Rechazo rotundo al infame Proyecto de Ley oscurantista que impone lectura disparate llamado Biblia en las escuelas

Yo condeno el cristianismo, yo formulo contra la Iglesia cristiana la más formidable acusación que jamás haya expresado acusador alguno. Ella es para mí la mayor de todas las corrupciones imaginables (...) ella ha negado todos los valores, ha hecho de toda verdad una mentira, de toda rectitud de ánimo una vileza (...) Yo digo que el cristianismo es la gran maldición, la gran corrupción interior, el gran instinto de venganza, para el que ningún medio es demasiado venenoso, secreto, subterráneo, bajo; la gran vergüenza eterna de la humanidad (...)

F. Nietzche

Recientemente, encabezando Braulio Portes, un pretendido Lutero del patio, una extensa lista de instituciones, todas de carácter incorporado, por lo que cabe decir que se trata de organizaciones comerciales o dedicadas al negocio de la religión cristiana protestante (evangélica), éstos reclaman que el Senado discuta y apruebe un pestilente y salvaje Proyecto de Ley que busca hacer obligatoria la lectura de la llamada Biblia en las escuelas públicas y privadas de todo el país.

Ya bajo la jefatura del incalificable Peguero Méndez y Fiquito Vásquez, el Proyecto de marras fue aprobado por la Cámara de Diputados y se encuentra en la Cámara de Senadores para su ulterior conocimiento.

Ese Proyecto de Ley que pretende retrotraer el país a los tiempos primitivos no ya de la Inquisición, sino de cuando "Jehová", tanto en el Deuteronomio como en Los Números, ordena a Moisés y sus huestes de criminales y ladrones: "Porque en las ciudades que se te darán no dejarás un alma viviente, sino que a todos sin distinción los pasarás a cuchillo"... o con su brazo derecho Josué, según el otro texto bíblico infame de Los Jueces, o como se confirma en el Libro de Josué, que por voluntad del tótem fatídico, sádico, criminal, genocida y puto llamado Dios, Jehová o Yahvé: "Y pasaron a cuchillo a todos cuantos había en ella (en Jericó) hombres y mujeres, niños y viejos; matando hasta los bueyes, las ovejas y los asnos".

Entre los infames que, abusando de su condición de diputados, suscribieron el Proyecto de marras están los Wessin Chávez, en honor a su vergonzosa estirpe de genocida heredada por vía paterna y materna, Ivelisse Pratts, la hija del incalificable Panchito Pratts Ramírez, el sirviente de Peña Gómez, Rafael Gamundi Cordero, que no le falló a éste ni siquiera cuando su esposa hoy viuda le transmitiera la orientación de la santera cubana, acogida por Peña Gómez, de que para entrar en óptimas condiciones al quirófano los presentes debían estimular sexualmente (masturbar) al postrado creyente en todo tipo de infamias y suciezas (Fue a raíz de esto que Francisco Zacarías Benoit quedó fuera del equipo médico que, como cancerólogo experto, encabezaba; al parecer todavía le quedaba alguito de dignidad, si no personal, por lo menos de respeto por la ciencia).

Hugo Tolentino, se abstuvo de votar. ¿Hubo valía u honor en esto? ¿Honró con esa genuflexa postura su pretendida condición de intelectual apegado a la cientificidad y objetividad de las cosas?

Indudablemente que todo lo que significaba algo acorde con la entereza y apego por la ciencia y la cultura sucumbió una vez más en quien la cultura de la pusilanimidad ha hecho una ley de conducta personal.

Ahora bien, es absoluta y totalmente inconstitucional tanto el Proyecto de Ley de marras como el móvil de quienes lo propusieron y de quienes ni siquiera fueron capaces de poner de relieve de que con ello se daba pie a propiciar el período de la caza de brujas con motivo religioso, a la vez que se pisotea la libertad de creencia y la libertad religiosa consagrada en toda Constitución democrática, incluida la vigente en el país.

Ya pesa suficiente infamia sobre la educación pública y privada, lo mismo que sobre toda la sociedad con la vigencia de los mamotretos del Concordato (1954) y el Vicariato Castrense (1958).

El hecho de que Wessin Chávez, que sólo es equiparable a un animal jurásico, haya tenido esa trasnochada "iniciativa" no fue un asunto aislado-personal suyo, sino algo acordado y estipulado por las organizaciones religiosas comerciales, o sea, que tienen un negocio montado con el protestantismo (evangélico) que liderea el "socio" de las compañías privadas arrendatarias de los aeropuertos del país, Braulio Portes.

La estirpe de los protestantes no dista en lo más mínimo de la de los más grandes carniceros de la Inquisición católica ni de la preinquisición de esta misma secta, como Agustín de Hipona (su "san Agustín"). Tal vez en muchos casos su criminalidad y perfidia (de los protestantes luteranos o calvinistas) sobrepasó la de los jesuitas, franciscanos y dominicos.

Como se ve, a esos fanáticos trasnochados de la brujería, la superstición y el oscurantismo más bastardo como es el que se resume y sintetiza hasta la quintaesencia de la infamia en ese amasijo de aberraciones, genocidios, robos, incesto y engaño que es la llamada Biblia.

Por nuestra parte, no le tememos a la más amplia y objetiva discusión en torno a todo el pus que es la Biblia, documento judaico, ni mucho menos a ese otro adefesio de las mismas podredumbres que es el llamado Nuevo Testamento, que sí es paulino o cristiano, pero ha de saberse que ese Proyecto de Ley sólo busca darle el tiro de gracia a la educación pública y privada en el país, y que, efectivamente, a esa manada de vagos, zánganos y parásitos de pastores evangélicos que encabeza Braulio Portes, y que con justeza Adam Smith incluyera entre los lúmpenes o sectores improductivos, no los mueve nada sano sino algo de la peor calaña, conforme a la bastardía que constituye su conciencia absurda y vividora.

Y viene así a confirmarse, por lo menos en este caso, algo que es advertido en la interesante Enciclopedia de "Herejes y Herejías", y dice así: "En el siglo XVI la reforma protestante rompió la Iglesia. Sin pérdida de tiempo los dirigentes protestantes proclamaron su propia ortodoxia y persiguieron a los otros protestantes que no estuvieron de acuerdo con ellos. También conservaron la afición a quemar brujas; los que habían denunciado los bárbaros métodos de la Inquisición católica siguieron usando los manuales de demonología de los inquisidores"..