Del
parasitismo, de las Siete Palabras, del Concordato y acerca de mil
millones obsequió el gobierno de golpe a la Iglesia Católica Dice un refrán que por
la plata baila el mono. En este caso que comentamos, el mono mayor, Nicolás
de Jesús López Rodríguez, cardenal, por 50 millones de dólares, no sólo
que él está bailando, sino que ha puesto en escena la más completa
coreografía de obispos, arzobispos, monseñores, curitas y curotas, para
respaldar y gozar de lo lindo junto a Hipólito Mejía y su gobiernazo. Todo
empezó cuando, recientemente, una esfera gubernamental, creemos que la
que dirige el vago poeta Tony Raful, acordó la disolución del llamado
Patronato de la Zona Colonial. Los
curas comenzaron a armar una verdadera revolución porque les habían
quitado de la boca una de las tetas de la vaca nacional. Se
reunió Hipólito Mejía con el curota, el príncipe sin abolengo ni
sangre azul, cardenal López Rodríguez, y de ahí salió un baile de lo más
pintoresco. Observe
el lector, se crea un nuevo Patronato cuyo presidente es el mismo príncipe
sin abolengo ni sangre azul, mocano-vegano Nicolás de Jesús López Rodríguez. El
gobierno se compromete a enviar un proyecto de préstamo para que sea
aprobado de urgencia ante el Senado de la República, y el bizarro hombre
de piedra, el Macabón del Senado, Ramón Alburquerque, de antemano dice
“¡apruebo!”, y esos cincuenta millones de dólares le serán
entregados a ese Patronato, entiéndase bien, a la cúpula suprema de la
Iglesia Católica. El
secretario del cardenal López Rodríguez, el español franquista llamado
monseñor Arnaiz, con su consabida “sapiencia” en eso de vivir de los
más pendejos y sin dar un golpe, anuncia la postura definitiva de la
Iglesia diciendo que en realidad el pueblo dominicano no tiene razón para
protestar frente al gobierno de Hipólito Mejía porque 8 meses no son
nada, que ni siquiera cuatro años son suficientes para poder protestar,
que cuando menos se necesitarían 12 ó 16 años de gobierno de Hipólito
Mejía para que entonces, lo que quede de pueblo dominicano, pueda decir
lo que le gustó y lo que no le gustó. ¿Acaso
el lector puede creer que si este gobierno dura cuatro años habrá quién
pueda protestar? ¿No
piensa el lector que si este gobierno sigue el camino que está trillando,
al cabo de uno o dos años, para los perros poder ladrar tendrán que
buscar un palo del cual recostarse? El
escenario de la protesta de la Iglesia Católica fue la llamada Semana
Santa, la más pagana de todas las del año entero, y el medio fue la
monserga que en la liturgia de superstición llaman el “Sermón de las
Siete Palabras”. Como
es natural, esas “Siete Palabras” se caracterizan por olvidar
absolutamente el daño que la Iglesia Católica y su jerarquía de
ensotanados propician al pueblo dominicano. Olvidaron
los curas, curitas y curotas que la Iglesia Católica es la principal
responsable del estado de total miseria en que se encuentra postrado el
pueblo dominicano. Posiblemente más que el imperialismo, que por lo menos
desarrolla las fuerzas productivas. Olvidaron
los curas, curitas y curotas que la Iglesia Católica representa una
institución que le rinde culto al parasitismo secular por sécula
seculorum. Olvidaron
los de las “Siete Palabras”, que la Iglesia Católica vive a costa y a
costillas de la sangre y el sudor del pueblo dominicano; que el Estado
dominicano les paga las iglesias, se las construye, mantiene a los curas. Que
el Estado le construye a la Iglesia Católica los seminarios, le mantiene
los seminarios. Que
el Estado dominicano le construye las escuelas, le paga los maestros, le
paga los guardianes, le amuebla totalmente las escuelas, así como le da
servicio de mantenimiento. Olvidaron
los curas, curitas y curotas que el Estado dominicano, a través del
Concordato, no sólo mantiene a esa partida de zánganos que se llaman
curas, sino que además está obligado a entregarle el manejo absoluto de
las Fuerzas Armadas a través del Vicariato Castrense, y gracias al cual
todos los curas tienen rango de oficiales y los sueldos correspondientes. El
que habló en Moca, Porfirio Castillo, es coronel full, y se le conoce
como un viejo zorro en todas las lides sucias, pues fue el secretario del
vividor obispo Mamerto Rivas en Barahona. Estos
males, que son los que en realidad afectan y desangran crucialmente el
equilibrio presupuestario dominicano, no fueron ni siquiera mencionados
por los sapientes y doctos curas, curitas y curotas en su “Sermón de
las Siete Palabras”. ¡Que casualidad! Se trata ni más ni menos que de la mejor y más eficiente organización dedicada a la práctica del parasitismo y del zanganismo, a costa de un pueblo que lleva cinco siglos víctima de los mismos cristianizadores del Nuevo Continente. |