La diferencia del llamado estilo entre el capo di tutti capi Leonel Antonio Reyna y el Dañino Medina de que habla la cínica Rosario Espinal es únicamente el acicalamiento hipócrita de los fines y propósitos en contra de la existencia de la nación y de la República Dominicana

En realidad el estilo es el resultado de llevar el pensamiento a la práctica y la manera desde el ángulo en que se aborda y se despliega, implica la ideología y la concepción como su contenido y significado

25-08-2014

 

El estilo, propio de la prostitución sociológica, política, ideológica, filosófica, ética, moral, como práctica, y ejercicio de entrega y venta, en todas las formas y de todas las maneras, no, ni siquiera, al que adeudan por voluntad propia, sino al que sus amos y señores les ordenen, les indiquen o señalen, es la realización de la máxima de: por la plata bailan el mono y la mona; como se es perro y/o perra. Y se pone de manifiesto, con la más intensa claridad, que se tiene esa naturaleza, de perro y/o perra, cuando se pretende inventarse un llamado estilo; que es, única y exclusivamente, forma externa; y el acicalamiento hipócrita de los fines y propósitos que, por ser de carácter rotundamente infames, ignominiosos y canallas, en aras de los oscuros y espurios intereses que, por su intrínseca estrechez, son mezquinos, en contraposición y perjuicio de los intereses de las masas populares; y van en contra de la existencia de la nación y de la República Dominicana, pisoteando su soberanía y su autodeterminación, no única ni exclusivamente en el orden político, sino de sus riquezas naturales y hasta del econicho-social de la nación, que incluye, tanto su territorio, como su flora y su fauna: o sea, el medio o el ambiente que hace factible el desenvolvimiento del auto-sostenimiento alimentario, como la preservación de las cuencas hidrográficas, así como la defensa de los límites marítimos del país.

Los que pretenden instituir que ese acicalamiento, a base de cosméticos y empeñados maquillajes, es el estilo, forzosa y obligatoriamente se adhieren a la bisutería y le rinden culto a la trivialidad y a la peor superficialidad; con lo que, de paso, no sólo dan cuenta de su naturaleza de mercadería para el mejor postor y en cualquier ocasión; porque, en realidad, su valía intelectual es la de un o una mercachifle, con un barniz o acicalamiento de maquillaje con cosméticos baratos, bajo el bastón de mando del apremio de los intereses nocivos a los que sirve; de inicio, por necesidad, pero, andando el tiempo, en que se pierde la grácil figura y las oportunidades de engancharse se reducen drásticamente, entonces no es por necesidad, sino por adicción y prostitución, y hasta por amor al arte, que es el peor y más degradado desnivel de la ramería, o sea, de la práctica continua como ramera.

El estilo no es, pues, sólo forma exterior, modales externos, simulaciones ni nada que se le parezca. Si acaso eso fuera, como pretenden esos miserables mercenarios y mercenarias, que están entregados en cuerpo y alma a sus amos, sería suficiente con hacer prolongados cursos y estudios de etiqueta, modales y protocolo, y se estaría en posesión del estilo cautivador por excelencia.

Pero, para desgracia de esos especuladores y mercenarios, que se alimentan con las trivialidades y superficialidades, ateniéndose siempre a las engañosas apariencias, por lo que, de hecho tienen, en su adocenamiento, tanto en cuanto a su mediocridad ancestral como en su procaz vulgaridad, que lo o la consagran como un animal amoral; de ahí lo de cínico y cínica, como propio de perro o por perro. El estilo no es sólo, ni principalmente, forma externa ni apariencia superficial. El estilo es el resultado de llevar el pensamiento a la práctica; y, la manera, desde el ángulo en que se aborda y se despliega. Por lo tanto, el estilo, en su contenido implica, y de paso encierra, la ideología y la concepción como su contenido y significado.

