Leonel Fernández y su interminable agonía por estafar al pueblo y al país, no tendrán formas de pasar impunemente de contrabando

 

Del actual Presidente de su gobierno Pálido, el doctor Leonel Fernández, a raíz de comprobarse prácticamente cómo actuaba, se dijo en forma de conclusión que era oblicuo, carente de verticalidad, lo que a su vez significa que es huérfano de una voluntad definida y que, viviendo navegando en el mar de las dudas, es irresoluto en tal grado y en tal magnitud, que es en sí una contradicción parada en dos patas.

La paradoja es un sustantivo que, en su sentido figurado, significa el uso de palabras, expresiones o frases, que encierran o envuelven carácter contradictorio entre sí, y no cabe duda que de Leonel Fernández, por su trayectoria zigzagueante o más culebrera que el serpenteo de un anfibio de sangre fría como las serpientes, tanto venenosas como constrictoras, cabe decirse que encarna y es una paradoja viva o hecha ser humano.

Como si tal cosa, de buenas a primeras reconoce el disparate y lo inservible que es la educación escolar imperante en la República Dominicana y de la que, tanto pública como privada, que son imbéciles y estúpidas e inservibles la una como la otra, son responsabilidad del Estado, que este mismo sujeto paradójico del que hablamos, y que si fuera por gusto ni siquiera nos molestáramos en mencionarlo pues con él nos ocurre lo mismo que le ocurrió a aquel famoso escritor de la lengua española, que si no nos equivocamos por culpa de nuestra soberbia ignorancia creemos que fue Miguel de Cervantes, con un lugar del que escribió: del cual no quiero acordarme.

Resulta que este mismo que hoy reconoce que es tan absoluto y podrido el sistema educativo nacional dominicano, ahora es Presidente del Poder Ejecutivo no por primera vez sino por segunda vez, pues si es que acaso se le ha olvidado, ya que el tener sentido de la responsabilidad en cierto modo se hace sinónimo de verticalidad, debemos recordarle que ya lo fue del 1996-2000, y que durante todo ese tiempo, como durante todo el período siguiente que abarca del 2000 al 2004, en el que la Presidencia del Poder Ejecutivo la ocupara el hampón politiquero y beocio, como equivalente a troglodita, Rafael Hipólito Mejía, de los pepegatos del perrodé, ese mismo sujeto llamado Leonel Fernández del Pálido y sus lugartenientes, que fueron sus funcionarios, se la pasaron resaltando los supuestos logros y triunfos imaginarios y falsamente inventados en forma deliberada y consciente, con su objetivo permanente del engaño y la estafa suyas, en el terreno educativo y de rescate de la escuela del país.

En realidad, así como Leonel Fernández-Pálido son los culpables, no digamos responsables, puesto que su irresponsabilidad es una constante en su comportamiento, de la privatización y el despojo del país de sus riquezas y propiedades, lo mismo que de la actuación de la Policía Nacional como escuadrón de la muerte en lo que ha vuelto a reincidir, lo que hizo con la educación nacional desde la Presidencia en el período 1996-2000 no fue otra cosa que imponer, por genuflexión ante los monopolios extranjeros, la Iglesia Católica, S. A., y los verdugos explotadores nativos, la deserción, léanlo bien, la más abyecta e infame deserción del gobierno como guía y representante del Estado de su insustituible responsabilidad de ser el que paute, disponga y haga cumplir la tarea educativa-escolar que, necesaria y obligatoriamente, hay que desplegar en toda sociedad, lo que inevitablemente debe recaer sobre el Estado; cuyo papel en este asunto de la educación-escolar no puede ser delegado ni privatizado, como hizo Leonel Fernández y como ha impuesto al país la parásita Iglesia Católica, S. A., para su enriquecimiento, que es en realidad la única preocupación y el centro de todos sus afanes, lo que encubre con su supuesto carácter divino de intermediaria y representante del mito del dios hecho hombre.

Pero la práctica, que es el ejercicio y relación de los hechos, es la que corrobora que en realidad esto de Leonel Fernández respecto a la educación es otra engañifa más; basta recordar que apenas volvió al Poder por el engaño y el atraso de las masas, anunció la recreación de la bandera de la deserción irresponsable de su gobierno respecto a la educación-escuela que se resume -dicha deserción suya, la de Leonel Fernández- con lo del padrinazgo por parte de los capitalistas de la educación y de las escuelas públicas.

