Estado de Derecho, democracia y las antiguallas obsoletas que taran el Estado, castran y eliminan la soberanía estatal y la autodeterminación del pueblo

-El Concordato con la Iglesia Católica es ilegal, inconstitucional e ilegítimo, y con él se nos subyuga-

 

La lucha por el Estado de Derecho es la búsqueda de la democracia y la eliminación de todas las antiguallas, como el Concordato, que nos impone el yugo de la Iglesia Católica y su parasitismo.

Cada vez abundan con más fuerza y, claro está, en mayor cantidad, los ejemplos inequívocos de que en nuestro país la lucha por la democracia, el Estado de Derecho o la democratización y modernización del actual, igual que por el reconocimiento y vigencia real de los derechos ciudadanos y las libertades públicas, es simple y llanamente equivalente a eliminar todas y cada una de las antiguallas, lastres, reminiscencias y prácticas medievales que aplastan, asfixian y estrangulan a la sociedad y a la población criolla, al tiempo que son los medios e instrumentos para vivir parasitariamente de los empeños y bregas sobrehumanas de nuestras gentes para poder sobrevivir en medio de esta bestial precariedad.

Y resulta que las antiguallas, resabios medievales, taras y fardos oscurantistas que aplastan, impidiéndole progresar y desarrrollarse como modernizarse, al Estado dominicano, son de carácter económico-sociales, de poca productividad por falta de métodos de producción, por falta de recursos para ésta, así como de índole político-estatal, y en este último terreno se resumen y sintetizan en los pestilentes e infames dominio e injerencia de la Iglesia Católica-Vaticano en el Estado dominicano, como de los mecanismos de dominación e injerencia del imperialismo, volviéndose más difícil y adversa para la gente la gravitación de los mecanismos del imperialismo norteamericano ya que éstos actúan en colusión y coordinación con los de la Iglesia Católica.
Esta situación es el resultado del Concordato, del Vicariato Castrense y del Patronato Nacional San Rafael, establecidos entre el dictador sanguinario sin igual Rafael Leonidas Trujillo Molina y la Iglesia Católica, representada por el Papa hitleriano Pío XII, que se han continuado aplicando a pesar de ser ilegítimos, inconstitucionales e ilegales por anti-nacionales y anti-populares.

Son éstas y no otras las razones y causas, por lo que no hay que andarse perdiendo ni metiendo los dos pies en el mismo zapato. La democracia se alcanza si el Estado se libera de sus rémoras y antiguallas feudales y medievales que lo ahogan y desangran, disponiéndose a cortar por lo sano, y romper el Concordato, el Vicariato Castrense y el Patronato Nacional San Rafael, recuperando su propia soberanía estatal y empezando ahí mismo por devolverle su soberana libertad al Estado dominicano para entonces empezar a hacer patria.

 

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