Rafael Hipólito Mejía y sus bollos de guálliga con sacos y corbatas haciendo de senadores demuestran una vez más "lodo social" no está calificado mental ni moralmente para actuar apegado a la sensatez y con sentido común

 

La forma simple y llanamente grosera en que las autoridades gubernamentales y sus bollos de guálliga con sacos y corbatas haciendo de senadores han hecho uso de la disposición constitucional que le asigna al Senado designar la Junta Central Electoral, nos ilustra en torno a que esos desclasados provenientes de la superpoblación relativa del sector estancado y convertido, por lo tanto, en lodo social, no están calificados mental ni moralmente para actuar apegados a la sensatez y con sentido común.

Sabido es que los que cocinaron ese pandemonio que llaman neoliberalismo y globalización tuvieron cuidado en parir, para consumir junto con el neoliberalismo y la globalización y evitar una intoxicación mortal, el adefesio del tristemente célebre consenso, esto es, el entendido y los pactos en beneficio de los dueños del negocio.

Lo que han reclamado entonces los del PLD y los del PRSC no es que se haga caso omiso a la disposición constitucional de que el Senado sea quien designe la Junta Central Electoral. Lo que reclaman, y con ellos se identifica el más extenso segmento de la población, en especial, los de los estamentos profesionales y con cierta ilustración, es que el Senado actúe buscando la aplicación de sus atributos y prerrogativas en la forma menos irritante y cerrada posible, de manera que los tres partidos del sistema, que han demostrado con creces que son una y la misma cosa, o algo así como tres en uno, sientan una relativa confianza en el tribunal que hará de juez electoral.

Cuando un abogado impugna un juez por considerarlo parcializado, nadie en su sano juicio osa acusarlo de querer desempeñar el papel de juez ni nada por el estilo.

Y la inconformidad respecto a la Junta Central Electoral recién designada por el Senado obedece entonces a que ese tribunal no está acorde con lo pactado alrededor de la metodología del consenso. De ahí que haya suspicacia, dudas y fundadas sospechas de que esa Junta, con Morel Cerda y los demás, sólo puede parir una criatura mostrenca que a todos nos perjudicará.

Los del PRD, PPH y gobierno de Rafael Hipólito Mejía, se han vuelto draconianos y radicales a ultranza para aplicar sólo lo que les conviene de la Constitución y las leyes. Ese grado de parcialidad rompe los fundamentos del equilibrio político aún dentro de los tres que son iguales.

 

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