominicana.

Pero por sobre todo Leonel Antonio Fernández Reyna se autodesenmascara y se confiesa en su real significación clasista y social como un lumpen de las capas medias, cuyos puntos de vista necesariamente han de caracterizarse por los rasgos que hemos desplegado en nuestra descripción del destacamento social englobado bajo la denominación genérica de lumpen-proletario.

No queremos terminar esta intervención de hoy sin antes subrayar un criterio expuesto por el maestro insigne Carlos Marx en sus artículos contra el anarquismo, que citáramos en el periódico ¡Despertar!” No. 1031, correspondiente al jueves 24 de enero del año 2002.

Carlos Marx escribió:

“Dirigirse al trabajador sin una idea rigurosamente científica y sin una doctrina positiva, esto es, fundamentada en la realidad críticamente interpretada, equivale a hacer el juego llamado de los predicadores, juego vano y deshonesto, en el que, de una parte, debe participar un profeta inspirado, y de otra se admite solamente a unos asnos que le escuchan con la boca abierta. La ignorancia jamás ha ayudado a nadie y mucho menos los puntos de vista del lumpen-proletariado”.

Hemos dicho que una alocución no nos permitiría desbrozar el complejo problema planteado por Leonel y las implicaciones que el mismo tiene, pero el tiempo es nuestro verdugo.

Hasta luego dominicanos, confiados en que más tarde o más temprano se alcanzará la liberación nacional y se logrará la emancipación social y se impondrá la igualdad, que sólo es posible con el socialismo, donde seamos dueños de nuestro propio destino.

 

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