Rosario Espinal, que es uno de esos productos, resultantes del maridaje infame y vil del imperialismo yanqui USAID-CIA, con las mafias y grupos criminales de la Iglesia Católica-Vaticano, como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo, los Caballeros de Colón, o de la Orden de Malta, si no, los grupos masónicos dentro de la Iglesia Católica-Vaticano; todos los que concurren, en nuestra país, en la Putamaima, con el capo de sotana Agripino Núñez Collado a la cabeza; que, aunque el alias Papa actual, en un gesto hipócrita, prohibió la denominación de monseñores, él sigue usándola; porque se ha acostumbrado al estilo del chivo sin ley; y así, insiste en que le sigan llamando monseñor, cuando en verdad, con tal designación, encubre su condición de gángster de la más baja y peor ralea.

Y ha creado camadas y camadas de tales bichos, alimañas y sabandijas, de los que son huérfanos de todo escrúpulo y pudor; que están en Educación, en el Poder Judicial, en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, en los servicios de espionaje, en todas las ramas del Estado Dominicano, con fines de mantener, tanto su subyugamiento, como su parasitismo, a costa del pueblo y nación dominicanos, como el anulación de todo cuanto sea soberanía nacional y estatal; como derecho civil, y ejercicio pleno de la autodeterminación, como fuente y garantía de la democracia.

Sirviendo esos fines, Rosario Espinal recurre al más olímpico desfasado escolasticismo de Tomás de Aquino; y, se ha atrevido, audazmente, a especular sobre diferencias de estilo entre el hombre babosa hecho de paja podrida, Dañino Medina, que, como arquetipo del genuflexo, servil y entreguista, hasta más allá de lo abyecto y aborrecible, se erige en lacayo y entreguista-traidor; que pisotea y cobardemente se erige en desertor canalla de la soberanía nacional y de la integridad territorial; arrodillándose ante los desmanes del Estado tribal, que no ha alcanzado siquiera la condición de nación; una vez que, en sus 214 años de existencia, jamás ha logrado un idioma común, ni mucho menos una cultura nacional propia; poseyendo, en cambio, las primitivas culturas de las tribus africanas, de las los que trajeron los cristianos traficantes y cazadores de esclavos, bajo la protección de una bula papal. Y, como el mercenario repugnante Dañino Medina se ha plegado a la destrucción de la nación dominicana y su fusión con los haitianos, que es el objetivo y finalidad de los monopolios imperialistas norteamericanos, de la Unión Europea y del Canadá, en íntimo y común interés con la parasitaria y oscurantista Iglesia Católica-Vaticano, es la plataforma a la que se ha plegado, bajándose los pantalones, y colocándose en la más indecorosa e indecente posición; vista a la luz de las letras sublimes del Himno Nacional quisqueyano, que reivindica el heroísmo y el patriotismo viril. Pues, la cínica y, por lo tanto, perra del imperialismo y de los haitianos, Rosario Espinal, se inclina a distinguir al Dañino Medina, atribuyéndole un estilo distinto e innovador, respecto al capo di tutti cappi, Leonel Antonio Reyna, al que le atribuye el estilo propio de los viejos caudillos; que, en su especulación escolástica y dado su cavernario punto de vista jesuítico, del secretismo y la hipocresía, de: nada es verdad ni mentira, todo depende del interés que se persigue y por el que le pagan, según la divisa jesuita, que es su bandera, de: el fin justifica los medios.

Para ello, erige el valor determinante, por parte del Dañino Medina que, como Gángster Murmullo, tiene en el secretismo, que es, además el amuleto de su mediocridad y orfandad de lucidez de entendimiento, como de discernimiento; esto es, dada la comprobada precariedad de su nivel de inteligencia, por un lado, y por el otro, su aberrada adicción a actuar en la sombra, apelando a las marrullerías, a la estafa, al soborno, a la compra y venta de conciencia, o al tráfico inescrupuloso de la falta total de ésta, o a la orfandad de pudor.

