No podrán excluir a Juan Bosch como miembro estelar del estado mayor de la CIA para América Latina y el Caribe

LOS NEO MUSSOLINISTAS, CASTRISTAS Y TROTSKISTAS APADRINAN A CONVERSOS DE LA CIA PARA SUS TORVOS FINES

La presión y chantaje de esas fuerzas oportunistas acorralaron a Manolo Tavares en su indefinición ideológica y política para lanzarle al suicidio insurreccional

29-12-2010

 

Juan Emilio Bosch Gabiño, al igual que ocurrió con Rómulo Betancourt, como con todos los del grupo que integraban, con Pepe Figueres, Raúl Haya de la Torre y Luís Muñoz Marín, y del otro subgrupo que cerraba fila al lado suyo y con la Iglesia Católica-Vaticano y su doctrina social cristiana, como Caldera en el Copey de Venezuela y Eduardo Freí del Partido Demócrata Cristiano de Chile, fueron hombres construidos y de una plataforma diseñados por los Estados Unidos y su agencia central de espionajes y crímenes políticos, la CIA.

Durante las décadas del 50, y cabe decirse lo mismo de la del 60, este centro de espionaje y adiestramiento, como ya hemos dicho, desplegó una intensa actividad, bajo la orientación de varios de sus expertos en geopolítica, especializados en América Latina y el Caribe, que fueron los que crearon la iniciativa de la formación de la tristemente famosa escuela de estudio político en Costa Rica, de la CIA, cuyo director en jefe, vino a ser Juan Emilio Bosch Gabiño, que hizo de lo que hoy, en el argot neoliberal y recolonizador, se dice el director gerencial.

De esos expertos geopolíticos de la CIA, especializados para asuntos latinoamericanos y del Caribe, se conocen varios personajes, entre los que caben ser mencionados Frans Gran, a la que se atribuye la maternidad, ya que era mujer y no hombre, de la comprobada estrategia global, que adquiere imperiosa beligerancia a fines de la década del 50 y en la del 60, y que se enrumba a buscar la sustitución de los dictadores de la época por presidentes llamados democráticos, pero que en realidad no fueron otra cosa que dictaduras legales, como fueron las administraciones yanqui balagueristas desde el 1966 en adelante, hasta el 1996, incluyendo las dos del Perrodé y que fuera relevado por el heredero y continuador del viejo espía pagado de la CIA y agente del Departamento del Estado yanqui, Leonel Antonio Reyna, espía a sueldo de la CIA, miembro  del grupo de defensa interamericana, y agente asalariado de los Estados Unidos, al igual que su maestro, del que no tubo ningún problema en heredar todo el paquete del abominable legado en herencia.

Frans Gran trabajaba junto con el otro colaborador y agente de primera línea de la CIA el norteamericano Robert Alexander, quien hacía de historiador, y ambos son los creadores de la pestilente figura del cuadro en que esas legiones de lacayos inmundos pugnan entre sí para atribuirse en cada país del continente latinoamericano y el Caribe, como son bien conocidos los casos de la perenne disputa entre los que le dan el flamante titulo de padre de la democracia dominicana al tirano alimaña Joaquín Balaguer, mientras que otro se lo quieren envilgar al archi reconocido traidor y espía pagado de la CIA como agente a sueldo del Departamento de Estado norteamericano y de su imperialismo, Juan Emilio Bosch Gabiño; y los hay también que se lo quieren envilgar hasta al agente de la antidominicanidad y haitiano, como de la CIA, del Departamento de Estado y anticomunista profesional, José Francisco Peña Gómez, y así sucesivamente.

Parece ser que es dentro de la historia de la actividad política venezolana, que se encuentran las mas ricas documentaciones que son ventiladas, principalmente, por uno de los integrantes de la corriente del chavismo bolivariano, pero condicionado éste en sus investigaciones y publicaciones, seriamente, por los vínculos del régimen neomusolinista de Chávez con sus pares cubanos de Fidel castro y Raúl Castro, quienes cada vez exhiben más las orejas del burro socialfasista y populista del duce Mussolini, y quienes, a la vez, exigen que Hugo Chávez y sus partidarios oculten, callen y retengan, y así se hagan cómplices, al no hacer de público conocimiento, la participación estelar, como protagonista de primer orden en el grupo de los cinco políticos del estado mayor de la CIA para América Latina y el Caribe, de Juan Emilio Bosch Gabiño, con el que los cubanos apostaron a una arriesgada aventura, acogiéndolo en su seno como un converso de la CIA, lo cual es toda una política conocida de su parte, como lo explican los casos de los espías Philip Agee y otros, e incluso su vinculaciones con Chomsky y Elemburg, lo que a partir de ahí y con la singular efectividad y eficiencia del famoso aparato de espionaje cubano, que se equipara con el Mossad de Israel y es uno de los primeros del mundo, gracias a la transferencia y adiestramiento de la KGB del socialimperialismo y el socialfacismo soviético de Kruschev, Bresnev y compañía, como de la STASI de la desaparecida, igual que la ex URSS,  República Democrática de Alemania; todo lo que ha devenido en tal grado de promiscuidad, de espionaje y contraespionaje que, al fin y al cabo, es casi imposible determinar quién es quién dentro de ese aquelarre de los archi contrarrevolucionarios, por oportunistas y renegados revisionistas y los traidores, así como de los tradicionales gendarmes  reaccionarios y verdugos de los pueblos, que son los imperialistas, que encabezan los Estados Unidos junto a la Iglesia Católica-Vaticano.

