P.N. en complicidad autoridades Procuraduría General ponen en libertad implicado secuestro al que le encontraron el botín del delito

Se trata del hijo Dr. Guarocuya Batista del Villar

En dos ocasiones nos hemos referido al caso del secuestro de un empresario farmacéutico en el que está involucrado un capitán médico P.N. y el hijo del flamante medicucho Guarocuya Batista del Villar.

Así dijimos que el capitán médico de la Policía Nacional Burgos Boves, Director de la Unidad de Hemodiálisis de esa institución, fue el secuestrador del hijo del dueño de un laboratorio farmacéutico, y que en el hecho estaba implicado el hijo de una connotada familia trujillista recalcitrante, de la que los hermanos Bolívar y Guarocuya recibieron becas para estudiar en Europa por servicios prestados a la tiranía trujillista.

En efecto, la Policía Nacional se vio obligada a darle curso al expediente. Que era y es tal y como lo denunciamos.

Pero resulta que la Policía Nacional puso en libertad al hijo de Guarocuya Batista del Villar, de apellidos Batista Lemier, a pesar de haberle encontrado, tras practicarle un allanamiento a su morada, la suma de cuatro millones y medio de los cinco que totalizaron el secuestro.

Y lo puso en libertad excluyéndolo del expediente de secuestro, aún cuando esas no son facultades de la Policía Nacional, puesto que eso pasa a la esfera judicial, conforme a la ley que rige la materia de secuestro.

El hijo de Guarocuya Batista del Villar debe estar preso y se le debe quitar el exequátur.

Sólo el Juez de Instrucción al que vaya el caso y el expediente, podría asumir esa responsabilidad hasta que el Juez que conozca el caso dicte un veredicto o modifique lo creído por el Juez de Instrucción.

Lo mismo sucedió con la esposa de Burgos Boves, que también es médico.

Al parecer todo esto se hace con la complicidad del mendigo cultural, pordiosero intelectual y masticador del idioma español que ostenta el cargo de Procurador General de la República, Virgilio Bello Rosa, ex emepedeísta-terrorista que, como tal, tiene que ser complaciente con el terrorismo-secuestro.

¿Así se prodiga una igualdad de todos ante la ley?

¡Ay!, ¡Ay!, si se tratara de un infeliz que se hubiera robado dos pollos y un par de zapatos.

Los muertos se contaran en más de uno y dudamos del buen fin hasta del dueño del caldero en que se hubiesen cocinado los dos pollos.

Este es el carácter complaciente, venal y con favoritismo no sólo de la Policía Nacional, sino de la respetable, digna y honrada judicatura dominicana.