EUCLIDES GUTIERREZ FELIZ

Trayectoria de un calié del SIM amamantado con los crímenes de sus ancestros sicarios del tirano Trujillo hasta culminar como un vulgar depravado funcionario del desgobierno corrupto y criminal del Pálido Pelegato 

10-06-2009

 

De un personaje llamado Euclides Gutiérrez Félix, cuya trayectoria individual es de por sí un capítulo vivo, ilustrativo y aleccionador como ninguno de lo que es la historia nacional de la infamia, configurada ésta con la más asqueante práctica permanente de la ignominia en un grado tal, que es capaz hasta de ofender al más vil de los seres humanos del mundo de la crápula pues es difícil que haya otro cinikon que alcance su nivel espurio en su condición de canalla; teniendo Euclides Gutiérrez Félix como su origen, el más degradante econicho familiar como antro de crímenes, depravaciones y aberraciones individuales provenientes desde sus abuelos paternos y maternos, cuyos oficios no eran otros (pues son criminales abyectos por vocación) que el robo, el asesinato, la ociosidad y la más cruda prostitución desde la misma infancia, lo que se reprodujo en una obra maestra con la repetición como antisociales de taras genéticas de los hijos del Capitán Gutierrito (asesino y matón de la dictadura de Trujillo desde la noche oscura en que se instaurara y que en la década del ‘40 adquiriera sus connotaciones de orden de las hienas y los chacales sanguinarios jamás conocidos) y de la hija del otro carnicero bestial, el coronel Félix (que fuera un tristemente célebre también asesino a quien, por su nefasta labor, el sátrapa Trujillo premiara, dándole patente de corso para que sembrara de cadáveres la República por campos y ciudades, desde la jefatura de la organización criminal y contraria a todo cuanto signifiquen derechos democráticos y constitucionales para la ciudadanía que sigue siendo la Policía Nacional; esos hijos, de los que forma parte este beocio llamado Euclides Gutiérrez Félix, cuyas bajas pasiones y sus pestilentes instintos, en continuo desenfreno, son los únicos a los que obedece y responde, pues su infesta figura, reconcentrado de taras, no es compatible con la moral, la honestidad, la honradez, la dignidad ni mucho menos la decencia; pero de esos humanos deformados congénitos engendrados como en un cubículo del infierno, Euclides Gutiérrez Félix es el más nocivo de todos, aunque el infeliz Julito -El Gordo- Gutiérrez, su hermano mayor, pederasta curtido con impunidad bajo el amparo de la dictadura y de su padre y concupiscente criatura, exponente en carne y hueso de cuántas aberraciones sean posibles de imaginar puedan ser albergadas en un cuerpo de mente enfermiza; Euclides Gutiérrez Félix es incluso más amoral que William Gutiérrez, su hermano menor, consagrado a la prostitución masculina como marido del primo hermano de los Caamaño Deñó, el juez “Cascarita”, desde los 15 años de edad, y muerto, como debió de morir Euclides Gutiérrez Félix hace tiempo para liberar a la sociedad de sus miserias morales y sus depravaciones con las que aún tortura a la sociedad dominicana, en el lenocinio de la Máximo Gómez casi esquina Nicolás de Ovando, perteneciente a la inmunda proxeneta Herminia.

De ese funesto sujeto, Euclides Gutiérrez Félix, personaje para quien no hay concepto execrable capaz de abarcar sus bajezas y el amasijo que es su montón de ignominias y que bien se llama Euclides Gutiérrez Félix, se hace notorio que a este mismo crápula le da por auto-designarse como sujeto de ejemplar honestidad y su llamada buena fe, habiéndose enganchado a supuesto historiador para sólo dar continuidad a su hemorragia permanente de alabanzas y amores hacia la más monstruosa dictadura, a sus crímenes y a su incumbente Rafael Leonidas Trujillo Molina al que, si se le llama hiena, buitre, chacal o cualquier bestia que además de su condición de sanguinaria, carnívora y carnicera le sumen su asquerosidad nauseabunda, éstos, llámense hienas, buitres, chacales, o simple y llanamente bestias, se ofenden, nadie que se respete puede acreditar a esa basura, o si no, contenedor de ésta, y, en el más exacto de los casos, vertedero infinito de escombros más allá de una sentina, como historiador, puesto que, por el fin que se propone, es de por sí una depravación; pero no sólo esto, sino que un historiador, debiendo ser veraz y objetivo, jamás se convertiría en presa ciega de sus bajas pasiones y sus aberrados instintos primarios, debiendo todo historiador, o que funja de tal, reconocer la verdad de los hechos y la realidad incuestionable de las evidencias mudas, y este crápula y vicioso innato, como viejo espía de los cuerpos asesinos de la dictadura, que fue y es Euclides Gutiérrez Félix, tal cual era miembro del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), al que le sirviera en casi todo el país, pero particularmente en Montecristi, donde su criminal padre, el asesino Gutierrito, hizo un cementerio sin cruces que llegó hasta muy Océano Atlántico adentro, así como a fines de la década del ‘50 y los primeros años de la del ’60 estuvo, Euclides Gutiérrez Félix, en la oficina de procesamiento de los apresados por el SIM, bajo el mando del Oficial de Inteligencia de la Marina de Guerra del dictador, Julio Duquela Morales, y del degenerado homosexual director de “El Nacional”, Freddy Gatón Arce, alias “La Motica”.

