La marcha protesta que efectuara el PLD y su líder Leonel Fernández fue válida no sólo por ser un derecho suyo, sino que los peledeístas y sus líderes estaban en la obligación de poder reivindicar su condición de partido y grupo de dirigentes de oposición al desastre que afecta a todos de los que ellos quieren sus votos.

Pero, además, y por sobre todo, por el hecho de que esa marcha tuvo un particular significado de viacrusis y mea culpa del PLD y Leonel Fernández por haber amarrado el país arbitrariamente al carro implacable del neoliberalismo y del despojo al país de su patrimonio, como el de la CDE y otras muchas empresas estatales.

Cuando los peledeístas concurrieron a su marcha protestaron contra el modelo neoliberal que su gobierno y su partido implementaron, quiéranlo o no lo quieran admitir. Sabemos que en el PLD y en Leonel Fernández hay mucho de politiquería barata y de demagogia chapucera. Pero que la marcha-protesta les permitió a los peledeístas avivaquearse y saborear el amargo de la hiel de la traición al pueblo y al país, lo cual además de ser una pálida, muy pálida, como es el PLD, inicial autocrítica, podría devenir en un impulso para que las bases del PLD y aún los mismos canchanchanes leonelistas, jaimistas o boschistas se acerquen a la lucha popular, a la real oposición junto al pueblo y al país, que está sufriendo por culpa de las privatizaciones, pasando hambre, carencia de empleo y viviendo en carne viva todo tipo de sufrimientos.