CEDIENDO AL CHANTAJE DE IGLESIA CATOLICA-VATICANO

Gobierno Danilo Medina pálido-pelegato-boschista recapitaliza negocio educativo Iglesia Católica-Vaticano

Diálogo por reforma educación es anti-nacional y retrógrado

21-11-2013

En el campo de la educación, la privatización y su conversión definitiva en un negocio privado fue siempre una perversa meta de la Iglesia Católica desde su larga etapa del Papado, que se habría materializado con la firma del Concordato, en el que se sentó la premisa antinacional y antipatriótica que pasara toda la educación, hasta ese momento pública y de la responsabilidad del Estado, a manos de la Iglesia Católica, que ya había pasado del Papado en general a ser Iglesia Católica y Estado Vaticano, con lo que adquiría la forma concreta de un Estado, sin nada de tener que ver con su naturaleza-nacional, de la que carece, pero extranjera e internacional, igual que una potencia colonial.

La voracidad de explotación y opresión, como el nivel de depredación que se producen en el régimen capitalista, con su modelo neoliberal y globalizado, han quedado efectivamente reflejados en el campo de la educación, lo que marca la inevitable acentuación del poder extranjero y, en particular, del imperialismo norteamericano, para una acentuación del cuadro de tragedia para el país-nación y las masas trabajadoras dominicanas, una vez que todos esos incrementos e intensificación de la expoliación neoliberal y globalizada vienen a impactar, aportando mayores niveles de explotación y opresión a los ya existentes, que antes de eso no eran poco intensos, para terminar rayando en esto que está en los linderos de lo insoportable, y entre los que se destacaba primordialmente el parasitismo implementado por parte de la Iglesia Católica-Vaticano, amparándose en el Concordato del 1954, importándole poco o nada que dicho acuerdo leonino del Concordato, a favor y provecho exclusivos de la susodicha Iglesia Católica-Vaticano, adoleciera de los vicios de inconstitucionalidad, ilegitimidad e ilegalidad, puesto que, según corrobora toda la experiencia histórica al respecto, nada que concierna ni tenga que ver con los derechos democráticos para la sociedad, y mucho menos para la población, con la legalidad y la constitucionalidad, les importa un carajo a la Iglesia Católica-Vaticano y a sus legiones de vividores ensotanados.

En el campo de la educación, al igual que en todas y cada una de las demás esferas de actividad de la sociedad dominicana, el neoliberalismo y la globalización, como plataforma del imperialismo norteamericano y europeo, casi lo que sería el super-imperialismo, con el hacha del verdugo afilada para descargarla sin ningún tipo de miramientos ni consideración sobre el pescuezo del pueblo que es, a su vez, la espina dorsal de la nación, se hicieron presentes, estrecha e íntimamente abrazados con la Iglesia Católica-Vaticano, que, como es indiscutiblemente irrefutable, había sido la protagonista de la privatización de la educación nacional con la entrada en vigencia del Concordato, lo que se produjo tan pronto éste fue firmado, por Rafael Leonidas Trujillo Molina, el mismo reconocido sirviente, peón, mayordomo y verdugo carnicero que, con la misma alianza y colusión, acentuadamente nazi-fascista, del imperialismo norteamericano y la Iglesia Católica-Vaticano, había sido entronizado, impuesto y ordenado en el Poder del Estado Dominicano con carácter dictatorial y despótico, operando bajo el signo de la violencia del terrorismo de Estado como su única ley, y otorgándosele patente de corso para, a la vez que le era autorizado darle riendas sueltas a sus aberraciones esquizofrénicas paranoicas, con sus patologías de índole sociopática que le hacían alucinar con los más execrables crímenes y horrores que sus carniceros, obnubilados por la sevicia, no se detenían ni para llevar a cabo los asesinatos más horripilantes, como los crímenes en general más estrafalarios y extravagantes, con lo que su enfermizo alter ego nutría su narcisismo y su manifiesto sadomasoquismo, pero que desde que el imperialismo y la Iglesia Católica-Vaticano, en su plan mancomunado, lo sembraron en el Poder del Estado con el carácter antes dicho, jamás dejó a un lado ni se separó un solo instante de los objetivos y fines, tanto del imperialismo yanqui como de la Iglesia Católica-Vaticano, que le fueron pautados.

La educación, una vez cumplida su función elemental, correspondiente al nivel necesario para la mano de obra imprescindible al imperialismo y al capital que dicho imperialismo arrastraba, debía pasar a manos privadas, y en particular de la Iglesia Católica-Vaticano, tal cual queda consagrado, como ya hemos reiterado, con el Concordato del 1954, y redondeado éste con la aprobación, por parte del seudo Congreso Nacional, con sus payasos y bufones que hacían el papel miserable de congresistas y legisladores, de las leyes pertinentes, como consta en la farsa y tragicomedia que viene a ser la historia de un apócrifo Poder Legislativo del que, como también hemos dicho, José Almoina Mateos, en su radiografía de las entrañas podridas de esa dictadura del imperialismo norteamericano y de la Iglesia Católica-Vaticano, que titulara “Una Satrapía en El Caribe”, ofreciera el más exacto diagnóstico de que nada que saliera del lenocinio y sus proxenetas llamado Poder Legislativo y sus correspondientes legisladores, respectivamente, podía tener la calidad de lo constitucional, de lo legítimo ni mucho menos de lo legal, hablando honrada y honestamente.