Esta complicidad de Hugo Chávez con parte del grupo de los cinco del estado mayor político de la CIA para América Latina y el Caribe, por chantaje de Fidel y Raúl Castro, más su jauría de desalmados renegados y aventureros de la peor laya, es reflejada claramente por el notable investigador y escritor, como se le expende al publico, José Sant Roz, en sus castradas opiniones e informaciones, por ejemplo en una entrevista suya, de Sant Roz, publicada en el Correo del Orinoco, se dice lo siguiente, omitiendo en forma arto evidente y desvergonzada, por un acto de grosera censura y auto censura, al espía pagado y agente asalariado yanqui, Juan Emilio Bosch Gabiño, del grupo de los cinco de marras del estado mayor de la CIA, al momento de concluir dice Sant Roz: “Por eso es que Betancourt aparece como enemigo de los dictadores de entonces, asegura Sant Roz, quien destaca el papel de Frans Gran, que tuvo tanta influencia, prosigue diciendo, sobre y dentro de la Casa Blanca, que de su voluntad dependía la selección y escogencia de los presidentes de buena parte de los países de América Latina. En efecto, continua diciendo, Frans Gran, fue la promotora del peruano Víctor Haya de la Torre, del chileno Eduardo Frei (padre) y del puertorriqueño Luis Muñoz Marín, así como del costarricense José “Pepe” Figueres, quienes fueron luego presidentes de sus respectivos países”.

Como se ve, es evidente que Sant Roz, o el Correo del Orinoco censura la idea completa de Sant Roz, puesto que no hay  justificación para que de ese grupo se excluya al espía asalariado de la CIA, espía y agente pagado del Departamento de Estado yanqui y, por tanto, de este imperialismo a tiempo completo, lo que no deja duda de que esa información fue truncada, y fue impuesta la exclusión de un estelar espía y agente yanqui por vía del mismo expediente, como es el caso de Juan Emilio Bosch Gabiño; siendo las raíces y causas de este fenómeno conocidas de todo el mundo a partir de las relaciones de Chávez, Cuba y los hermanos Castro con sus compinches, como son los dirigentes del Pálido pelegato y el mismo gangster Leonel Antonio Reyna y sus crímenes, como su política de atentados sistemáticos en contra de la nación y pueblo dominicanos.

 

La figura de Juan Emilio Bosch Gabiño, desde un principio, fue diseñada dentro del marco común a todos los epígonos del staff de esos politiqueros que integraron el quinteto que corresponde designarlo como el estado mayor de la CIA para América Latina y el Caribe, tal y como hemos venido haciéndolo. Su plataforma política para llegar al poder en el 1963, desde su arribo al país en el 1961, fue basada en la propaganda y practica del “borrón y cuenta nueva” en protección a los antiguos verdugos del pueblo desde la dictadura tiránica, a quienes les exhortaba a cerrar filas junto con él, vendiendo la imagen de ser un conciliador y social reformador pacífico, así como significando, reiteradamente, que el proceso de transición, del 1961 al 1963, e incluso el proceso electoral que anunciaba, deberían llevarse a cabo bajo la dirección del gobierno presidido por Joaquín Balaguer. 

La prensa de la época, principalmente El Caribe, está saturada de estas propagandas venenosas del bochismo, que afanosamente trabajaba entonces bajo la enseña de la Alianza Para el Progreso, añagaza del gobierno norteamericano.

