Ya el pueblo y el país entero entendió la forma artera y siniestra de ver la democracia, las leyes y la Constitución del PRD, el gobierno de Rafael Hipólito Mejía y sus legisladores, verdaderos bollos de guáyiga con sacos y corbatas.

El Senado ha nombrado una Junta Central Electoral que es en verdad un Sub-Comité de Base del PRD, en el que incluyeron a dos aspirantes a miembros de ese partido provenientes de las filas del PRSC, y esto para guardar las apariencias.

Pero, al parecer, estas medidas no dejan de reflejar crecientes temores arraigados en el PRD, una vez que están constatando palmariamente que las masas populares les están dando las espaldas en forma vertiginosa y acelerada.

Y, al parecer, sienten miedo de que no puedan alcanzar un fácil triunfo en el 2004 o que, incluso, sean derrotados con cualquiera que lleven de candidato, aun en forma más contundente si Rafael Hipólito Mejía se impone como candidato en busca de su reelección.

Nadie ha cuestionado que, conforme a la Constitución, es el Senado al que le corresponde designar la Junta Central Electoral. Pero resulta extraña esta inclinación de última hora de los corruptos legisladores perredeístas y del gobierno de Rafael Hipólito Mejía de apego draconiano a la ley y a la Constitución, cuando su rasgo distintivo ha sido, precisamente, su olímpico desprecio tanto por la Constitución como por el respeto a la legalidad y a la institucionalidad del país.

Por ejemplo, la Policía Nacional prosigue ejecutando ciudadanos a plena luz del día, bajo el alegato falso, en casi todos los casos, de "intercambios de disparos". ¿Y cuándo se ha conocido una exigencia del gobierno de Rafael Hipólito Mejía-PRD y de sus legisladores o funcionarios de que la P.N., por ejemplo, ajuste su conducta estrictamente a las leyes vigentes y a la Constitución, que no contempla por ningún lado la pena de muerte?

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