Pedro de Jesús Candelier, hijo de campesino casi medio, casi pobre, de la zona más fértil en curas y creyentes fanáticos católicos, Moca-La Vega, se enganchó después del ’65 al Ejército, y hoy es General, Jefe de la Policía, con el sueldo tope de esa institución de 40 mil pesos mensuales.

Y recién el año pasado acabó de construir, entre otros bienes, amen de otras inversiones, amen de depósitos y cuentas bancarias, una residencia veraniega en Casa de Campo, de La Romana, por un monto mayor a los 20 millones de pesos. Su ingeniero fue el hijo del chacal chofer de Trujillo, Zacarías de la Cruz, alto oficial activo de la P.N.

Si Pedro de Jesús Candelier juntara el monto de su sueldo, y considerando que no tuviese ningún tipo de descuentos, ni pagara impuestos, no comiera, no pagara luz, no pagara colegio, su mujer ni sus hijos gastaran un centavo en nada, etc., necesitaría 500 meses, o sea 41 años y 8 meses para reunir una suma semejante, por lo que es lógico pensar que ha tenido una fuente financiera extra muy fuerte, que no es precisamente el sueldo de Jefe de la Policía Nacional, encargada del orden público y preservar las buenas costumbres de la sociedad.

La verdad es que todo apunta a concluir, conforme a la realidad de esta sociedad capitalista y ya bajo el imperio absoluto del neoliberalismo, que cargando (Candelier) con cerca de 500 muertos en "intercambio" de disparos con delincuenticos barriales a cuestas y en sus espaldas, que esta actividad es un lucrativo negocio que reporta pingües beneficios, libres de impuestos y otras deducciones.

Con razón Candelier habla con tanta seguridad y con la mirada fría, casi congelada, de esas que el señor Atahualpa Soñé habla en artículos sobre sicología o siquiatría, como características del sicópata, de que la causa del alto índice delictivo es la crisis de la familia, y no la crisis económica ni nada por el estilo, como pretenden los marxistas o los infectados por el Bacilus de Marx, ya que es la familia, persiste e insiste Candelier como gran teórico intelectualizado, y no las relaciones sociales de producción ni las fuerzas productivas, la base de la sociedad.

Esto también nos obliga a hacerle caso a Candelier, ya que el hombre ha superado a todos los estudiosos de la conducta del hombre desde cualquier vertiente que se pretenda investigar. ¡Es un genio!

Y no se vaya a creer que pretendemos que los pelafustanes a los que el hombre que, según el preclaro hijo de Maximiliano Gómez (El Moreno), envidian los intelectuales del país, llamado Hipólito Mejía, ha colocado para indagar la corrupción y en la Procuraduría General de la República, es decir, que Feliz Jiménez y Virgilio Bello Rosa, tomen cartas en el asunto, pues somos marxista-leninistas y no nos hacemos ilusiones ni somos zoquetes para creer que esos dos infelices tránsfugas de oscuras causas, puedan resolver nada ni se atrevan a tomar velas en este asunto.

Fortalezca la familia, como aconseja el exitoso hombre de empresa Pedro de Jesús Candelier y hará un servicio responsable a la patria. ¡Aleluya, aleluya, gloria a dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad! ¡¡¡Carajo!!!