Al momento de tomar posesión del gobierno suyo, la representación extranjera no podía ser más elocuente, Rómulo Betancourt, Pepe Figueres, el representante de Raúl Haya de la Torre, Luis Muñoz Marín y los connotados agentes de la CIA encargados de los asuntos de su traspatio colonial de América Latina y el Caribe; todos los que fueron recibidos y presentados como los prohombres, en realidad todos agentes siniestros y perversos  del aparato opresor y explotador del imperialismo yanqui, que éste y su maquinaria mercenaria de propaganda vendían como los presidentes democráticos que desplazaban y sustituían a los antiguos dictadores, los que ya habían sido desenmascarados como alevosos y perversos planes, en lo que esos presidentes fantoches, designados en farsas electorales, pasaron a ser las cabezas de las dictaduras legales, con las que se pretendía cambiarle el rostro nefasto a todas aquellas sangrientas dictaduras, como era el mismo caso de Rómulo Betancourt, que estaba reeditando las grandes carnicerías a través de la cacería humana anticomunista, acordada en el criminal acuerdo de “Punto Fijo” de Betancourt, de Acción Democrática, de Jóvito Villalba y de Rafael Caldera del Copey Socialcristiano, como en los mejores tiempos del dictador, modelo de gobernante para América latina, según Truman, Pérez Jiménez.

Las presiones y conspiraciones de estas fuerzas, coordinadas y dirigidas siempre por la CIA, gravitaban cada día con más fuerza y agresividad en el 14 de junio, acorralando virtualmente a Manuel Aurelio Tavares justo que, lleno de incertidumbre, se mostraba temeroso, sin saber en quien debía confiar.

Es así como Manuel Aurelio Tavares Justo, carente de formación y previsión ideológica y política, como bajo una extrema presión, en la que no estaban ausentes las amenazas directas de actos terroristas en contra de su persona, y, en extremo desesperado, se decide por soldar un pacto de alianza con un sector de jóvenes exiliados, principalmente que habían estado en Argentina, donde fueron reclutados ideológica y políticamente por las basuras trotskistas y peronistas, con toda su carga nacional socialista de corte mussolinista, a través de Silvio Frondizi, y que además había entrado en contacto con los simpatizantes del anarco terrorismo de Ernesto “Che” Guevara. Dicho grupo estaba compuesto entre otros por Abel Rodríguez del Orbe y su extraña personalidad; por Pipe Faxas Canto, de muchas inquietudes y vivaz inteligencia; por Luis Genao Espaillat, que, además de en Argentina, estuvo en Venezuela y que, como todo el mundo sabe, tres años después, en el 1964, se declaró formalmente agente de la CIA; Darío Solano, provinciano trotskista que buscara protagonismo como organizador de FENAMA, Federación Nacional de Maestros, y que muriera tras la envestida de un vehiculo en marcha; el pianista Hugo Toyo, esposo de Milqueya Toyo; Rafael Cruz Peralta, un aventurero y lumpen, falsificador y embaucador de siete suelas, que fuera secretario del agente de la CIA, Héctor Aristy y que muriera como vivió, víctima del sida. Pero a la cabeza de todos estaban los hermanos Hipólito “Polo” Rodríguez Sánchez y Marcos Rodríguez Sánchez. El primero de los cuales era el enlace directo con Cuba y los castristas, particularmente con el grupo de los guevaristas y el famoso terrorista castrista Barbarroja, el comandante Piñeiro. Polo y Marco, que desde los inicios de 1961 habían estado entrenándose y llevando a cabo cursillos de entrenamientos ideológicos y militares en Cuba, como en países de la Europa Oriental, habían logrado obtener hasta una subvención, como ayuda financiera, a las actividades del 14 de junio, para fines de montar guerrillas, lo que vino a operar como una presión fija y constante, previa y dogmáticamente acordada o pactada entre las partes. Esa absurda cuestión, ciegamente pactada por Manuel Aurelio Tavares Justo, arrastro a éste y al 14 de junio por un precipicio sin fondo que le costó la vida, inútilmente, a Manuel Aurelio Tavares Justo y conllevó la disolución, por desgaste y orfandad de papel definido y coherente, tanto política como ideológicamente, del 14 de junio.

Junto con el grupo de Polo Rodríguez, protroskista y guevarista más que castrista, como ocultaban, se arrimó al 14 de junio otro grupo, que formó una corriente burguesa radical y conspiradora, compuesta por Máximo Bernal, José Daniel Ariza, otros muy afines, por cuestiones de clase, y otros, como Fidelio Despradel Roque. Rehuyendo ser delatados ante la embajada yanqui y sus cuerpos de espionaje, particularmente de la CIA que, como se confirmo con el caso Xiomara Saladin, esposa de Pichi Mella, la que no pudiendo haber concebido, a pesar de todo el empeño puesto en tener un hijo, la CIA le hizo la oferta de resolver el problema, que le impedía su cometido de ser madre, siempre y cuando Piqui Mella y ella se convirtieran en sus informantes y colaboradores desde el seno del 14 de junio; lo que habría sido resuelto con la negativa de Pichi Mella.

