Sentencia complaciente con la bestia criminal cristiano-católica Meregildo Díaz y Díaz por parte de la corrupta injusticia dominicana incondicional del imperialismo y la parásita Iglesia Católica

 

La sentencia que el tribunal emitiera condenando al sargento Valentín Vicioso de Jesús, guardaespaldas del ex-Vice-almirante Radhamés Lora Salcedo, a 30 años de cárcel por haber dado muerte a los esposos Joel Sarmiento Díaz y Yaniris Ruiz Sánchez, así como imponiéndole apenas 20 años al sacerdote católico capuchino Meregildo Díaz y Díaz por autor intelectual, y tomándose en cuenta que ya otro tribunal había descargado de toda culpa y participación en el doble crimen, a pesar y a despecho de las abundantes pruebas que atestiguan con evidencias e indicios de tanto peso como palpables y ostensibles, que apuntan a que este ex alto oficial militar de la Marina de Guerra es parte activa del grupo de homosexuales y depravados que planificó y ultimó el doble asesinato, lo mismo que este Radhamés Lora Salcedo, es el primer sospechoso de estar implicado en la muerte de un tercer implicado, que era chofer y asiduo acompañante de dicho ex alto oficial de la Marina de Guerra y que ocupara importantes cargos como funcionario del Estado, tanto como Director de Foresta como de la Defensa Civil. Se trata de Quírico Rojas Carram, que apareciera muerto en un motel a la entrada de Jarabacoa,  donde Lora Salcedo posee una cabaña en el paraje Manabao, a todas luces destinada a dar riendas sueltas a muchas aberraciones sexuales reñidas con las buenas costumbres y la debida moral social.

Por ese hecho, que excluía tan complacientemente al ex Vicealmirante Radhamés Lora Salcedo, un destacado yudoca que en años pasados era tenido como el niño bonito del japonés que ostenta un alto rango militar en la Fuerza Aérea Dominicana, igual que varios hijos suyos, llamado Mamoro Matsunaga, cuyos allegados sorprendentemente han sonado repetidamente en vinculación con el mundo de la homosexualidad, según tenemos amplios informes de fácil comprobación; por ese hecho, reiteramos, era de esperar que la injusticia dominicana de nuevo se manifestara en toda su ineptitud complaciente hacia la impunidad, favoreciendo así delincuentes notables dentro del Estado y la sociedad dominicana.

La condena del sacerdote capuchino Meregildo Díaz y Díaz, igual que la exculpación de su hermana, involucrada hasta un poco más arriba de su cogote en el doble crimen, muestran que en las tibias condenas del juez y del tribunal que conoció el caso, gravitó y operó activamente la siniestra influencia de la Iglesia Católica, así como del mundo gay que posee, a todas luces, no pocas influencias en la mismo Suprema Corte de Justicia, la que a la vez es total y absolutamente complaciente y sumisa con la Iglesia Católica y sus desmanes contra la sociedad, la nación y el Estado dominicano.

Del sacerdote Meregildo Díaz y Díaz no sólo se estableció, conforme a los hechos, que fue el protagonista principal de la conjura criminal, sino que estuvo presente en el escenario en el que se perpetró el doble asesinato, siendo sindicado y establecido como quien le diera fuego, prendiendo y lanzando el fósforo sobre el combustible con que previamente habían empapado a los descuartizados cuerpos de ambas víctimas, esto es, de la pareja de esposos asesinados, luego de ser introducidos en sendos tanques de los conocidos como de 55 galones.

Con esto quedaría descartada la condición de cómplice y autor intelectual del hecho para, sobre este papel, añadir conforme su conducta retorcidamente asesina, como es lo propio a todo sacerdote católico y cristiano, la de autor directo, junto al sargento Valentín Vicioso de Jesús, del doble asesinato.

En todo esto hay un aspecto que merece ser tratado con amplitud y es el que concierne a que la aviesa campaña desplegada desde el carro de la impunidad a favor del salido del closet con su conducta de homosexual inveterado, Radhamés Lora Salcedo, el ex-Vice-Almirante de la Marina de Guerra dominicana, se fundamentó en que la implicación por los hechos y evidencias de este espurio personaje en tan horrendos hechos criminales, supuestamente conllevaba al descrédito y hasta una conspiración contra las FF.AA. y su imagen.

Personajes ubicados en todos los flancos de la opinión pública, parece que cumpliendo con una directriz expresa y deliberadamente establecida, desplegaron esa siniestra campaña para favorecer con la impunidad y poner bien lejos de la mano de la Justicia a quien, con su conducta licenciosa, lasciva, inmoral y criminal había, de hecho, cuestionado la naturaleza interna de las FF.AA., lo cual, lejos de, como fuera expuesto por los apologistas pusilánimes de la impunidad, entre los que se destacó el granuja periodista venal César Medina y su equipo, mejor conocido como la pajarera del canal 9 por las mañanas y del canal 45 Radio América en El Poder de la Tarde. Por cierto, parece que la misma ha hecho agua, y el cabecilla de tantas rufianerías ha sido nombrado Embajador en Chile, para descrédito y enlodamiento del cuerpo diplomático del país y en particular del gobierno corrupto e incompetente de Leonel Fernández y sus pálidos pelegatos en el Poder, al que depredan y envilecen hasta más no poder.

Lo peor de todo es que los miembros del Estado Mayor, y en particular el contralmirante Sigfrido Pared Pérez, que es de la misma Marina de Guerra, que era el cuerpo al que pertenecía Lora Salcedo, al igual que el actual Jefe de Estado Mayor de esa rama de las Fuerzas Armadas dominicanas, que es la Marina de Guerra, no fueron capaces de salirle al paso a tan siniestra campaña de contenido bastardo y degradante, y de hecho apoyando a quien ha deshonrado aún más en forma irreversible la historia de la Marina de Guerra y dañado, ensuciando con el lodo del mal del fandango la controvertida imagen de esa rama militar en nuestro país.

Todo eso da una desagradable sensación, y hace consolidar el convencimiento de que los altos mandos de la misma, al igual que de las demás ramas de los cuerpos castrenses y la Policía Nacional, son cómplices o están implicados en tantos hechos turbios de la naturaleza que posee el caso de marras de Lora Salcedo y Meregildo Díaz y  Díaz, como de otros tantos que aún podrían ser hasta más graves, y que por ello han preferido guardar silencio no vaya a ser cosa que en el futuro cante otro gallo… y, como se dice en el mundo de los que todos tienen hechas y muchas cuentas pendientes, hoy por ti, mañana por mí.

 

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