Miseria y pobreza dominicanos se deben a régimen capitalista de explotación que se desarrolla acumulando riquezas en un grupo cada vez más reducido mientras empobrece a sectores cada vez más numerosos del campo y la ciudad

Lo demás es pura demagogia, propia de curandería social y de la Iglesia

 

La cuestión del proceso creciente de la pobreza y la miseria que constituyen especie de una gran mancha de aceite o de derrame de petróleo en el agua de un río, el mar o un lago, ya dentro de los mismos apologistas del régimen capitalista imperante nadie puede ocultar y es cada vez mayor la sensación de que a la larga de ese implacable proceso de empobrecimiento casi nadie, por no decir que sólo una insignificante minoría de ella se salvará.

Pero en lo que no podemos ponernos de acuerdo es con la explicación y el establecimiento de las causas generadoras y propiciadoras de esta criminal situación de pobreza y miseria que se hace general en el país, en la región y en el mundo entero.

En lo que concierne al país, en concreto, la creciente acentuación de la miseria y pobreza tiene que ver, por encima de todo, con el hecho de que aquí impera el régimen capitalista de explotación, y éste se desarrolla acumulando riquezas en un grupo cada vez más reducido, y empobreciendo sistemáticamente a sectores cada vez más numerosos del campo y la ciudad.

Se trata no sólo de la ley general de la acumulación y centralización del capital, sino específicamente en su significación de ley de depauperización o empobrecimiento general del pueblo que opera de modo implacable en el seno de la sociedad burguesa, y así surge lo que se ha denominado la llamado superpoblación relativa, que reviste, como bien explica Marx, las formas de flotante, latente y la estancada.

En nuestro país se conjugan los tres tipos y crecen cada día más. A pesar del invento de Zonas Francas, del turismo y los sectores de servicios en lugar de la industria nacional, la agricultura y la minería como sectores básicos, en la ruta final de los últimos 40 años, el resultado es el patético cuadro que comentamos.

No es como se ventila en la prensa amarilla en reportajes superfluos, como el de la periodista Minerva Isa, que pretende abordar la cuestión de la pobreza creciente y crecida en el país al margen de las leyes internas que pautan inexorablemente la dinámica del capitalismo.

Dos tesis de Marx y una de Lenin no dejan margen para las elucubraciones del socialreformismo ni auguran perspectivas exitosas a los curanderos sociales amparados en ese tipo descriptivo de la economía que ventila el periodismo amarillo.

El pauperismo constituye la casa de inválidos del ejército obrero activo y el peso muerto del ejército industrial de reserva según expresa Marx.

Lenin lo redondea en forma lapidaria al expresar: “El excedente de población... es atributo indispensable de la economía capitalista, sin el cual (ese mundo de pobreza, Nota de Redacción) no podría existir ni desarrollarse. Y es aquí el fundamento de esto en Marx cuando formuló: Cuanto mayores son la capa de los Lázaro de la clase obrera y el ejército industrial de reserva (la superpoblación compuesta por los desocupados) mayor es el pauperismo”.

La miseria, pues, se desprende de la naturaleza misma del trabajo capitalista, y la solución de fondo al asunto pasa por la lucha contra dicho sistema.

Lo demás es pura demagogia, propia de curandería social y de la Iglesia.

 

Volver a la Página Principal