Prácticas de AMET y Candelier de colocarse por encima de la Constitución, de los jueces y de los mecanismos de captación de recursos e impuestos responden al esquema gubernativo de Rafael Hipólito Mejía de esquilmar al pueblo de manera cada vez más despiadada

 

Las prácticas a todas luces de extorsión de la ciudadanía que lleva a cabo la institución represiva en el área del transporte, denominada AMET, responden al esquema gubernativo de Rafael Hipólito Mejía de esquilmar al pueblo en forma cada vez más despiadada y más sistemáticamente.

AMET, que dirige el responsable de más de 2,000 ciudadanos ejecutados por escuadrones de la muerte policiales por encima de la Constitución y de las leyes vigentes, es el general llamado Pedro de Jesús Candelier, semanalmente impone, sólo en la ciudad capital, unas 6,000 multas de tránsito, con la confiscación y secuestro de los vehículos correspondientes, lo que obliga al uso de sus grúas.

Esas acciones le reportan un monto de unos 3 a 5 millones de pesos semanales al gobierno de Rafael Hipólito Mejía como ingresos fiscales de los cuales le da una parte del botín a la gente de AMET y al general de horca y cuchillo, Pedro de Jesús Candelier.

No cabe duda de que el móvil de esas acciones represivas está bien distante de crear un sano ambiente de respeto a la ley, o bien, de un orden moral por parte de los conductores de vehículos de motor; del mismo modo que los famosos intercambios de disparos, con los que Candelier asesinó a más de 2,000 ciudadanos desde el 1998 hasta este año en el que fue desplazado de la jefatura de la P.N., no buscaron volver más respetuosa de la ley a la ciudadanía ni mucho menos poner coto a la delincuencia, ya que esas acciones en sí, a nombre de la ley, son actos delictivos y transgresores hasta de la Constitución de la República.

 

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