TODO EL MUNDO ESTA DE ACUERDO Y NADIE SE LLAMA A ENGAÑO

En el asesinato del capo Rolando Florián Feliz están implicadas autoridades gubernamentales, civiles y policiales

La campaña desinformadora de las venales letrinas periodísticas no logra engatusar a la población

19-05-09

 

El asesinato en la cárcel de Najayo del reo condenado por narcotráfico, Florián Feliz, quien ya tenía 14 años más o menos de pena cumplida, asesinado a manos de la guarnición de la Policía Nacional, que es la misma institución del vicariato, encabezado por el disoluto, podrido, corrupto, corruptor y sanguinario- criminal Leonel Antonio Reyna, viene a refrescar la vil naturaleza de la actual desgranada administración gubernamental de los pálidos-pelegatos.

Estos y su cabecilla, que lo es también de este narco-gobierno terrorista de Estado y supersticioso clerical católico cristiano, han vivido regodeándose del progreso supuestamente alcanzado por ellos y aportado al país a través de las tristes reformas estructurales del programa neoliberal y privatizador, entre los que gustan enarbolar las inventadas virtudes de la reforma carcelaria y judicial que, como constantemente se confirma, a través de todas las abundantes pruebas que aparecen por doquier, y en las experiencias de todas las esferas de actividad de la sociedad y del Estado, como es el caso de la reforma del sistema carcelario, del que el disoluto y podrido vive solazándose de que el mismo ha sido modernizado y humanizado, todo lo que definitivamente viene en pedazos a rodar por el suelo, una vez más, precisamente con el asesinato del reo Florián Feliz a manos de varios oficiales de la custodia de los presos de la cárcel de Najayo, entre los que se destacan Lino Oscar Jiménez, el capitán de la Policía Nacional que disparara por la espalda asestándole cuando menos 6 balazos en el torso al reo muerto, así como el coronel José Antonio Pulinario Rodríguez, quien también disparara e hiciera blanco en el cuerpo del reo Florián Feliz, que muriera desangrado.

La elaboración de una siniestra trama, por parte de sectores gubernamentales, civiles y policiales, para efectuar ese asesinato, es una realidad difícil de refutar, como al mismo tiempo vuelve a confirmarse que el desgobierno del podrido y disoluto, como sanguinario fantoche, Leonel Antonio Reyna, navega en las podridas como fétidas aguas de las prácticas criminales, de corrupción y de las actividades del narcotráfico, provocando la disolución total de la confianza en las autoridades civiles, policiales y militares por parte de la población y de toda la sociedad.

Uno de los hechos que más contribuye al fortalecimiento de la percepción de que la muerte de Florián Feliz fue el resultado de una trama planificada y de la que es parte, tanto la salida del disoluto y podrido presidentucho, cuya única preocupación son sus bajas pasiones, sus bastardos instintos, así como sus obsesivos afanes de acrecentamiento de su mal habido patrimonio personal, a partir de haber llegado al Poder en el 1996, cubriéndose sus desnudeces y miserias con una mano por delante y otra detrás, como la supuesta operación de una cuerda vocal, como si fuera cantante o conferencista, del sociópata carnicero Rafael Guillermo Guzmán Fermín, el sanguinario Jefe policial, hecho justamente a la medida de la crueldad e indolencia irresponsable del disoluto jefe de su Poder Ejecutivo.

Lo mismo que el hecho de que sucesivamente se tratara de disfrazar el incidente ofreciéndose, a través de la prensa venal y amarilla, comprada y puesta al servicio del desgobierno y de sus atropellos, abusos, crímenes, entreguismo, corrupción y depredación acelerada de lo que resta del país y de la nación dominicana, versiones contradictorias, no cabe lugar a dudas que el móvil de toda era sembrar y difundir confusión, en aras de la impunidad prevaleciente.

Si se trataba de una requisa en la celda del reo muerto, resulta extraño y sospechoso que dicha requisa se efectuara a las 9:00 de la noche del sábado, cuando la reglamentación carcelaria, se sabe que ordena que a las 6:00 de la tarde todos los reos se encuentren recluidos en sus respectivos pabellones y celdas.

Junto a esa versión circuló la de que el reo se encontraba bajo los efectos catastróficos de estupefacientes, consumidos en la misma cárcel.

La otra da cuenta de que el reo, aún a las 9:00 de la noche se encontraba en pleno disfrute de una orgía sexual, con dos o más mujeres. Y la última versión da cuenta de que entre esas féminas se encontraba una menor de edad.

No hay que tener ni siquiera dos dedos de frente para percatarse de que lo que aconteció y resultó en el trágico desenlace el sábado 16 de Mayo en la cárcel de Najayo, fue el resultado de la corrupción e involucramiento de la Policía Nacional y las autoridades de esa cárcel, como ocurre en todas las del país, en actividades licenciosas y contrarias a todo lo que estipula la ley y hasta el sentido común.

Del mismo punto de partida resulta harto sencillo concluir que las autoridades gubernamentales, empezando por el disoluto, podrido, corrupto, corruptor, sanguinario e irresponsable Leonel Antonio Reyna, como parte de su nefasta estrategia de asesinar a personas que la sociedad y su sistema judicial ha puesto bajo la custodia de las autoridades civiles y militares, asesinatos por encargos de extranjeros, ya sean personas o países y sus gobernantes, como de círculos nacionales, actuando por las más diversas razones y motivos de toda índole, se desvelan por propiciar esas situaciones totalmente contrapuestas a reglas y disposiciones de organización y disciplina.

Es claro que el país se viene cayendo cada vez más rápidamente a pedazos, como que lo de las ejecuciones y fusilamientos de ciudadanos sospechosos de la comisión de delitos diversos, siempre ha sido un burdo y torpe pretexto para entronizar y expandir la práctica del crimen de Estado, que cada vez se tiene más convicción que se ha erigido, dentro del gobierno del disoluto y de los pálidos pelegatos, en el negocio más rentable, junto al robo directo de los fondos públicos o a la depredación de los bienes nacionales puestos bajo el cuidado de sus funcionarios, como tan perfectamente viene a ilustrar la forma inescrupulosa y huérfana de pudor con que el degenerado Jaime David Fernández Mirabal, al entregar la zona del Parque de los Haitises a la voracidad destructiva de un grupo de capitalistas cementeros, ensucia y enloda la imagen y la fama de sus tías, detrás de las cuales, huérfano de virtudes propias, se ha refugiado, para, desde ahí, desplegar con desenfreno y amoralidad una de las más viciosas conductas de un degenerado más allá de toda depravación personal.

 

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