A lo que la prostituida mentalidad insidiosa, de mercenaria contumaz y de seudo-intelectual, sin savia ni sustancia; y, por lo tanto, una tripa vacía, que sólo asimila desechos y excrementos, como su material alimenticio y digerible por ella, de Rosario Espinal, le da el rango de estilo; no es más que los más viles y desalmados procedimientos y canalladas de los estafadores, de los rufianes, de los timadores y de los peores pillos.

Así, Rosario Espinal dice que, a diferencia, supuestamente, del de Leonel Antonio Reyna, el capo di tutti cappi y el perdulario, por cuanto es incorregible en sus malas costumbres de aberrado sexual, narcómano, paranoico y terrorista de Estado, con suficientes crímenes para ser sentado en el Tribunal de Nüremberg y, a falta de éste, en su equivalente; pues. desde que impuso como política oficial los fusilamientos de ciudadanos, en contubernio con la Iglesia Católica-Vaticano, a través de los escuadrones de la muerte de la Policía Nacional, son más de 60 mil los ciudadanos dominicanos muertos por los escuadrones de sicarios de la Policía Nacional, bajo el ridículo y pueril alegato de los intercambios de disparos. Todos los cuales están pendientes de justicia.

De este sujeto, la cínica, o cánica, prostituta amoral de Rosario Espinal, afirma, que tiene el estilo diferente del de Dañino Medina; consistente en dar largas explicaciones y luego hacer lo que quiere hacer o lo que ya está decidido a llevar a cabo; mientras que el Dañino Medina no habla, no gusta de hablar ni de explicar, y ciertamente que, para dar explicaciones, de las malandrinadas, justificar iniquidades, apadrinar coartadas, y todo cuanto sea actos de fechorías contra el país y el pueblo, asumiendo la amoralidad como principio anti-ético; que es lo que, como recurso y procedimiento, precisamente pragmáticos, al estilo de los lobbistas y consiglioris, cerradores de altos acuerdos entre bandas de las mafias, es difícil encontrar quién supere al Dañino Medina, el prototipo del aberrado y desalmado, que gusta, y le place, hacer ostentación de su intrínseca condición de hombre babosa hecho de pajas podridas.

No obstante, el uno y el otro, sirven a las mismas clases explotadoras y opresoras, que es la burguesía oligárquica, cuya cabeza es la parasitaria Iglesia Católica-Vaticano. Se entregan, ambos, y otro tanto el que sea de los perros de Rafael Hipólito Mejía, de Miguel Vargas Maldonado, o de Luis Abinader, a la Iglesia Católica-Vaticano y a su parasitismo. Son ambos anti-dominicanos, y trabajan para la destrucción de la República Dominicana, y su fusión ulterior con los despojos del Estado tribal de las hordas haitianas. Agentes incondicionales de los monopolios imperialistas yanquis, como sirvientes abyectos de su intromisión e injerencia en los asuntos internos del Estado, de la nación y de la República Dominicana en general; y, otro tanto, con los monopolios del capital financiero mundial, de los países imperialistas de la Unión Europea, así como del país depredador y caníbal que es el Canadá.

Ambos son cabecillas paranarco-terroristas, corruptos, amorales; que diseñaron, y han venido aplicando, una política, enseñoreada en el Estado, del terrorismo y los asesinatos de Estado, vía las ejecuciones y pena de muerte, a través de su sicariato, por medio de los escuadrones de la muerte de la Policía Nacional.

Teniendo esta plataforma como el plato común del que comen y se alimentan, tanto el capo di tutti cappi Leonel Antonio Reyna, como el Dañino Medina, hombre babosa, y consagrado como traidor a la Patria, y tan o más entreguista que Pedro Santana, ¿de qué estilos diferentes especula, haciendo de cínica, o perra lacaya y mercenaria, y es que habla, la agente de la USAID-CIA y de la Iglesia Católica-Vaticano-Opus Dei, mafia Agripino Núñez Collado y la Ucamaima, Rosario Espinal?

 

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