La lucha por la democratización del Estado… y las vicisitudes del oportunismo pequeño-burgués frente a dicha consigna a lo largo de casi 30 años

 

En lo concerniente a esas lecciones históricas, se hace muy pertinente recordar las actitudes de algunas de esas formaciones pequeño-burguesas oportunistas que, al entrar en bancarrota, como ocurre con la facción de los del partido contra el trabajo (p"c"t) de los lúmpenes como el maricón Rafael Chaljub Mejía, el alcohólico y mendigo compulsivo Manuel Salazar, como con el depravado proxeneta y agente de las patronales, el degenerado Efraín Sánchez Soriano (Pocholo) quienes, a raíz de que sintetizáramos aquellas lecciones históricas, hoy irrefutables, algunas de las cuales aquí hemos detallado, esa corriente, que ya en su declaración de principios estableció, en el 1980 y tantos, que las elecciones "eran una farsa por principio" (lo que habla de su oportunismo y revisionismo), postulante del marxismo vergonzante, que no es siquiera del tipo del materialismo vergonzante que Federico Engels criticara y le enrostrara, denunciándolos como tales, a los positivistas agnósticos de Huxley y compañía, sino que es, a diferencia de ese materialismo vergonzante, la desviación de los oportunistas pecetianos, realmente un oportunismo-revisionista de renegados, por tener intrínsecamente un núcleo ideológico que los convierte en mendigos políticos con alma de rastreros, núcleo ideológico que es el indiferentismo teórico y el servilismo político; ese movimiento inicialmente repitió el sonsonete de que los del PACOREDO prentendíamos alcanzar la democratización del Estado burgués, lo que contrarrestáramos, primero, corrigiéndoles que se trataba del Estado burgués-terrateniente y teocrático (por el Concordato de Trujillo y el Papa Pío XII), segundo, no del Estado burgués mondo y lirondo, y tercero, que si se tratara de un Estado burgués propiamente dicho (esto es, de un Estado libre de antiguallas medievales, terratenientes y clericales y no como el imperante, como el que aún persiste en el país, por obra y gracia, precisamente, del Concordato, que hasta el día de hoy esos mismos oportunistas persisten en ignorar, con lo que se adhieren al más asqueroso clericalismo), las demandas de democratización no le serían presentadas a dicho Estado burgués mondo y lirondo en busca de que las mismas fueran institucionalizadas como conquistas, derechos y logros democráticos, sino para que los mismos, en caso de ser un Estado burgués propiamente dicho que, reiteramos, no lo es el dominicano en la actualidad, se consolidaran, puesto que, por lógica, se presupone que un Estado es burgués propiamente dicho cuando reconoce dichos fines y objetivos democráticos, lo que, reafirmamos, es obstaculizado sistemáticamente, e imposible de alcanzar en las condiciones de la hegemonía sobre el Estado de la Iglesia Católica-Vaticano y su Concordato, tal cual sucede en la actualidad.

Lo que, sintetizando, arrojaría un cuadro en que se habría de suponer, como requisito, que de antemano dichas conquistas, derechos y logros democráticos estarían, en mayor o menor medida, institucionalizados, y por igual, de paso, ese Estado no cargaría con el oprobio ni con la ignominia de tener encima un adefesio de fideicomiso como el Concordato con el Vaticano y la Iglesia Católica, que reduce el Estado Dominicano a su condición de Estado confesional y teocrático, además de antidemocrático en toda la línea.

Parece que, como resultado de nuestras embestidas críticas, sintieron la necesidad de maniobrar, y por ser prostitutas y rameras oportunistas, sin fisonomía ideológica, teórica ni política propias, sino como buenos lúmpenes pequeño-burgueses, se desplazaron, pero no de lo incorrecto a lo correcto, sino buscando el punto medio de estos dos extremos contrapuestos, y así, reivindicando el eclecticismo, concordante con su indiferentismo teórico e ideológico, optaron por presentar, cosa de 2, 3 ó 4 años más tarde que nuestro Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO), una consigna que más bien dice: "Por la democratización de la vida nacional", la que, efectivamente, no puede ocultar el carácter evasivo de la ideología oportunista de sus procreadores, vaga e imprecisa además, y, por sobre todo, que no puede ocultar que detrás suyo se dejan ver las orejas del burro oportunista negador de la actividad política independiente con respecto a la de la de la burguesía, como su vocación innata a ser apéndice de ésta, así como su condición de portadores del virus de la traición y del anarquismo señorial pequeño-burgués, todo ello por parte de los vagos y vividores del partido contra el trabajo (p"c"t).

Sin darle la cara al asunto de los objetivos y metas concretas de la democratización del Estado, sin lo que no puede haber democracia ni Estado de Derecho, queriendo escurrir el bulto y, sobre todo, reincidir en su condición de usurpadores contumaces, lo que en parte se explica por asunto de ignorancia supina, de holgazanería mental, de oportunismo y revisionismo, hicieron campaña, 5 u 8 años después de nosotros estarla llevando a cabo, alrededor de la Constituyente y esto como algo en sí, y más bien desvinculándola del contenido político, social y popular que se requiere posea la brega por dicha Constituyente, que no será el resultado de un acuerdo de aposento ni del consenso general, sino de las luchas de masas por parte del pueblo y su irrupción en el escenario nacional, alegando hoy día que ésta es una iniciativa original suya, lo cual humildemente, a decir verdad, estaríamos en el mejor ánimo de reconocerles (a condición de la previa revisión de las sucesivas publicaciones en que, a través de "¡Despertar!" elucidamos, del 1978 al 1984 sobre todo, los asuntos y cuestiones concretos pertinentes a la democratización del Estado e institucionalización de la vida nacional, comprarándola con la fecha de la de ellos), si de esa comparación resulta, por la simple confrontación de fechas, que los oportunistas y renegados revisionistas mercenarios del partido contra el trabajo (p"c"t) hicieron su adhesión a la Constituyente antes de la fecha en que la elucidamos y la suscribimos en "¡Despertar!" de manera reiterada, entonces nosotros, con toda honradez y humildad, les reconoceríamos su mérito.

Pero nuestra propuesta sería equivalente a una calle de doble vía, en la que una va y la otra viene.

Por lo tanto, es claro que, obviamente, desearíamos que, de no ser como ellos reivindican, sino como nosotros afirmamos saber, deberán reconocer, pública y abiertamente, que la propuesta de la Constituyente inicialmente no fue iniciativa suya, y esto, repetimos, es de fácil comprobación por cuestión de fecha y a través de los testimonios públicos escritos con letras negras en papel blanco. Esto es, pruebas escritas.

Es un desafío interesante y de no poco interés, por cuanto reivindica el papel de la honradez y la honestidad revolucionarias y socialistas que contienen los principios de la crítica y la autocrítica, según los que, una vez se incurre en la acción deshonesta y poco decente de la usurpación y la falsificación, lacras a las que son muy dados los de la Iglesia Católica-Vaticano, Apostólica, Romana y cristiana, puesto que en esta peste incurable la falsificación, la mentira como el engaño son la sangre de su sangre y el alma de su alma, deben proceder a repudiarla.

Colofón: Si se determina que el objetivo es cruzar el Río Ozama, por ejemplo, desde un lado u otro, a partir de ahí lo más importante pasa a ser cómo y con qué se ha de hacer el cruce. Tal es la relación entre la consigna de la democratización del Estado y la Constituyente.

Y esto es parte del método que, necesariamente, se supedita al fin propuesto. Desligar el método del objetivo es un acto propio de cretinos e imbéciles, que ocultan los más espurios objetivos de traición tras una consigna de palabras huecas y altisonantes.

 

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