¿Quién le ha dado a Participación Ciudadana y Finjus representación sociedad civil?

 

Es escandalosa, sistematizada, permanente e inmoral, desde el punto de vista social y nacional, la campaña que para someter e invalidar al Estado, a la sociedad y a la población, desarrollan la Iglesia Católica y protestante, a través de sus agentes y círculos de presión financiados por fuerzas extranjeras obedientes a los intereses de los monopolios internacionales; nos referimos en concreto a la AID, CIA, Opus Dei, etc., que subvencionan e infiltran agentes como los nombrados Juan Bolívar Díaz Santana y Bienvenido Alvarez Vega, así como los de Participación Ciudadana y FINJUS, que se amparan en una recua de las llamadas ONGs, que se atribuyen la representación de la sociedad civil y se autofacultan para hablar en su nombre y ostentar su personalidad jurídica.

Si el radioyente y lector de "¡Despertar!" presta atención a la tesis vaticanista que sustenta el papa Wojtyla, conforme a su absurdo derecho canónico o divino, por emanar, supuestamente, de la voluntad de su mito llamado dios, ningún hombre, ley ni tribunal terrenal o secular puede juzgarlo a él como Papa ni a sus obispos ni a los curas, ya que, habiéndose autodeclarado ser sus representantes, es decir, autotitulándose delegados diplomáticos en la tierra, sólo el dios suyo puede juzgarlo. Y nadie más. Por cierto, a ese dios de los católicos y protestantes nadie ha visto ni verá jamás puesto que no ha existido, no existe ni existirá, lo mismo que el diablo, satanás o cualquier otro invento por el estilo.

Y más aún, para sellar su compostura anti-social y contrario al Estado civil y político, proclaman, escupiendo para arriba, el adefesio bíblico de "maldito el hombre que cree en otro hombre".

No cabe duda de que, en efecto, existe una muralla nada menos que infranqueable entre las religiones y las oscurantistas cuan supersticiosas iglesias, de un lado, y la sociedad civil y el Estado civil del otro lado, esto es, son dos campos franca y evidentemente contrapuestos y excluyentes entre sí.

Pero siendo así, es decir, si por ley divina hay esa contraposición entre religiones-Iglesia frente a la sociedad y Estado civil, contradicción irremediable, resultan inaceptables las permanentes incursiones de las religiones e iglesias en los asuntos terrenales de la sociedad civil y el Estado civil.

Por ejemplo, Bienvenido Alvarez Vega, que es empleado lacayo de Pepín Corripio, de uno de cuyos periódicos amarillos, la letrina Hoy, es su Director Ejecutivo, se insubordina en forma desafiante ante la sociología científica y la intelectualidad liberal que abogan, justamente, a favor de que las iglesias cristianas, que suscriben un supuesto carácter divino de sus actividades mágico-religiosas y supersticiosas-oscurantistas además de hechiceras no interfieran en la vida, ni de la sociedad civil ni del Estado civil o seculares, puesto que estos son asuntos de carácter material y terrenales.

Y, sin embargo, dicho personaje ecumenista evangélico o protestante no tiene empacho en que esas mismas religiones se entrometan en la sociedad civil y el Estado civil, a los que llama comunidad y país de las iglesias.

Como todo fanático de tales diabluras, ese lacayo ecuménico Bienvenido Alvarez Vega, hace caso omiso, por conveniencia (ya que todos son auténticos oportunistas y buscavidas, en el sentido vulgar de estos términos), de la reclamada divinidad de sus creencias por lo que sus menesteres, según atribuye a su tótem dios, no son de este mundo; y haciendo caso omiso de la supuesta divinidad de sus actividades, repetimos, insiste una y otra vez en que religiones e iglesias metan y saquen sus cucharetas tantas veces como les dé la gana en la sociedad civil, de la que las religiones e iglesias, están ipso facto excluidas, así como del Estado político, civil y secular.

 

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