EL DESASTRE EN EL NIVEL 146 DE LA PEOR EDUCACION A NIVEL MUNDIAL ES UNA VERGUENZA QUE AFRONTAMOS LOS DOMINICANOS CAUSADO POR EL PROGRAMA DE EMBRUTECIMIENTO POR MEDIO DEL OSCURANTISMO SUPERSTICIOSO DE LA PERVERSA IGLESIA CATOLICA-VATICANO

Sólo un engendro del oportunismo y el revisionismo, con su carga de degradación, como el gay Pável Isa Contréras puede salir con justificaciones e imbecilidades para perpetuar el control de la educación nacional por parte de la Iglesia Católica-Vaticano

03-08-2015

 

Cuando en 1876, el positivista, y partidario de la educación laica, el puertorriqueño llamado Eugenio María de Hostos, que asqueado de su país optó, en los hechos, por convertirse en ciudadano de América Latina, y en particular dominicano, que no transigió en su defensa de que en las escuelas se debía, exclusivamente, educar a los educandos o alumnos alrededor o en torno de las ciencias naturales y las matemáticas, con sus teorías comprobadas y comprobables, así como las normativas de la moral social y cívica, como la disciplina del Derecho, en tanto, las supersticiosas apologética y religión quedaran fuera del curriculum de la enseñanza nacional; siendo opción personal para, individualmente, cada quien, asumir la creencia religiosa que le diera la gana, pero en su casa y no en las aulas de enseñanza o escuelas; como adherirse a la iglesia o confesión que le diera su bendita gana que fuera de su gusto.

Pero eso, de la pendejada supersticiosa y hechicería, de dios, espíritu santo, santísima trinidad, divina providencia, divina concepción, el génesis, que el ladrón y asesino crucificado era el hijo de eso que dan en llamar dios, y que, como tal, según la ancestral creencia supersticiosa que se arrastraba desde el paganismo, con Dionisio y otros supuestos hijos del imaginario dios supremo, etc., que resucitaba al tercer día después de muerto, para consumo, creencia y difusión de la Iglesia Católica y otras confesiones religiosas, que, lo que se llaman misterios y dizque verdades reveladas no tienen cabida en ninguna escuela que se respete y se proponga realmente educar y dotar, a través de la educación, a la gente de la capacidad y preparación necesarias para emplearse como herramientas transformadoras de la sociedad, desbrozar el camino del progreso y de la cultura, dejando atrás el oscurantismo y las supersticiones atávicas religiosas, para poder, así, sacar a la población del yugo ominoso de la ignorancia y de la condición de sujetos de la explotación y opresión y el primitivismo salvaje.

Para ese entonces, el analfabetismo básico abarcaba el 98% de la población; y, lo que era la educación, si así podía llamársele al proceso de embrutecimiento, que estaba bajo el absoluto y total control de ese antro de ignominias y de infamias garrafales, como de parasitismo y criminalidad desaforada, que es la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, con su droga que es el estúpido y alucinante cristianismo, católico o protestante, poco o nada importa; al fin y al cabo es el mismo estupefaciente, opio para el anestesiamiento e inutilización de la inteligencia e iniciativa de la gente.

Para cuando Eugenio María de Hostos se hizo presente en el escenario nacional, este cartel del opio, Iglesia Católica, Apostólica y Romana, no permitía siquiera las actividades de las sectas iglesias protestantes, y fue sólo en el 1920 y tantos que, bajo la ocupación yanqui del país, del 1916 al 1924, vino a abrirse el primer centro de la brujería cristiana protestante. Antes no, en nuestro país. ¡Aleluya!, ¡Aleluya!

Si para la llegada de Hostos y la apertura de su centro de enseñanza normalista para maestros, ya que tampoco existían maestros para impartir enseñanza, y todo por obra y disposición, siempre, de la ¿por qué no decirlo?, de la maldita y maldecida jodida Iglesia Católica del Papado y hoy Vaticana, Apostólica y Romana.

Otra vez, puesto que no es la primera vez que se publica la información del dato específico, aparece la terrible noticia, de antemano sabida, de que la República Dominicana ocupa, de 148 niveles descendentes de la mala o nula educación escolar y universitaria, la República Dominicana, allá en el fondo más profundo de esa vergonzosa y denigrante letrina, ocupa el 146 nivel, es decir, 2 menos que el culo último de la enseñanza y de la educación escolar como universitaria a escala mundial.