Las dos corrientes acordaron exiliar hacia Cuba al grupo de Jimmy Durán,  Fafa Taveras y Norge Botello, el profesor de piano Hugo Toyo, junto a su esposa, también se fue para Cuba como delegado embajador del 14 de Junio en Cuba.

El compromiso pactado, en cierto momento, por el gurú de ese flamante estado mayor de las operaciones políticas de la CIA para América Latina y el Caribe, que indudablemente lo es Rómulo Betancourt, con los jefes de dicha institución, en coordinación con el Departamento de Estado norteamericano, en lo concerniente al asesinato masivo de los comunistas y revolucionarios afines, fue hecho extensivo a todos los demás miembros del flamante equipo y, particularmente suscrito y hecho suyo, por Juan Emilio Bosch Gabiño, que lo llevaría a efecto, implementándolo por procedimientos un tantos diferentes de los aplicados en su periodo de gobierno, bajo lo acordado en Punto Fijo, 1958, del exterminio indiscriminado y despiadado de los comunistas y revolucionarios afines, por Rómulo Betancourt, desde el 1959 al 1964, acción criminal ininterrumpida, de lesa humanidad, que nada tenía que envidiarle a la operación limpieza llevada a cabo por las fuerzas de exterminio de los títeres de San Isidro y sus genocidas, que comandaban Imbert Barreras y Wessin y Wessin, y que  llamaron operación limpieza de la zona Norte de la capital en el 1965, durante la guerra civil.

José Sant Roz, al respecto expresa en su libro de recién publicación, titulado Rómulo Betancourt el procónsul, donde dice cosas tan interesantes como lo siguiente: El historiador estadounidense Robert Alexander revela, que la consagración del político guatireño como padre de la democracia, fue obra de Estados Unidos. La democracia betancourtista, asegura Alexander, es el complemento histórico de la obra de Bolívar, siendo el uno padre de la patria y el otro padre de la democracia. La cita es de 1964, último año del gobierno del caudillo Adeco, quien, para entonces, había llevado la represión contra las organizaciones de izquierdas alzadas en armas a extremos criminales. Esa afirmación del supuesto padre de la democracia, Rómulo Betancourt, agrega Sant Roz, cumplía con un guión diseñado para legitimar la llamada doctrina Betancourt, que fue un invento de Estados Unidos para quitarse el mote de intervencionista y suavizar la imagen de ser un país que imponía dictaduras en América latina.

Es válido afirmar, que el estilo escogido por Juan Emilio Bosch Gabiño fue un tanto diferente, pero dirigido al mismo cometido, de la eliminación física de los revolucionarios marxistas, que el pactado por la CIA con el grupo de los cinco.

Si Rómulo Betancourt, en un momento determinado, consideró justo reafirmar públicamente su siniestra determinación diciendo, ya en el 1953, en una comunicación al Departamento de Estado: “Todo lo que estoy haciendo, ustedes deben entenderlo como un acto de purificación, para lavar la mancha de mi pasado comunista”. Rómulo Betancourt fue dirigente del Partido Comunista de Costa Rica, pero no del de Venezuela, como afirmara el historiador e intelectual comunista Guillermo García Ponce. “En prueba, les ofrezco, -decía Rómulo Betancourt- desarrollar un sistema político económico que les garantice a ustedes, los Estados Unidos, todo el petróleo que necesiten”. A ese documento, los historiadores de Rómulo Betancourt le llaman acta del rito de purificación y en éste, su autor, Rómulo Betancourt, establecía: “los comunistas deben saber, y así se los demostraré, una vez en el Poder, que en mí tienen un decidido enemigo, consciente de todas mis responsabilidades, para darle a ustedes todo el petróleo para que garanticen la reconstrucción de Europa y la seguridad de América”.

El significado de esta acta de purificación de Rómulo Betancourt, es equivalente al significado y contenido del celebre mensaje de Juan Emilio Bosch Gabiño a las tropas militares, el 30 de marzo, durante su gobierno del 1963, en Santiago de los Caballeros, cuando afirmo: “Soldado dominicano, jamás permitas que en nuestro país triunfe ni se imponga el comunismo; que el comunismo es muerte, sangre, opresión y guerra”.

Continuaremos.

 

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