La jerarquía Iglesia Católica haciendo de mediadora confirma tanto su papel decisivo en el desastre nacional como la identidad total de los tres partidos

Es cómplice de Leonel Fernández

El lector se habrá dado cuenta de que la jerarquía de la Iglesia Católica es la que maneja, a través de Agripino y el Cardenal, todo lo concerniente a las rebatiñas entre los partidos del sistema PLD, PRSC y PRD; es la que da las órdenes de cuándo los cuerpos represivos deben hacer matanzas; cuándo la Junta Central Electoral (JCE) debe hacer esto o aquello; cuándo en las FF.AA. y la P.N. deben soplar tales o cuales vientos y con qué modalidad.

Es esa Iglesia Católica, de la mano con las sectas evangélicas, los vehículos para la fusión con Haití y que favorecen la masiva presencia de haitianos en el país, así como que los empresarios recluten y oculten a esos extranjeros ilegalmente aquí.

La jerarquía católica recibe su gran tajada no sólo vía el Concordato, el Vicariato y por medio de cada Secretaría de Estado sin excepción, así como de cada organismo autónomo del Estado y de los fondos particulares que maneja el Poder Ejecutivo, sino de cada préstamo que recibe el país.

En una palabra, esa jerarquía católica es la dueña absoluta del país, y es, no cabe duda, la que tiene básicamente los mecanismos internos del Estado.

El Papa lo sabe y conoce la catadura de lobo de cada uno de los obispos, y en particular del Cardenal. No cabe duda de que lo que les dijo el Papa no fue en general, sino en concreto. De hecho, ponía de relieve su directa responsabilidad (la de esa jerarquía) en el desastre predominante en República Dominicana.

Y para confirmarlo, esa jerarquía ordenó y obtuvo del PRD, PLD y PRSC una reunión conjunta y les ordenó planes conjuntos.

El Cardenal carece de talento para hacer ver parábolas donde las palabras papales son únicamente piedras.