Ultracatólica Aura Celeste Fernández declara legítima la amoral y usurpadora vitalicia inamovilidad o perpetuidad de los jueces Suprema Corte

 

Las declaraciones de la digna sobrina de su tío, el cavernícola pontífice del reaccionarismo de pretendido abolengo oligárquico-católico francomacorisano, Fernández Caminero, Aura Fernández, de que inamovilidad de los jueces significa que una vez nombrados, éstos ocupan el cargo a perpetuidad, a menos que no cometan faltas personales graves que ameriten una remoción del cargo (reiteradas el lunes 14 de noviembre ante Lisset Selman, Canal 13), a todas luces, bendecidos con la condición de vitalicios, hermana gemela esta condición de la famosa infalibilidad, todo lo que arrastra un profundo vaho (entiéndase “vajo” en criollo) pestilente y nauseabundo a Iglesia Católica-Vaticano, cuyo régimen es despótico, como es el régimen natural que genera el judaísmo cristiano, que es el de la esclavitud; inamovible, como lo es el invento base de su negocio, que es la deidad que llaman dios; absolutista, a imagen y semejanza de los rasgos de este invento desgraciado del hombre; imperial-monárquico, o sea, semejante al viejo Imperio Romano y a los demás viejos imperios tiránicos: persas, greco-macedonios, egipcios o hindú-asiáticos, y de paso esencialmente anti-democrático y contrario a la libertad del hombre, por naturaleza y con carácter innato y congénito opuesto a las libertades, y en particular al valor del sufragio universal o electoral.

Ese concepto de Aura Fernández, que es tan fácil de identificar con las concepciones absurdas clericales catolicistas que se imparten en esos centros infames de educación superior, creados sólo para distorsionar esa digna actividad, que es la educación, y tratar de envilecer la ciencia, al tiempo que cocinan en ellas el respaldo y la sumisión a ultranza a los regímenes de explotación, sean del modelo capitalista proteccionista o del modelo neoliberal, lo único que deben tener es el consentimiento del imperialismo y de los consorcios monopolistas internacionales, entiéndase capital financiero y parasitario mundial, al que la Iglesia Católica-Vaticano le rinde culto y ante el que se doblega y arrodilla, hoy día como ayer lo hizo ante el Imperio Romano (Constantino), el de Bizancio (Justiniano), de Carlomagno, así como ante el fascismo de Mussolini y Franco o el nazismo de Adolfo Hitler. No mencionemos a Lilís, a Trujillo, a Juan Vicente Gómez, ante los Somoza, ante los Rojas Pinilla, ante los Strossner, ante los Videla, ante los Pinochet, ante los gorilas brasileños, y así sucesivamente.

Su dios -el de la Iglesia Católica-Vaticano- y el de sus centros docentes superiores, es en realidad el dólar, en cuyo centro reza: “En este dios es que creemos”.

Esos centros superiores de des-educación, intoxican profundamente a los seudo profesionales que producen con la famosa química de siquitrillamiento cerebral, creada por los jesuitas cuando ya no le era del todo -a la Iglesia Católica-Vaticano y al protestantismo fanático- quedar impune con el uso de las torturas del fuego, del potro de la verdad, de las ordalías, los apaleamientos, los ensaculamientos, en una palabra, de la Inquisición que esas creaturas, tal cual lo hace Aura Celeste (¡Oh!, lo celestial siempre le acompaña y ¡qué pena que esto huela y sea irremisiblemente de carácter supersticioso!) Fernández de Moreno, lo mismo que un Rafael Toribio, adiestrado por el Opus Dei en la misma España y puesto de paracaídas en su centro Intec, en forma sicótica, alienada y enajenada, sólo exhiben una unilateralidad que raya en la imbecilidad al pretender imponerle sus aberrantes preceptos escolásticos (clericales) y metafísicos a las cosas del mundo secular, laico o civil, como en este caso es la Justicia o Poder Judicial del Estado nacional dominicano.