Todo el mundo por igual, en este país como fuera de él, sabe, que aunque aquí se ha impuesto la incultura infame y canalla de ocultamiento y encubrimiento de los causantes y, por lo tanto, quiénes son los responsables de ese desastre educativo, ese culpable y responsable, como causante de esa deplorable situación que desacredita nuestro país, que nos llena de vergüenza, es la maldita y maldecida mil veces Iglesia Católica-Vaticano, en maridaje ahora con las sectas evangélicas; ya que, tanto éstas, como la Iglesia Católica-Vaticano son instrumentos y herramientas de la explotación, opresión y envilecimiento, en común interés con el imperialismo norteamericano y el imperialismo de los países recolonizadores de la Unión Europea como de Canadá.

Cabe decirse que la meta de la sistematización, como objetivo final, del cual es parte ese nivel 146 de 2 menos que el último nivel de la enseñanza o educación para la población dominicana, con basura y excremento como su calidad, fue uno de los fines planteados en colusión, o sea, en maridaje, por el imperialismo norteamericano y el cartel, ya creado como tal, Iglesia Católica-Vaticano, investido como Estado, o adefesio de Estado, por el criminal de lesa humanidad, genocida, el Duce Benito Mussolini de Italia, tras el Pacto de Letrán de 1928.

Desde el Golpe de Estado de febrero de 1930, llevado a cabo por el matón, sirviente, mayordomo y verdugo del imperialismo yanqui, de un lado, y el fascista mussolinista y ultra-católico Rafael Estrella Ureña, se implementó el programa, previamente diseñado, para la total desarticulación y destrucción de lo que aún sobrevivía de la enseñanza hostosiana; que había sido, como se sabe, impulsada por Horacio Vásquez con su régimen liberal-territorializado, socavado y bombardeado, desde dentro y fuera, por los yanquis y la gran parásita y prostituta Iglesia Católica-Vaticano.

Horacio Vásquez, siguiendo el camino del liberalismo librepensador en el país, se había negado a otorgarle la llamada personalidad jurídica dominicana a la sucursal, enclave o cabeza de playa del poder extranjero y colonial de la Iglesia Católica Papado y Vaticana, por cuanto esto equivalía a anular la soberanía estatal del Estado Nacional Dominicano, una vez que se le estaría otorgando personalidad jurídica nacional a una institución extranjera, como lo es la Iglesia Católica-Vaticano.

La personalidad jurídica, de la Iglesia Católica-Vaticano, era la primera piedra del adefesio sobre el que se edificaría y cimentaría el Concordato, con el que la Iglesia Católica-Vaticano y desde la época del Papado, para cuando se declaró instituido el Estado Nacional, con la primera Constitución, que fue la elaborada y aprobada en la Constituyente de San Cristóbal, el 6 de noviembre de 1844, como directamente y sin rodeos, eufemismos ni ambages, el mismo capellán-confesor del peón-carnicero de la Iglesia Católica-Vaticano y del imperialismo, Rafael Leonidas Trujillo Molina, su monseñor Eduardo Ross, capellán de la iglesia parroquial San Rafael, establecida en el Palacio Nacional de la Moisés García, la Iglesia Católica-Vaticano venía demandando y solicitando la firma de un Concordato del Estado Dominicano y la Iglesia Católica desde el 27 de Febrero de 1844; y ningún gobierno se había atrevido a dar ese paso; siendo en cambio su verdugo, carnicero y peón, como mayordomo sirviente común, de la Iglesia Católica y del imperialismo yanqui, quien, junto con el infame y canalla Joaquín Balaguer, finalmente dispuso el otorgamiento del Concordato; buscando la Iglesia Católica-Vaticano, con éste, adueñarse definitivamente de la educación nacional, y suplantar, sacando de ésta, al Estado Nacional, pasar al control de las FF.AA., la P.N. y el Poder Judicial, mediante convertir a éste en apéndice del catolicismo cristiano, así como las FF.AA y P.N. en, más que órganos de coacción y defensa de la soberanía del país, en órganos de la Iglesia Católica-Vaticano para la coacción y conculcamiento de todos los derechos de la población; y la defensa de su anulación (la anulación de la Iglesia Católica-Vaticano de la soberanía y libertad del Estado) para someter, tanto a la P.N. como a las FF.AA., y ponerlas al servicio de su hegemonía despótica, absolutista y criminal, la de la Iglesia Católica-Vaticano. Y, para ello, creó la Iglesia Católica-Vaticano el Vicariato Castrense, con el que la Iglesia Católica-Vaticano dejó de ser en el país una fuerza sectaria civil, para convertirse en una falange clerical-militar y policial; a partir de lo cual, todo cura, o sea brujo o titulado de hechicero con sotana, como ocurre hoy día, en que todo cura, es policía y militar con un rango no menor de capitán para arriba, y claro, el salario pertinente, más las especialidades y tantos otros privilegios.

