Por más que brinquen, salten y pataleen, la verdad histórica resplandece cada vez con más intensidad y brillo:

Juan Bosh y Peña Gómez dos agentes mercenarios de los servicios de espionaje, injerencia y crímenes yanquis en el país
 

Así de sencillo vino a resultar que Eric Chester, un historiador norteamericano, traído para festejar el natalicio de Juan Bosch por la Fundación Global, como la cosa más natural y normal del mundo, dio testimonio de que entre los papeles desclasificados últimamente por la CIA se encuentran documentos oficiales que dan cuenta de que ambos personajes eran parte de la nómina de dicha agencia.

Educado en esa amalgama de pragmatismo amoral, de agnosticismo y en el mundo del engaño, Eric Chester lo tomó desde el punto de vista de su cultura e idiosincrasia, y así lo comunicó ante el auditorio de la Global, y al hacerlo lo expresó en inglés. A lo mejor, pensó Chester, que todos los que ahí estaban no se alarmarían ante una información que es requeteconocida, requetecomprobada y requetedifundida en el mundo, o sea que Eric Chester menospreció tanto la hipocresía como la capacidad de simulación y auto-engaño, para su conveniencia, de la claque politiquera dominicana y sus corifeos de la prensa amarilla que, a través de letrinas periodísticas refugio de agentes y espías de la peor calaña, como es el caso de “El Nacional” y Radhamés Gómez Pepín -El Criminal Jack el Destripador- tratarían de remover todos los sentimientos bastardos y el compromiso con la infamia que se estila ocupe un buen espacio en la idiosincrasia del dominicano.

Así, se quiso crear una histeria con bases demagógicas que conllevara a ocultar con un manto de fanatismo la realidad de las conductas podridas como espías de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez.

Se apeló a los supuestos servicios y aportes de éstos al país y a su proceso de modernización y progreso, cuando en realidad el balance arroja un saldo contrapuesto, y que deja muy mal parada dicha afirmación, que en el mejor de los casos queda reducida a una cándida o ingenua suposición.
Pero ahí están los hechos y los frutos de esos hechos.

Salió a relucir en el curso de las discusiones que Bosch había formado, junto con Sacha Volman, toda una generación hasta con relevo y continuadores de agentes y espías, cuyos nombres y actuaciones se pusieron de relieve.

Se recordó que este Sacha Volman es un viejo agente reclutador y contratista de la CIA, que había operado por cuenta de esta agencia hasta en operaciones criminales dentro del ex campo socialista, por lo que tuvo que emigrar de manera definitiva hacia Occidente, y pasar a prestar servicio en el convulso Continente Latino Americano, con su centro en San José de Costa Rica junto a Pepe Figueres, otro reconocido agente internacional de la CIA, Muñoz Marín, Rómulo Betancourt, Raúl Haya de la Torre y tantos funestos personajes más.

La intimidad y la confianza surgida entre los espías Juan Bosch y Sacha Volman fue de tal envergadura que en un libraco de Juan Bosch dedicado al principal de la cosecha de agentes, José Francisco Peña Gómez, titulado “Crisis de la Democracia en América Latina” éste afirmó que Sacha Volman era el ejemplo a imitar por todo joven latinoamericano.

Los esfuerzos se concentraron entonces en tratar de desmentir que Sacha Volman fuera un agente de la CIA de la magnitud que se estaba diciendo y poniendo de relieve en las discusiones, máxime cuando con ello se embarraba a unos cuantos personajes todavía participantes en forma activa en la política nacional, como serían los casos de Hatuey Decamps, Tonito Abreu, Rafaelito Alburquerque y hasta Claudio Caamaño Grullón, cuya hermana fuera la compañera del gran espía y asesino Sacha Volman.

Alvaro Arvelo (hijo), que estuvo casado con otra hermana de Claudio Caamaño, reclamó públicamente que los tantos dominicanos a los que protegiera y salvara supuestamente Sacha Volman deberían dar testimonio en defensa de éste.

Sin embargo, esa intentona de contrarrestar el desenmascaramiento de la red de espías y de las actividades al servicio del imperialismo norteamericano de Bosch y Peña Gómez, quedó desbaratada a raíz de la campaña de Cuba y Venezuela en torno al terrorista Posada Carriles, que había estado siendo protegido por los EE.UU. tras entrar furtivamente desde México a territorio norteamericano.

Así terminó conociendo la opinión pública nacional dominicana que Sacha Volman era quien manejaba a una buena parte del mismo Comité Político del PLD, con Bosch en vida y todo, como serían los casos de Miriam Abreu de Minguijón y su esposo, el señor Minguijón, de nacionalidad española, y del mismo Tonito Abreu, el primer Secretario General del Pálido.

Se supo del mismo modo que desde la Falconbridge, donde era Jefe de Personal, Sacha Volman había sido el anfitrión, preparador y coordinador de las reuniones donde se planificaron los asesinatos y secuestros de personajes ubicados como blancos mortales del Plan Cóndor de la dictadura del Cono Sur (chilena, argentina, brasileña, paraguaya, etc.) y que de esas mismas reuniones, coordinadas y preparadas por el ejemplar, según Bosch, Sacha Volman, salió la decisión de la voladura del avión de Cubana de Aviación, donde viajaban 73 jóvenes deportistas cubanos, entre ellos el equipo completo de esgrima cubano y su equipo juvenil de ajedrecistas.

Debe saberse que Sacha Volman se convirtió luego en el asesor y mentor de Hatuey Decamps Jiménez, el hoy flamante líder sin sustancia del mamotreto Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD) y que fue en los brazos de éste que murió y por cuenta de quien corrió el costo de la agonía de ese funesto agente de la CIA y del crimen Sacha Volman, expirando éste en el Centro Médico UCE, en la misma suite presidencial donde su esposa, la magnate norteamericana Dominique Bludhorn, la heredera de Richard Bludhorn, le parió tres continuadores de sus respectivas causas.

 

Volver a la Página Principal