Estados Unidos reclama impunidad para sus acciones primitivas y su criminalidad de lesa humanidad

 

El gobierno imperialista y particularmente nazi-fascista de los EE.UU., que encabeza George Bush, se resiste no sólo a firmar el llamado Estatuto de Roma, elaborado a mediados de este año, con el que las grandes potencias capitalistas disponen la creación de una llamada Nueva Corte Penal Internacional, a la que serían traducidos todos los acusados, tanto civiles como militares, de cometer genocidios o crímenes de lesa humanidad, sin excepción y pertenezcan o no, por ejemplo, a los EE.UU.

Los auto erigidos gendarmes internacionales del gobierno nazi-fascista de George Bush y de los EE.UU., que han cometido genocidios como el de Irak en el 1992, el de los Balcanes, ahora recientemente en Afganistán, y que es el responsable número uno, junto a su títere Sharon de Israel, por el genocidio que se perpetra contra los palestinos en el Medio Oriente, están conscientes de que por ese tribunal internacional, por crímenes de genocidio y lesa humanidad, tendrán que desfilar tanto el Estado Mayor Conjunto de sus FF.AA., como el de cada uno de los cuerpos que componen esas, además del mismo Bush y todo su gabinete, lo mismo que contingentes de sus aliados en sus acostumbradas masacres.

Dan risa conocer los alegatos que, como coartada, formula el gobierno nazi-fascista cargado de crímenes de lesa humanidad de George Bush para rechazar que el citado Tribunal tenga potestad para enjuiciar a ciudadanos y militares norteamericanos.

Entre esos alegatos aparecen insólitos argumentos, como el de que los estatutos del Tribunal en cuestión violentan la soberanía nacional, y que pretende tener alcance o jurisdicción en países que no firmen ese Acuerdo de Roma; otro alegato es que dicho Tribunal no permite un control por parte de EE.UU. sobre la Corte ni sobre el Fiscal que sea designado; que violenta el Consejo de Seguridad de la ONU; que no tiene privilegios para nadie el Estatuto de la Corte, entiéndase que no se le reconocen privilegios especiales a los EE.UU.; y, en particular, que en los Estatutos del Tribunal se habla de crímenes de agresión, lo que da facultad a dicho Tribunal para investigar y enjuiciar, lo que, según alegan los principales violadores sistemáticos de la Carta Sustantiva de la ONU, violan, por parte de otros que no son los EE.UU., esa Carta de la ONU.

En fin de cuenta, la verdad de todo se puede resumir diciendo que los Estados Unidos reclaman impunidad para sus acciones primitivas y su criminalidad de lesa humanidad, y que los norteamericanos estén exentos de ser sometidas a ese Nuevo Tribunal Internacional. Así de sencillo es, los yankis no quieren beber de su propia medicina.

 

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