Gobierno Rafael Hipólito Mejía, Superintendencia Electricidad y Corporación Dominicana Electricidad son agentes descarados de las distribuidoras, por lo que éstas hacen y deshacen sin control ni medimiento

La población está en pleno derecho de protestar por todos los medios a su alcance ante grosera forma en que es expoliada y abusada por los agentes monopolistas y sus lacayos redomados

 

De todo lo que se ha dado a conocer para la opinión pública respecto a la llamada crisis energética, a las negociaciones o entendidos entre el gobierno de Rafael Hipólito Mejía y las distribuidoras, así como de las plantas productoras de energía eléctrica, sólo ha venido quedando en claro que las distribuidoras gozan de absoluta impunidad, que actúan como juez y parte haciendo lo que les da la gana, cometiendo todo tipo de abusos y atropellos, no sólo en cuanto a los cortes de electricidad con carácter masivo para zonas, barrios y áreas, sino también en lo concerniente a las facturaciones y multas a los clientes de esas leoninas empresas del ramo eléctrico.

En forma desaprensiva y deliberada, el sirviente o muchacho de mandados de la casa de Rafael Hipólito Mejía, colocado por éste en la administración de la CDE, nos referimos al señor César Sánchez,. declaró que, por su parte, ya habían concluido los acuerdos del gobierno con las productoras de energía eléctrica, pero no habiendo tocado el asunto de las distribuidoras y los consumidores de electricidad, esto es, la relación entre los pulpos monopolistas extranjeros Edenorte, Edesur y Edeeste, de un lado, con la población del otro lado, que, a nadie le quepa duda, es el asunto más álgido y peligroso para el pueblo de la cuestión energética o de electricidad.

Que las distribuidoras se jacten, utilizando una burocracia compuesta por dominicanos y dominicanas desalmados y prostituidos que le sirven lacayuna y servilmente, así como unos cuantos delincuentes, a los que llaman sus inspectores, para justificar sus intereses -los de la empresa- imponiéndoles facturas hasta de 5 mil pesos a casas de familia con apenas dos bombillos e imponiéndoles tarifa comercial por objetos eléctricos que en la vivienda estén almacenados y sin funcionamiento alguno, es cosa común y corriente.

En la zona de Villa Carmen hay un delincuente inspector de apellido Ruiz que un día la población tendrá que darle su justo merecido.

Abundan los casos en que Edesur, Edeeste o Edenorte hacen firmar a ancianos documentos autoacusándose de tener fraude en su vivienda. Esto es común y corriente tal y  como se comprobó con los recientes desafueros de sas distribuidoras en la zona capitalina de Gazcue.

Las distribuidoras montan contadores sin la supervisión de DIGENOR, con lo que violan la ley. Se trata de aparatos de segunda mano, que habiendo cumplido su vida útil, son reparados por las distribuidoras e instalados sin el visto bueno de DIGENOR.

Esos aparatos se desbocan ten pronto baja el voltaje, y como el gobierno y el sirviente de la casa de Rafael Hipólito Mejía, es decir, César Sánchez el nombrado flamante administrador de la Corporación Dominicana de Electricidad, son sobornados por las distribuidoras, éstas hacen y deshacen a su antojo.

El papel del gobierno, de la Superintendencia de Electricidad y de la CDE es en realidad servir de agentes descarados de las distribuidoras.

La población está en pleno derecho de protestar por todos los medios a su alcance por la grosera forma en que es expoliada y abusada por los agentes monopolistas y lacayos redomados del gobierno que encabeza Rafael Hipólito Mejía.

 

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