Si el archi-traidor Juan Emilio Bosch Gaviño hubiese sido un hombre tan sólo honesto y con un ápice de honradez e integridad moral como político o como intelectual, no hubiese permitido tener entre sus oficiales a gente como este canalla que es Euclides Gutiérrez Félix, ni a un sucesor como el disoluto y podrido Presidente del Poder Ejecutivo del régimen Pálido-Pelegato, herencia funesta de ese fantoche y farsante, y que los papeles oficiales desclasificados del Estado Norteamericano, pertenecientes a su Departamento de Estado y a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) han confirmado, corroborando una certera y firme acusación hecha todo el tiempo por nuestro Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO), que Juan Emilio Bosch Gaviño fue y siguió siendo hasta el último momento de su tenebrosa y perra existencia, un espía suyo, esto es, del imperialismo norteamericano, de la CIA y del Departamento de Estado, a los que sirvió desde mucho antes de ser designado por la CIA director de su centro de adiestramiento en Costa Rica llamado Centro de Estudios Sociales y Políticos, o simplemente Escuela de Espías de la CIA de Costa Rica, en la que fungía como su asistente y contacto directo con los mandos de la CIA el rumano Sacha Volman,  a quien Bosch, siendo un arquetipo de infame irrepetible, alabara en su sucio panfletón “Crisis de la Democracia en Santo Domingo”, escrito en el 1964, refugiado al amparo del otro agente de la CIA de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín.

No hace mucho, sino apenas unos dos o tres años, que el mismo sucesor y continuador en todos los órdenes de las correrías infames de Juan Emilio Bosch Gaviño, el disoluto y podrido Leonel Antonio Reyna, contrató a un joven historiador norteamericano para que participara en uno de sus cónclaves habituales llamadas Teleconferencias de Funglode; ese historiador norteamericano, de nombre Erick Chester, presentó de manera incuestionable las pruebas, con los mismos papeles desclasificados ese año por la CIA y el Departamento de Estado, de que tanto Juan Emilio Bosch Gaviño como el primer discípulo suyo hasta 1973, el nombrado José Francisco Peña Gómez, eran espías incondicionales a su exclusivo servicio.

Esto ya nuestro Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO), sin titubeos ni medias tintas, lo enarbola como punto de partida de cuestionar las ideúchas y basuras seudo-intelectuales de ese tunante, traidor y verdadero cabrón, cobarde y ladino que fue Juan Emilio Bosch Gaviño.

Pero un rata como Euclides Gutiérrez Félix, que se las da de historiador, sin que estas pretensiones falsas logren ocultar su condición de depravado y aberrado, hechura de las peores miserias humanas, no quiere ni puede reconocer que nuestro Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO) cuenta como uno de sus más brillantes y perspicaces logros al haber desenmascarado a ese pretendido gigante hecho de basuras y bajezas, que es Juan Emilio Bosch Gaviño, al igual que hicimos con su discípulo número uno, José Francisco Peña Gómez (aunque les duela a todos los perrodés), como lo estamos haciendo, cruda pero eficazmente (como profesionales de la defensa del marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tse Tung), con el actual disoluto y podrido, corrupto, corruptor, sanguinario y cínico agente de la CIA, del gobierno norteamericano, del capital financiero internacional y sus monopolios, Leonel Antonio Reyna, que es el heredero y continuador de ese gran rufián que fue, es y seguirá siendo por siempre, Juan Emilio Bosch Gaviño.

Pero los llamados seguidores de este inmundo granuja carecen de escrúpulos y hasta de sentido común, o bien, se niegan a admitir que cerraron filas alrededor del agente y espía del imperialismo y la contrarrevolución Juan Emilio Bosch Gaviño, porque todos ellos ya estaban reclutados para servir al imperialismo y a la CIA.

O bien, si no fuera así, tomaran como síntoma inequívoco de la apreciación suya de que el traidor por excelencia Juan Emilio Bosch Gaviño, tenía o tiene algún valor positivo es totalmente errada, además de por los resultados históricos prácticos, políticos, sociales, que son un balance irrefutable, está el hecho de que, quienes lo alaban, son agentes de la CIA y del neoliberalismo como del falangismo criminal franquista, como es el caso del traficante Pepín Corripio, quien ha llegado hasta la osadía de proclamar que ese traidor sin igual, espía, delator, verdadera sabandija que es Juan Bosch, es un tesoro inmortal de la humanidad. Pero ¿qué es y a quién representa ese evasor de impuestos y contrabandista del Opus Dei, de la criminal Santa Alianza del Vaticano y de su cuerpo de espionaje Sodalitium  Piano que es Pepín Corripio? Dice una máxima: Dime quién te defiende y te diré quien eres.

Nos acusa, ese tarado y deforme congénito e innato Euclides Gutiérrez Félix (en una típica representación de lo insólito, como la paloma disparándole a la escopeta), que nuestro Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO) desplegó irrespetuosamente campañas contra el ultra-traidor y ultra-espía de la reacción y el imperialismo que es Juan Emilio Bosch Gaviño, corroborado por los papeles desclasificados de la CIA, presentados con pruebas documentales por el historiador norteamericano Erick Chester, además de confirmado por los hechos y el devenir inexorable como implacable de la historia, y que nuestro Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO) era de la CIA.

Ante tan infelices pruebas de discernimiento deficiente por podredumbre espiritual a escala total del 1 al 100, nada hay que envidiarle a La Inquisición católica ni a los salvajes, que, aún a pesar de la realidad, insisten y llegar a matar, por sus extravíos y aberraciones, que llaman sus buenos sentimientos y su mejor buena fe.

A basuras como ésta crápula inmunda, que es Euclides Gutiérrez Félix, nadie, sin ofender la historia, como ciencia y como acervo de la humanidad, puede acreditarlo como historiador ni nada por el estilo. Euclides Gutiérrez Félix es un simple calié y chivato criminal y espurio de la dictadura de Trujillo y del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) de este sanguinario tirano.

 

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