Política de patio y politiquería
Rafael Hipólito Mejía es una comprobación viva de que cada quien juzga de acuerdo a su condición y a su convicción. Para éste, la medida de todas las cosas y actividades lo constituye su propia visión de las cosas que, como se ha comprobado, no se caracteriza ni destaca por tener un largo ni mucho menos un profundo alcance; sólo la orfandad de multilateralidad, lo mismo que la ausencia de ecuanimidad, adornan los juicios y posturas asumidas por Rafael Hipólito Mejía. Llama "política de patio" la que postula el movimiento opositor revolucionario que pone como centro de gravedad y de mayor interés a las masas populares compuestas por trabajadores del campo y la ciudad, por empleados, por las masas de los amplios barrios marginales en cuyo ámbito vive más del 80% de la población; llama política de patio la sustentada por ese movimiento, cuyo objetivo no es respaldar la explotación del hombre por el hombre; que condena la genuflexión infame que preconiza la postración servil ante los intereses de los monopolios extranjeros; llama política de patio la que rechaza el culto y la conducta servil ante el capital parasitario y sus instituciones, como serían los bancos y las instituciones financieras; llama y considera política de patio la que se enrumba a la defensa de los intereses de las masas trabajadoras, propugnando por el acceso de éstas a tener garantizado el derecho a la alimentación, a la salud, a la educación, al libre tránsito, a la libertad de expresión y difusión del pensamiento, así como a no ser víctimas de los abusos autoritarios de la Policía Nacional y de las FF.AA. o de los funcionarios públicos, tanto judiciales como gubernamentales del tren administrativo, lo mismo que para Rafael Hipólito Mejía es política de patio la que reclama la efectividad de que todos los ciudadanos seamos iguales ante la ley, lo cual no debe impartirse en forma unilateral y privilegiada sino apegada estricta y rigurosamente ante la ley. Para Rafael Hipólito Mejía es política de patio la que es propugnada por el movimiento que no comparte las dádivas, las filantropías y beneficios hipócritas de los causantes de las miserias y sufrimientos de las masas populares. Pero ¿sabe acaso Rafael Hipólito Mejía, en su mundo estrafalario de ignorancia y brutalidad contumaz, lo que es la política en verdad? ¿O acaso sólo alcanza a entender lo que es la politiquería barata?
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