Leonel Antonio Reyna

SOLO POR CRIMINAL DE LESA HUMANIDAD

debe correr la misma suerte que Adolfo Scilingo condenado a 1084 años de cárcel

De acuerdo con las informaciones que salieron a la luz pública a escala internacional a raíz de que en España, el capitán (alférez) de la Armada Argentina, Adolfo Scilingo, acusado por crímenes de lesa humanidad y condenado a una pena inicial de 640 años, y más adelante elevada dicha pena a 1084 años de cárcel, vemos que por ese camino se enrumba nuestro muy distinguido Leonel Antonio Reyna, alias Leonel Fernández, un espécimen de sociópata que, como tal, no posee parámetros que le permitan diferenciar lo moral de lo amoral, o sea, que es totalmente anti-ético, como tampoco tiene mecanismos de conciencia de distinción entre el bien y el mal, todo lo que lo llevó a efectuar la carnicería humana de los intercambios de disparos mediante ejecuciones y fusilamientos policiales, llamados, por ser efectuados en negación de los tribunales y el debido proceso, “crímenes extrajudiciales”, todo lo que fue hecho por Leonel Antonio Reyna luego de que previamente diseñara y pautara el plan suyo de imponer la paz de los cementerios mediante el terrorismo y los asesinatos de Estado sobre la población.

Leonel Antonio Reyna ha hecho todo esto sin importarle la existencia de una estructura jurídica y una Constitución, sino violándolas y pisoteándolas en forma deliberada. Como también ocurre en lo que respecta a la Doctrina de Nüremberg, las Jurisprudencias de los Tribunales de Nüremberg, establecidos ambos cuerpos jurídicos de valor universal tras finalizar la Segunda Guerra Mundial y la firma al respecto de la llamada Carta de Londres del 1945.

Pero la República Dominicana es firmante y signataria de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre del 1948, como de la Carta Interamericana de los Derechos Humanos firmada en San José de Costa Rica en el 1969.

Así, Leonel Antonio Reyna se convertía exactamente en epígono del tirano alimaña Joaquín Balaguer, que firmaba acuerdos de derechos humanos para usarlos como coartadas que sirvieron de amparo a sus crímenes atroces.

Con la doctrina de Nüremberg y la Jurisprudencia de los Tribunales de Nüremberg muchos criminales de lesa humanidad fueron castigados hasta con la pena de muerte por ahorcamiento y por fusilamiento. Pero para nuestro capo de capos y para-narco terrorista Leonel Antonio Reyna sólo queremos una pena como la de Adolfo Scilingo, pues no queremos ser parte de las ejecuciones, pues esto nos podría igualar a semejantes hienas de dos patas. Para el capo di tutti capi es cadena perpetua lo que buscamos.

En el país, desde el 1996, fecha en que ascendiera al Poder Leonel Antonio Reyna, en representación de la alianza, ya formal, pública y directa, del balaguerismo y el boschismo, que representaba el entonces Jefe del Poder Ejecutivo, Leonel Antonio Reyna, alias Leonel Fernández, y éste había iniciado su primer período aplicando la política de exterminio preventivo que a su vez Rudolph Guiliani había implementado al ser Alcalde de Nueva York, con lo que se volvía a los tiempos que se creían superados de las muertes ilegales por parte de la P.N., en sustitución de la política de respeto al debido proceso para todo ciudadano, con la que estaban ilusionados una gran parte de los dominicanos; bien pronto nos dimos cuenta que lo que teníamos enfrente era una política de terrorismo de Estado cuyo objetivo era efectuar crímenes de Estado, por cuanto obedecían a una política oficial del gobierno en el Poder, esto es, el Pálido Pelegato y Boschista.

Esto nos llevó al escudriñamiento de la cuestión de lo de los crímenes de Estado, Doctrina de Nüremberg y Jurisprudencia de los Tribunales de Nüremberg, en el procesamiento y condena de los criminales de lesa humanidad y genocidas, por las carnicerías humanas que se efectuaron en el Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay), cuyas víctimas y familiares reclamaban enjuiciamiento y castigo de los representantes de las dictaduras militares de los países citados.

La famosa condena de más de 600 años de cárcel a un ángel de la muerte, como es el caso del capitán de la Armada Argentina, Adolfo Scilingo, y el estudio de los pormenores del proceso, nos puso, de forma viva y directa, en contacto con la Doctrina y la Jurisprudencia de los Tribunales de Nüremberg, de la que hay una abundante literatura en Internet.

Un factor importante para la figura de los crímenes de lesa humanidad es que el sindicado como imputado de ese gravísimo delito, haya formulado o elaborado de antemano una expresa intención de llevar a cabo o propiciar el asesinato sistemático masivo, de sus posibles víctimas.

Y es aquí que Leonel Antonio Reyna tiene en su pedigree, la cantidad masiva de gente que han sido ejecutados por un órgano del Estado, como es la P.N., a la que erigió en órgano de ejecuciones y fusilamientos sin que en el país, ni la Constitución ni las leyes contengan la pena de muerte ni las ejecuciones, como medio de su preferencia para perseguir y castigar los crímenes y delitos en que incurran los ciudadanos comunes y corrientes.

Precisamente, las palabras de Leonel Antonio Reyna expuestas en su discurso del 31 de octubre amanecer 1ro. de noviembre del 1996, siendo ya Jefe del Poder Ejecutivo, son una convincente y contundente prueba de sus previas intenciones de matanza masiva, esto es, una decisión de efectuar la matanza que, como una orgía de sangre, continúa efectuándose aún, por parte de la P.N., a título de mano dura y de las ejecuciones o fusilamientos preestablecidos por la P.N. como órgano del terrorismo de Estado. La cantidad de dominicanos caídos desde el 1996 en cifras reales es de 10 por día promedio, a todo lo largo y ancho del país y proseguía sin dar muestras de pensar detenerse.

Leonel Antonio Reyna y su equipo pálido pelegato y boschista había venido concertando un acuerdo secreto de que la prensa invisibilizara los muertos, y en caso de que le fuera imposible hacerlo de un todo, acicalar y manipular el monto, que es lo que ha ocurrido y que hoy está totalmente confirmado como un hecho cierto, pero el balance real ronda la cifra de más de 45 mil ciudadanos dominicanos muertos por los llamados intercambios de disparos y las ejecuciones extrajudiciales que se llevan a cabo, con sellos indelebles de violaciones flagrantes a la Constitución y al orden jurídico predominante y oficializado en el país.

Leonel Antonio Reyna dijo textualmente en su discurso del 1ro. de noviembre del 1996 lo siguiente:

“En lo que llevo en el Palacio Nacional no me he encontrado todavía en los pasillos con el fantasma de Trujillo. Pero tampoco necesito hacerlo. Con la ayuda de dios (entiéndase la Iglesia Católica-Vaticano y su alias Cardenal, N. de R.) y de todos mis conciudadanos (entiéndase sus correligionarios pálidos-pelegatos, N. de R.) contribuiré a ponerle freno al desorden y a la indisciplina que durante más de 3 décadas se han apoderado de la sociedad dominicana, generando la impresión de que constituimos una sociedad donde impunemente se viola la ley y no hay poderes establecidos”.

Sólo es cuestión de tiempo y de correlación de fuerzas en el escenario político dominicano, a menos que se cree una situación internacional que obligue a poner el tema en el tapete eventualmente, como hoy están los del caso de la Argentina, de Chile, del Plan Cóndor y de las matanzas en Centroamérica entre las que sobresale la carnicería de Ríos Montt en Guatemala.

 

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