El conjunto de leyes del 1954 que arranca por la No. 3928 hasta la 3937 y del año 1958, la 4859 del 21 de Febrero, que instituye el Patronato Nacional San Rafael o Patronato de Educación Católica y la del Vicariato Castrense de enero del mismo año 1958, que no dejan de tener un carácter de leyes apócrifas, por la naturaleza espuria y abominable del Poder, contrario a la democracia y a la libertad como a la autodeterminación y soberanía nacionales y populares, que son de quienes proviene todo el Poder de los órganos del Estado, incluidos los de carácter jurídico, y esto tanto del Poder Judicial como del Poder Ejecutivo, nada de lo cual existía bajo la dictadura de la Iglesia Católica-Vaticano y del imperialismo norteamericano, los que, a la cabeza habían colocado al improvisado general Rafael Leonidas Trujillo Molina, un reconocido forajido de la peor laya, al que Pedro Andrés Pérez Cabral (Corpito), connotado escritor, político, intelectual y jurista dominicano, dejara para la historia su designio de ese mismo fantoche y criminal como “El ladrón de San Cristóbal”.

Uno de los cometidos que la Iglesia Católica-Vaticano le trazara al pelele y peón suyo Trujillo, fue la desarticulación de la escuela hostosiana, de orientación laica y de vocación científica.
Dicha escuela, como un movimiento pedagógico y didáctico, fue creada por el educador puertorriqueño y patriota de dicho país, por cuya independencia abogara y por lo que se granjeó el odio y la persecución de los EE.UU., que elaboraba planes para anexarse a Puerto Rico, lo cual consumó en el 1898, a raíz de la Guerra Hispano-estadounidense, como por ser positivista-panteísta, que no deja de ser idealista filosófico y sólo vergonzante e inconsecuente materialista, si se le juzgara desde el punto de vista del materialismo dialéctico; e incluso, como lo reafirmara uno de sus más aventajados discípulos, Américo Lugo, el hostosianismo no era ateo ni mucho menos, sólo que para ellos la idea de dios se identificaba con la vitalidad y dinámica de la naturaleza, madre y fuente de la vida.
Trujillo, con el concurso y perversidad de los curas y de sabandijas y alimañas que perfectamente tienen como su arquetipo y prototipo al tirano alimaña Joaquín Balaguer, anularon y aplastaron la escuela hostosiana y a su demanda-objetivo de educación laica.

A partir del 1954, como queda fehacientemente comprobado, la escuela hostosiana quedó desarticulada y sus figuras, muchas de ellas perseguidas, tuvieron que emigrar hacia el exilio.
Desde el Estado Dominicano, todos los recursos, pocos o muchos que éste haya dispuesto para la educación nacional, han sido acaparados por la Iglesia Católica-Vaticano, por el hecho de estar eventual y formalmente privatizada la educación, ya que la Iglesia Católica-Vaticano no es ninguna institución estatal dominicana ni pertenece, ni puede pertenecer, al Estado Dominicano, ya que es parte del extranjero Estado Vaticano, que no responde a ninguna nación, sino que más bien es una entelequia y adefesio artificial de fines confesionales y mágico-religiosos, que propugna por la supeditación de todo a sus designios, que postulan de sagrados y basan su actuación en el derecho natural divino y en su Código Canónigo u oficial, establecido por la Iglesia Católica y el Vaticano.

Todo el neoliberalismo y su globalización han sido defendidos bajo el ropaje de la necesidad de efectuar, o de que sean llevadas a cabo, reformas, que es en realidad una contrarreforma, a modo y semejanza de la contrarreforma que protagonizaran los jesuitas a partir del Concilio de Trento, que culminó en el 1545.

Para la implementación del neoliberalismo y su globalización, con sus divisas de privatización de todos los bienes y servicios, como las riquezas y el patrimonio nacional de las naciones que ostentaban los Estados, la Iglesia Católica-Vaticano se ha convertido en la prostituta que entrega sus favores sin resistencia, siempre y cuando el pretendiente, prosiguiendo el vivo y concreto ejemplo de la dictadura de 32 años, compartida y entronizada por la colusión o maridaje de la Iglesia Católica-Vaticano y el imperialismo norteamericano, le financie con fuentes y medios de riquezas y le garantice absoluta impunidad.

Lo de la educación, que hace tiempo es cuestionada y que a partir del derrocamiento del cuestionable gobierno del espía pagado de la CIA, así como a sueldo del imperialismo yanqui, por su condición de espía a tiempo completo suyo desde el inicio de la Guerra Fría, tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, Juan Emilio Bosch Gaviño, fue seriamente cuestionada la vigente e impuesta por la Iglesia Católica-Vaticano, vía el Concordato, bajo la bandera de la Reforma Universitaria de Córdoba y de la democratización y masificación de la educación, libre y sin trabas religiosas, lo que entroncaba con las reformas habidas con la creación de la Unión Soviética y su Constitución, en la que se establecía el derecho a la educación gratuita a todos los niveles, incluido el universitario, como por igual hizo con el derecho a la salud.

El imperialismo norteamericano, coaligado con el de la Unión Europea, en estrecho contubernio con la retrógrada Iglesia Católica-Vaticano y el cristianismo, han implementado, sobre todo ahora, con el neoliberalismo, que ya colapsa sin haber resuelto nada, la contrarreforma educativa, desde el conocido engaño de las reformas estructurales, que es el punto en que precisamente se encuentra estancada y empantanada la educación nacional en la República Dominicana.

 

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