EN EL COLMO Y EL NON PLUS ULTRA DEL LACAYISMO Y EL ENTREGUISMO GENUFLEXO E INDIGNO

Rafael Hipólito Mejía proclama derecho intocable y con impunidad absoluta el de los monopolios explotadores a destruir al país y acabar con los dominicanos

 

Rafael Hipólito Mejía acaba de demostrar otra vez que su lacayismo genuflexo, que lo ha llevado a vivir de rodillas desde que vino al mundo, no tiene límites ni punto de comparación, cuando llega al colmo de los colmos de declarar que sería un irrespeto al monopolio Falconbridge demandarlo para que pague, en dinero, al Estado y al pueblo dominicanos los daños criminales e irreparables causados por esa empresa monopolista con su derrame de petróleo por falta de calidad y de cuidado de su oleoducto (Véase letrina "Hoy", 29 de abril, Pág. 4).

Aún más, demostrando su orfandad total de dignidad ha pretendido, en su indigente postura que avergüenza a los dominicanos, elaborar un catálogo de la inmoralidad patria de que para atraer a los monopolios al país hay que garantizarles a estos monopolios, llamados eufemísticamente como "inversionistas", que jamás se les hará reclamo alguno, ya que reclamarle a esos monopolios equivaldría, según este epónima figura que encabeza "su" y sólo "su" Poder Ejecutivo, a irrespetar a los inversionistas extranjeros.

Si no es por craso iletrismo o ausencia de luces culturales, lo cual en este caso es posible, sólo quedaría en pie la infamia de la orfandad de dignidad, del lacayismo genuflexo y otras odiosas cualidades de por sí denigrantes y peores que la lepra, eso de llamar irrespeto a un justo reclamo. Y hasta donde se sabe, considerar que es un acto de irrespeto reclamar compensación material y en dinero, ya que estamos en el capitalismo, por daños sufridos a causa de hechos comprobados, equivale no sólo a todo aquello, sino a algo mucho peor e incalificable.