Un planfletón noveloso busca glorificar las inmundicias, miserias e ignorancia del MPD y los bandoleros de Maximiliano Gómez

 

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y un epílogo

 

En su revoltijo noveloso el Cagliostro Aguasvivas quiere sustentar algo así como que la historia del movimiento revolucionario comienza o únicamente cuenta a partir del momento en que Maximiliano Gómez es apresado entrando a la UASD el 14 de enero de 1970, decretando por acto de su subjetivismo individualista estúpido que todo lo demás no cuenta, que todo lo anterior (realidad objetiva concreta) con sus precedentes, con sus luchas, con sus críticas y planteos contrarios y en radical oposición intransigente a las prácticas y teoricuchas del bandolero Maximiliano Gómez tampoco contaban, puesto que medalaganariamente los dioses pequeño burgueses y sus sacerdotes, dentro de los que él -Cagliostro- se inscribe, así lo habían decidido y ordenado. Para ellos sólo existían los absurdos y las aberraciones de ese sujeto despreciable, que eran también los suyos. Igual que los bandoleros caamañistas que hoy dicen: "nos enganchamos con Caamaño ya que no existía más nada en el país". (Entrevista de los delincuentes Tavárez Villa, Wellington Peterson, Monchi Valerio y demás lacras con Ana Mitila Lora, publicados en Listín Diario).

La de Cagliostro Aguasvivas, como la de Chaljub Mejía, es una típica representación subjetivista y medalaganaria propia de los pretendidos escritorzuelos y cagatintas al elucidar su pasado a través de hechos históricos a los que se sienten vinculados o en los que han actuado como protagonistas del desastre, y que quieren probar suerte en este oficio, elegido por ellos mismos como atracadero, con su inservible barcaza hecha de ansias deshechas, anhelos truncos y ambiciones individuales convertidas en despojos inservibles gracias a los efectos implacables de la dinámica histórica que rige los sucesos y acontecimientos en la sociedad capitalista.

Año 1968. Tras sucesivos e ininterrumpidos fracasos en un breve tiempo que va del 1965 (finalizado el período de abril) al 1968, la dirección del MPD no desiste de su errático camino. Tras cada contundente fracaso cosechado se tornan sus cabecillas más desesperados y dispuestos a emprender cualquier tipo de aventura, para lo que arrojan por la borda toda teoría que hubiesen anteriormente esgrimido como bandera ideológica

En forma terca y arrogante, se empeña, en 1968, esa dirección en la ampliación y profundización de su distanciamiento de todas y de cada una de las experiencias prácticas comprobadas que se sintetizan en el marxismo-leninismo en torno a la revolución. Ahora, esa dirección del MPD, bajo el estímulo directo de las influencias del grupo Fafa Taveras, Moisés Blanco Genao, Amín Abel, Cocuyo Báez y demás oportunistas pequeño-burgueses que ya habían arrastrado al 14 de Junio a su disolución en contubernio con la pandilla de Fidelio Despradel, previo abandono de la lucha y actividad políticas para convertirse en grupos de aventura y terrorismo individual, cumpliendo órdenes y consignas de intereses extraños al proceso histórico revolucionario dominicano, el grupo de Maximiliano Gómez, por su parte, pasaba a convertirse en un instrumento de obsoletas prácticas que nada tenían ni tendrán nunca que ver con la lucha revolucionaria popular, adentrándose de lleno en el campo del bakuninismo en que sienta sus reales y emprende el camino de la acción absurda y estéril como agente de la burguesía social reformista y el grupo de Peña Gómez dentro del PRD, tal y como Bosch lo había propiciado y concebido.

Para tal fin se proyecta y se efectúa la llamada Conferencia Hilda Gautreaux (1968), cuyos puntos básicos son: alianza con la oligarquía descontenta (particularmente con el wessinismo); reducción de la lucha revolucionaria y popular al antibalaguerismo puro y simple; golpe de Estado; nada de lucha política independiente por parte del pueblo; y como forma de organización principal de lucha los comandos clandestinos revolucionarios (CCR), así como de actividad práctica de "lucha" los actos de terrorismo individual y los golpes de mano.

Como se ve, esta era la otra cara, la cara oculta de la politiquería, cuya paternidad como tal, y bien diferenciada de la actividad política propiamente dicha, le corresponde en exclusividad a Bosch y al PRD, que la implementaron en el país desde el 5 de julio del 1961.

El nombre de la Conferencia se escogió de un personaje villaduartense, ex militante catorcista, sin ninguna formación teórica ni política, o sea, de un personaje en quien la indigencia en todos los órdenes competía en forma cerrada con el envilecimiento espiritual bajo todas las formas.

Así, la Conferencia de marras, era la materialización en genio y figura de la plataforma de una singular formación del desclasado y del lumpen social propiamente dicho, sólo comparable con la "10 de diciembre" de Luis Bonaparte que describe Carlos Marx en "El XVIII Brumario".

Engels, en el prólogo de "Las luchas campesinas en Alemania" había expresado que todo líder político que se rodea del lumpen social es de hecho un traidor.

Según el Cagliostro Aguasvivas, la de la Conferencia Hilda Gautreaux era una plataforma revolucionaria "perfecta" (comillas nuestras). Pero afirma esto sin esclarecer los puntos básicos de la misma ni a quien servía ni a qué concepción de revolución obedecía. Y claro está, haciendo caso omiso de que en dicha plataforma el papel protagónico y el # uno de las masas trabajadoras, quedaba desterrado a las calendas griegas, y de hecho ellas, las masas, nada tenían que ver con dicha absurda plataforma. Ningún socialista (marxista-leninista) puede aceptar jamás ni formular ninguna apreciación en general, pues todo lo general está al servicio de la burguesía y los explotadores.