Más aún, han sido Leonel Fernández y su banda Pálido hoy en el Poder de nuevo, desde que asaltaron el Poder en el 1996, quienes han auspiciado y protegido, haciéndolo como irresponsables que son, que además de la privatización de la educación y las escuelas, que además de la cobarde y abyecta como vil deserción que han protagonizado de la educación pública, oficial, han sido recalcitrantemente defensores y auspiciadores descarados y desfachatados de que en las escuelas públicas se impartan supersticiones y brujerías religiosas basadas en la adoración de un supuesto dios-hombre, que sería la vagabundería del tal Jesucristo, en lugar de ciencia, y en dichas escuelas se sustituyen las verdades experimentales comprobadas y comprobables, en los laboratorios o por el ejercicio lógico del razonamiento y el discernimiento, por mitos, por taras sublimadas, como es la supuesta creación en lugar de la ley científica, descubierta y formulada por Albert Einsten, por ejemplo, de que la materia ni se crea ni se destruye, que es eterna, que sólo se transforma, esto es, que cambia de forma, pero que es perfectamente conocible y capaz de ser razonada, puesto que el cerebro del hombre, y con esto de los niños -sujetos y a quienes va dirigida la educación- no es más que el músculo material de la inteligencia y del aprendizaje.

Es tan descomunal el crimen educativo, del que en buena parte, y tal vez casi totalmente, en los últimos 9 años el primer culpable es ese mismo personaje que hoy, con fines espurios e inconfesables, quiere y pretende hacer que la población arree detrás de su gobierno para llevarla al matadero de la mentira y del engaño, como dicho sujeto acostumbra a hacer en su función de lacayo redomado y genuflexo de los explotadores y opresores nativos y extranjeros, que no sólo están esos hechos ahí, conformando la histórica dolorosa realidad de la deserción estatal o del Poder de la educación-escuela y sus sucios manejos que sólo dan ganas de vomitar ocasionando una náusea que se hace realidad en incontenibles torrentes de vómitos, como única salvación a la segura intoxicación y envenenamiento por los engaños y las mentiras sistematizadas desde el Poder del Estado hecho gobierno, y que representa ahora este mismo Leonel Fernández, con su banda Pálida haciéndole de base y tropa de choque contra el país y el pueblo dominicanos, sino que además los que concurren, por ejemplo en esta ocasión, al sainete o farsa de mal gusto en el Club Mauricio Báez para secundar en la palabra y aplaudir como cortesanos impensantes e incapaces de discernir, son los mismos ex y actuales funcionarios del actual Presidente del gobierno, que le secundaron en todas sus irresponsables inconductas como gobierno en su primer período 1996-2000.

Allí habló, si no nos equivocamos, la ex de Educación, la licenciada Ligia Amada Melo, protagonista del desastre, en cumplimiento de las directrices de su desgobierno 1996-2000.

Pero además, escogiendo como escenario el Club Mauricio Báez, cuyo mandamás es su íntimo que usa el seudónimo de Leo Corporán y en donde funcionan 3 escuelas públicas, como son: una primaria, que tiene un turno diurno y otro de tarde, una secundaria diurna y otra nocturna, podemos, puesto que tenemos a mano los datos e informes que dan cuenta de cómo, desde su fundación, los profesores tienen órdenes expresas de perseguir y reprimir a los niños y jóvenes que rechazan la malsana práctica de colocar la apologética cristiana en lugar de impartir ciencias, sin descartar el chantaje y hasta el soborno, aplicándoles las fórmulas inquisitoriales y liberales del látigo y el pastel, todo lo que cumplen los profesores, salvo honrosas excepciones, a pies juntos, pues dicha órdenes emanan de la misma Secretaría de Educación, ya sea cuando el tirano alimaña, cuando Leonel Fernández 1996-2000 o cuando el hampón Rafael Hipólito Mejía y la etílica Milagros Ortiz Bosch.

Allí, en el lugar escogido por Leonel Fernández y su banda Pálido y de advenedizos hoy en el Poder, en esas mismas escuelas públicas, hay estudiantes con notas que promedian 85, 90 y más, pero que tienen en Formación Humana un 70, por negarse a aceptar la falacia bíblica de la creación por el disparate llamado dios, o los otros disparatas del supuesto hijo de dios y dios a la vez, que llaman en esos ambientes supersticiosos de opresión y oscurantismo Jesucristo, con sus falacias de la virgen María, la supuesta divina concepción, la mentira de la supuesta resurrección, las falsedades del paraíso, de los pecados, del infierno, las falacias de dios, los ángeles, los santos o del diablo, lo mismo que el falso carácter moralista de las religiones, en particular del cristianismo y de la perversa y parásita Iglesia Católica, S. A.

A esos estudiantes, tanto los profesores como los directores tienen tácitamente la prohibición de incluirlos para los llamados premios de la excelencia académica.

Señor Leonel Fernández, que conste que su nombre lo mencionamos aún en contra de nuestros buenos deseos; señores de su pandilla y advenedizos que forman su entorno, el vaho pestilente de las infamias del oscurantismo y el discrimen en contra de la práctica y enseñanza de la ciencia, de verdades experimentales, comprobables y comprobadas, de cuya base, en los órdenes económico-sociales y práctica científica debe, quiéranlo ustedes o no, arrancar toda formación humana y cívica correcta e intachable, pero en mitos o en coexistencia con sus falacias y amoralidades religiosas y supersticiosas, jamás se puede cimentar ninguna formación educativa valedera. Mucho menos armónica ni basada en las matemáticas, las ciencias naturales y en mucha lectura para alimentar y recrear el músculo que es el cerebro.

 

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