A la luz del desastre actual sobran evidencias de que Balaguer fue un gran chapucero depredador por excelencia del Estado Nacional y sus métodos eran el crimen, el chantaje, el robo, la infamia, a dios rogando y con el mazo dando
Coordinando su actuación tan estrechamente con la Iglesia Católica y los círculos de terror norteamericanos (CIA, AID, MAAG, etc.) para la creación y empleo de los cuerpos parapoliciales del crimen que resultaba difícil distinguir quién era quién, Balaguer, el tirano-alimaña que fue el hipócrita y criminal Fouché de los 31 años de dictadura con Trujillo y 22 de dictadura directamente suya, que no fueron menos despóticos ni menos malos y cuya única obra trascendente y duradera ha sido la liberalización del robo a costa del Estado entre los suyos y sobornando a otros para que se unieran a él en su gesta de depredación histórica del Estado, execrable práctica seguida por Leonel Fernández y Rafael Hipólito Mejía, y a la que se llama la gran hazaña suya y con la que sus seguidores pretenden avalar su supuesta condición de gran estadista, cumplió ahora 1 año de muerto, y si se le juzga por lo que al fin y al cabo resultó su dañino empeño, que es el presente desastre, el dictamen es irreversiblemente: Infecundo, tirano y alimaña criminal, como pretendido estadista un gran chapucero, un auténtico mediocre y cortesano rastrero que en vez de prever sólo alcanzó la condición de depredador y merodeador del Estado, de una larga trayectoria infame, propiciador del crimen, el robo, la concupiscencia, la depravación en todas sus decadentes expresiones, alcanzando sólo a encarnar la aberración senil de las fuerzas reaccionarias de la historia que optan por envenenar el agua que no podrán tomar y cortar de raíz el árbol cuyos frutos no comerán. La representación viva del canalla, del infame y del depravado vil.
|