¡QUE DIFERENCIA!

Mientras los padres de la patria norteamericana propugnan por los derechos de los gobernados, al lacayo Hipólito Mejía no le importan ni la sangre ni los sufrimientos de la población que dice gobernar

 

Thomas Jefferson junto a Thomas Paine y Benjamín Franklin, los prohombre de la independencia y la democracia norteamericana, se caracterizan por definir la democracia como el gobierno del pueblo y para el pueblo.

Thomas Jefferson escribió de puño y letra la primera Constitución norteamericana, conocida como la famosa Constitución de Pensilvania de 1775, donde se proclamaban los derechos del hombre como inalienables y la base de la democracia y la libertad. Esto fue 14 años antes que la histórica revolución francesa de 1789 y 18 años antes fue la célebre declaración de los derechos del hombre que corresponde al 1793.

Entre los deberes de los gobernantes, en la Constitución de Pensilvania de 1775, se puso en primer lugar y por encima de todos, que el gobierno estaba obligado a la protección, amparo y beneficios de los gobernados.

Pero qué diferente es el caso de Hipólito Mejía y de los gobiernos del PRD, lo mismo que sucede con ese hato de malandrines y socialtraidores de la llamada Internacional Socialista.

Para Hipólito Mejía no importa para nada, en absoluto, lo que necesite o reclame el pueblo.

Hipólito Mejía está sólo para servirle en forma lacayuna y genuflexa, a los opresores, explotadores y sanguijüelas que viven a costillas del pueblo.

A Hipólito Mejía no le importan los sufrimientos que padece el pueblo, es decir, la gente humilde.

A Hipólito Mejía, al PRD ni a la Internacional Socialista no les importa que ese pueblo, que los de abajo, no coman, o que coman mal; que se enfermen o que no se enfermen; no les importa a Hipólito Mejía, al PRD ni a la Internacional socialtraidores  y tránsfugas convictos y confesos, coparticipes de los crímenes  de lesa humanidad que el imperialismo mundial, Estados Unidos en especial, ha perpetrado, perpetra y sigue perpetrando contra los pueblos.

Aquí a Hipólito Mejía no le importa el genocidio, los fusilamientos, el derramamiento continuo de sangre y violación de las leyes de la Constitución que efectúan los matones de la policía nacional y del general de horca y cuchillo Jesús Candelier.

A Hipólito Mejía, al PRD, a la Internacional de social traidores y social estafadores ni a la ratatata Milagros Ortiz no les importa que no hayan escuelas, que no les paguen a los maestros, tampoco les importa que en las escuelas no hallan pizarrones, butacas o pupitres, tiza ni borradores.

A Hipólito Mejía poco o nada le importa que los enfermeros tengan como siempre 2 ó 3, sino 4 quincenas sin cobrar, tampoco le importan los hospitales públicos, que es adonde pueden ir los pobres, tengan o no jeringuillas, calmantes, deparasitadores, yodo, mentiolé, gaza o algodón.

A Hipólito Mejía, al PRD ni a los degenerados de la Internacional Socialista no les importa que los de las distribuidoras de electricidad dejaran a oscuras el pueblo y que le estafen con facturas abultadas.