Pues, esa sabandija, y encarnación de la degradación por el peso de las miserias humanas, que es Joaquín Balaguer Ricardo, en el 1953, fue, previo acuerdo, colocado, por el sangriento régimen trujillista, al frente de la Secretaría de Educación para que emitiera la funesta Ley de deseducación, aunque, como sainete, se le llamó, por el régimen que la engendró, flamante y rimbombantemente, Ley de Educación; con la que, ya un año antes del 1954, año de la firma del Concordato, esos criminales antinacionales y retrógrados le dieron el tiro de gracia, a mansalva, a la educación hostosiana.

Todo esto contribuyó a tejer el entramado que culminó con la ejecución, a su vez, del dictador, a manos de quienes, por años, habían sido sicarios implacables de los opositores y disidentes de los designios personales y no personales del verdugo carnicero, detentador del Poder durante casi 32 años, pero que, evidentemente, se habían colocado bajo el mando y las ejecutorios del imperialismo norteamericano, la Iglesia Católica-Vaticano y su compañía del crimen, la CIA.

Es así que, constituye una verdad irrefutable, un hecho inocultable, una realidad más grande que el obelisco, un monumento de oprobio como una montaña ignominiosa, un cagadero o defecadero, mayor que los Establos de Augias, establos de aquellos caballos casi infernales que, según la mitología griega, Hércules, en una de sus prodigiosas hazañas fantásticas, se vio precisado a desviar el más caudaloso río hacia las profundas cuevas, que hacían de establos de aquellos equinos endemoniados, para que el torrente incontenible de las aguas borrascosas de aquel río, obediente al designio de Zeus, barrieran de un golpe todo el excremento acumulado allí en cantidades olímpicas; tal es la dimensión de la verdad, de que es la Iglesia Católica-Vaticano, la parasitaria, la retrógrada Iglesia Católica-Vaticano y cristiana, la anti-nacional y anti-dominicana, como enemiga a muerte del pueblo y nación dominicanos, la Iglesia Católica-Vaticano, la responsable número uno, casi única, del desastre educativo que hoy llena de oprobios y vergüenza a la dominicanidad, al ocupar el nivel de inferioridad número 146 de un total de 148 niveles de la descalificación.

Siendo así de sencillo, sólo el hecho de ser el producto congénitamente podrido e infecto-contagioso, innato, del archi-traidor, renegado y judas del socialismo, pontífice del anti-marxismo y del anti-leninismo, una crápula en todo el significado y alcance de esta degradación, como lo son Narciso Isa Conde y la proxeneta Lourdes Conteras Pérez (la misma sobrina de la prostituta que fue su tía), un tal Pável Isa Contreras, que es portador de la infame condición de hijo de un homosexual-maricón, el uno, y de lesbiana ninfomaníaca, la sobrina de su tía, la llamada Lulú Contreras Pérez, por lo tanto el producto es maricón al cuadrado, como lo es esa sabandija Pável Isa Contreras, que puede salir con esa pachotada, propia de un tarado e imbécil en grado superlativo, de que el problema del colapso irreparable de la educación nacional se resuelve “con reformar la calificación y distribución de las inversiones tanto en educación como en el sector salud, y el problema queda así resuelto”.

¡El canallómetro, o el imbecilómetro, acaba de ser roto definitivamente por esas traidoras creaturas mostrencas, producto de unos oportunistas y renegados revisionistas, mercenarios, neoliberales, clericales, opusdeistas, jesuitas y pro-haitianos, como mercenarios castro-guevaristas!

 

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