Es la escolástica católica y la misma metafísica católica-vaticanista la que le permite que, como una autómata, de lo que ya tiene las formas la Aura celestial, desvaríe de que inamovilidad significa “a perpetuidad” o vitalicio, pues esa disquisición (esto es en realidad y no otra cosa), no se compadece con la realidad concreta de las cosas reales existentes en cualquier área del mundo objetivo-real, y es que todo lo que existe como expresión de la materia y sus relaciones, está sujeto a tres condiciones absolutas de existencia de la materia: a) que está en perenne movimiento y de ahí en constante cambio; b) que está sujeta al tiempo; todo lo que nace muere, diría Kant, lo que tanto le doliera a los especímenes de la escolástica y la metafísica clerical en su tiempo, odio que la Iglesia Católica-Vaticano le sigue manteniendo vivo gritando: no al relativismo; y c) todo lo que existe y se mueve lo hace en un espacio determinado.

Si en esos centros superiores de des-educación y siquitrillamiento, como la Ucamaima, la Santo Domingo, Utesa, Intec, Unphu, Unibe, Caribe y demás, incluida en gran medida la asqueroseada y cualquerizada UASD, le enseñaran a sus estudiantes ante todo a respetar la ciencia y a entender ésta como un reflejo de la realidad en el cerebro del hombre y no como un misterio de verdad revelada ni de capricho divino de su deidad para romper el ocio de su inamovilidad a que le condenan sus mismos adoradores, no existieren casos como éste que nos ilustra Aura Celeste, pretendiendo pasar de contrabando sólo con una definición unilateral y subjetiva la función de una autoridad, todo en forma escolástica y metafísicamente.

En forma inconsecuente y hasta impensante, llega a vender la falaz idea de un funcionario vitalicio so pretexto de la inamovilidad y todo porque la siquitrillaron y la han comprometido con sobornos y riquezas, dándole cargos a cambio del compromiso, con la escolástica católica y la metafísica clerical que le impide incluso ver que la fuente de la que pretende extraer la inamovilidad como perpetuidad, y ésta como sinónimo de vitalicio e inamovilidad, resulta espuria no sólo porque esos funcionarios (jueces) no fueron electos (y los que siendo el producto del sufragio electoral, no son a perpetuidad sino sólo y únicamente en este espacio histórico que es la sociedad dominicana, por un período de tiempo de 4 años, ni uno más ni uno menos), sino además es que por los de la Suprema la población -soberana fuente del Poder- no ha concurrido a ninguna urna a depositar voto personal alguno para su designación, y efectivamente resulta algo como la idea de la deidad de dios, o Minerva de la cabeza de Zeus, si no un invento filosófico tomista y metafísico  y traído por los cabellos por voluntad divina, eso de que los jueces son inamovibles como sinónimo de perpetuos y esto a su vez sinónimo de vitalicio.

Es que los únicos que respaldan y propician lo de funcionarios parlamentarios, jueces, administrativos, presidentes o lo que sea con carácter vitalicio, son los que tienen a la democracia como su enemigo mortal, ya que la democracia se basa en que las masas -que son los pueblos- son la fuente inagotable de Poder, que se ejerce en este caso por medio del sufragio electoral o universal y a través del voto, todo lo que es incompatible con la inamovilidad como sinónimo de perpetuidad o vitalicio, y sólo aceptable, como acontece en nuestro país, por ejemplo, con los presidentes electos, los senadores, diputados, síndicos y regidores, por 4 años, siempre sujetos pues a espacio, tiempo y al perpetuo movimiento que genera inevitablemente el cambio.

Que se clausuren pues esos adefesios de universidades católicas, centros infames de entrenamiento y formación de aprendices de brujos, como revela ser Aura Celeste Fernández de Moreno. Y si no, que les clausuren esas escuelas de escolástica y metafísica; debiendo recordarse siempre las palabras de Renán, el creador del mito del Jesús histórico, formulada a través de Próspero, en su Caliban, suite de “La Tempête”: “Cuando el pueblo se aperciba que las clases superiores le han conducido mediante la superstición, ya verás la revancha que se cobrará con los que fueron sus amos”.

 

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