Los postulados de esta absurda plataforma eran una ensarta completa de disparates y elucubraciones sin vinculación alguna con la necesaria evaluación de las condiciones objetivas, vistas y abordadas desde el punto de vista del proletariado y de su teoría científica del marxismo-leninismo.

De más está subrayar que dicha plataforma no resistía el más somero enjuiciamiento crítico a la luz de la teoría científica del marxismo-leninismo ni conforme a la experiencia práctica ni a las necesidades reales del mismo movimiento revolucionario dominicano.

Aquí radica una de las razones por las que Maximiliano Gómez y sus rufianes se apresuraran, como condición para darle carta de ciudadanía a ese mamotreto, a declarar al marxismo-leninismo "colonialismo ideológico", lo que a su vez todavía ese rufián de Aguasvivas aplaude y glorifica; así, piénsese que si los postulados de dicha Conferencia eran tan certeros, ¿cómo se explica que Maximiliano Gómez (El Moreno) para el año 1970 (Enero), o sea, dos años después, como reconoce Cagliostro, careciese totalmente de base social que no fueran las mismas casas de excatorcistas, como lo era la de la periodista Margarita Cordero y la de su hermano Alfredo, en "Las Damas", Ciudad Nueva, si no el Condominio Villa Catorce de Hernán Vásquez y Jimmy Durán, Zona UASD, y que tuviese que recurrir a la UASD para efectuar una Asamblea de base de balance de los fracasos cosechados? En su proceso de degradación moral acelerada Maximiliano Gómez se había convertido definitivamente en un payaso, en un bufón, además de rufián y bandolero, que no sabía, que no le importaban ni respetaba las reglas más elementales del trabajo revolucionario. Esto lo reconocía el otro bandolero castrista Amaury Germán en su lastimera carta aquella que la P.N. publicara en la prensa amarilla a raíz de su muerte el 12 de enero.

Pero basta y sobra analizar la construcción de una socorrida expresión acuñada por ese rufián de Maximiliano Gómez y repetida aún todavía en forma indecente por el Cagliostro Aguasvivas, para que cualquier persona sensata y medianamente ilustrada o semi-alfabetizada se percate por sí misma del calibre de la ignorancia que encarnaba Maximiliano Gómez y que ahora sigue ensalzando un desalmado Cagliostro, aunque se sospecha que nuestro dilecto pulpero banilejo Aguasvivas es tal truhán que se presta para que, a través de él, hable el tránsfuga ex cabo casco blanco P.N. Winston Vargas (Platón), terrorista emepedeísta que no puede escribir dos líneas ya que es analfabeto y hoy mercenario de Jacinto Peynado. Para el grupo de Maximiliano Gómez, repite Cagliostro Aguasvivas, pensando como Winston Vargas (Platón) "... era importante reducir la influencia foránea porque implicaba la copia burda de esquemas y dogmas traídos por los cabellos y desvinculados totalmente de la práctica de la realidad social" (sic) (Obra de Cagliostro Aguasvivas, Pág. 25-26).

Estúdiese bien esa expresión "la práctica de la realidad social", repítase y estúdiese de nuevo, "la práctica de la realidad social". ¿Qué es eso?, ¿a qué se refiere? Pues en todo sano juicio se entiende que la práctica se despliega y desarrolla como acción o como actividad del hombre sobre una realidad social, a la que (con dicha práctica), se trata de mantener en pie o para transformarla. Por lo que eso de reivindicar como criterio y meta en general "la práctica de la realidad social", que es lo mismo que reivindicar la práctica de la práctica, es válido sólo si se está del lado del sistema imperante. Pero no es válido cuando se sustenta a nombre de la bandera de la revolución dentro del contexto de una sociedad capitalista (de explotación), puesto que esa formulación deviene en una defensa del régimen económico-social y político imperante, y usar esa formulación a nombre de la revolución es entonces no más que un galimatías (embrollo) y sólo puede ser propio de iletrados desconocedores de lo que se habla y a cuyos sustentadores se les descalificaría para dirigir hasta un ventorrillo de barrio si se les juzga a la luz de la científica expresión de Marx y Engels, expuesta en "La Ideología Alemana", de que el lenguaje no es más que "la expresión de la conciencia práctica". Así, el reclamo de que el pensamiento de los revolucionarios se ajuste a la práctica de la realidad social imperante no es más que la defensa de la práctica que emana como reflejo directo del régimen de producción, y es una confesión franca y sincera de que tanto Maximiliano Gómez como sus bandoleros se habían erigido, no se sabe desde cuando, en defensores y gendarmes, conscientes y deliberados, del régimen de explotación mismo, ya que "la práctica de la realidad social" que erigen los emepedé en su principio fundamental en República Dominicana desde la Conferencia Hilda Gautreaux, hasta el día de hoy, llámense Higinio Báez, Chaljub Mejía, Fernando Peña, Narciso Isa Conde, Manuel Salazar, Virtudes Alvarez, Pocholo Sánchez Soriano, etc., no es otra que las actividades propias y correspondientes a las relaciones de explotación burgués-terratenientes y de los monopolios, de los que son sus agentes, sus apologistas y lacayos abyectos. ¿A esta práctica de la práctica era que había que ajustarse, según Maximiliano Gómez?, es una pregunta que se cae de la mata. Aún más, hay que admitir y se debe reconocer que esto explica la conducta actual de entregados en cuerpo y alma al capitalismo de cada uno y de todos esos malditos energúmenos, incluido el mismo Cagliostro Aguasvivas.

¡Qué pena! y saber que Jimmy Durán, del que diferimos pero al que le reconocemos vuelo de pensamiento e inteligencia, permita aparecer secundando tales infamias.

 

CONTINUARA

-En la próxima edición comentaremos el caso del secuestro de Crowley y otros aspectos más-