Todas las agresiones de las bestias sanquinarias haitianas y sus crímenes contra los dominicanos como las de Tousaint Louberture y Jean Jaques Desallines, es lo que reivindica el espía Edwin Paraison agente inglés clérigo de la iglesia protestante anglicana y creador de la tropa de choque TNT

Los dominicanos estamos dispuestos a enfrentar esta agresión aún a costa de nuestra propia sangre pero a la vez dándole muerte a como dé lugar a estos nuevos invasores haitianos

15-12-2015

 

El recostamiento, de las hordas haitianas de la República Dominicana, la invasión de nuestro territorio, con sus penetraciones ilegales, y a manera de desprecio de las leyes nacionales dominicanas, como del régimen constitucional por el que venimos abogando desde el 1821, tronchado por la invasión e imposición del yugo militar haitiano durante 22 años de esclavitud nacional, a que sometieron a los dominicanos los déspotas de las hordas invasoras haitianas; causándole, como en otras tantas ocasiones, innumerables tropelías en todas las escalas criminales; empeño constitucional, de parte de los dominicanos, que fue reafirmado en el 1844 cuando, el 6 de Noviembre de ese mismo año, después de proclamada la independencia del dominio haitiano el 27 de Febrero de dicho año, sin pérdida de tiempo, se proclamó la primera Constitución Dominicana, basada en el derecho civil, como todas las que desde entonces hemos tenido.

Todas esas agresiones de esas hordas despreciables, y sus crímenes, es lo que reivindica el agente inglés y clérigo de la iglesia protestante anglicana, el espía y agente recolonizador Edwin Paraison; y por lo que llena de alabanzas a las bestias deshumanas Toussaint Louverture y al criminal monstruo sanguinario y carnicero Jean Jacques Dessalines, preconizador del canibalismo, y por lo cual dispuso que las tropas invasoras de las hordas haitianas, sobre la ya constituida Nación Dominicana, llamada el Haití Español, se alimentaran de los niños dominicanos como su fuente de nutrientes y proteína animal. A esas bestias haitianas, pretende el espía inglés y agente expansionista colonizador Edwin Paraison, el creador del programa de invasión haitiana “TNT”, o sea, la divisa de los haitianos de invadir la República Dominicana, de que, al entrar a nuestro territorio nacional, están tomando su territorio (Tomando Nuestro Territorio -TNT-). Enaltecer como paradigma de la libertad y de la unificación de la nación dominicana con las hordas del Estado tribal haitiano, refractario, esto es, enemigo empedernido de todo cuanto sea cultura civilizada y la civilización misma, haciendo caso omiso de los imperdonables crímenes y atropellos que tanto esas bestias, como el Estado tribal haitiano y sus efectivamente racistas estamentos dirigenciales explotadores y opresores, incluido Edwin Paraison, que es una ofensa de por sí para la dignidad y soberanía nacionales de la República Dominicana; que los dominicanos están cada vez más dispuestos a defender con sus propias vidas, abonando con nuestra propia sangre, pero a la vez dándole muerte, a como dé lugar, a estos nuevos invasores haitianos, con cuya sangre abonaremos, en acción indiscutible de autodefensa Patria, nuestra Nación.

Edwin Paraison, como todo aberrado y depravado carnicero haitiano, ha ofendido y sigue ofendiendo la dominicanidad, hasta que ésta sepa darle su justo e inevitable merecido. Su papel de provocador deberá ser respondido y castigado.

En criminal depravada conducta, no se detiene ni ante la ofensa de llamar a los dominicanos, a que veamos a esas bestias sanguinarias, como Toussaint Louverture y Jean Jacques Dessalines, como próceres de la libertad y la independencia de Haití. A lo que, como animales salvajes, los haitianos, constituidos en hordas, sólo han sabido causar asesinatos masivos, y preconizar que los pueblos de las colonias se conviertan en enclaves militares absolutistas, despóticos y autocráticos, en los que las masas trabajan y hacen de esclavos de esos estamentos militares-mercenarios, y fuente de agresión como de mercenarismo, contra otros países y pueblos, como verdaderos depredadores, tipo Shaca Zulu, que es lo que encarnan, tanto Toussaint Louverture como Jean Jacques Dessalines.

Para una perfecta ilustración de lo que estamos concluyendo respecto a la evaluación histórico-político-social del Estado tribal de Haití-haitianos, cabe y es acertado decir, que los colonialistas franceses, y el mismo Napoleón Bonaparte, concibieron a Haití como un Estado esclavista-militarista, tipo exactamente igual a lo que es el Estado de Israel en Medio Oriente contra los pueblos árabes y en especial contra el pueblo palestino. Sobre esto ya abundaremos en próximas entregas al respecto.

Volviendo a lo del recostamiento de los haitianos de la República Dominicana.

Tomemos el caso, no ya de nuestros gobernantes dominicanos, lacayos del imperialismo, tanto yanqui como del imperialismo de la Unión Europea en conjunto, al igual que del cartel del opio y del parasitismo, enemigo a ultranza de la autodeterminación de las naciones, de los pueblos y de los individuos, a los que llaman su ganado de ovejas; que su inventado dios multivalente Jehová, Javé, Elí y Jesucristo, todos inventos imaginarios, a favor de las ignominias y las infamias de los opresores y explotadores; que, en acción abusiva del pueblo dominicano, dispone de 5,300 millones de pesos del presupuesto para financiar los partos de los huevos de serpiente de las haitianas en los hospitales de la República Dominicana; si no, el caso patético, y así de revelador, de lo que, en forma pervertidamente perversa, llevan a cabo las claques dirigentes haitianas, por ejemplo, para diezmar y valerse del precario y miserable presupuesto del Hospital de La Maguana (mandamos al carajo, y a la misma mierda, lo de San Juan; que el Papa se lo meta por donde más le quepa, como con toda intención decimos los dominicanos).

Resulta que en la localidad haitiana de Macacía, en el mismo Haití, hay un hospital haitiano que lleva el mismo nombre, Hospital de Macacía, cuya capacidad de camas instaladas es, exactamente, de 400 camas para sus pacientes.

Pero los sabihondos y recostados vividores haitianos, le cobran a los pacientes haitianos; y, a los que no tienen con qué pagar, y así lo dicen, se las ingenian para trasladarlos en ambulancias, cuyos costos cubre el pendejo y lacayo gobierno dominicano, a través de Salud Pública, y los meten en el Hospital Alejandro Cabral, cuya capacidad es, por su parte, la mitad del Hospital haitiano de Macacía; esto es, el hospital dominicano Alejandro Cabral de La Maguana, tiene apenas 200 camas instaladas, y con un subsidio poco menos que de indigente; lo que, los envíos desaprensivos y abusivos de las bestias salvajes haitianas vuelven todavía más precarios los recursos del hospital dominicano Alejandro Cabral, impidiendo que los dominicanos y las dominicanas puedan recibir servicios médicos.

Esas bestias inmundas de los haitianos envían los pacientes desde su Hospital de Macacía hacia el Alejandro Cabral de La Maguana, hasta con 6 de hemoglobina, para que este hospital, y con los recursos dominicanos, se les ponga sangre, con un costo de casi 3 mil pesos por pinta, además de suero, antibióticos, y la brega con sus miserias humanas, con todos los riesgos de contaminación de todo tipo de enfermedades, como el SIDA, la tuberculosis, el dengue, el cólera, la sífilis, blenorragia o gonorrea, papiloma, etc.

Se está erigiendo en una necesidad, que esos envíos de pacientes haitianos, que son una agresión de guerra, y obra de invasión de los haitianos a la República Dominicana, les sean devueltos en el mismo vehículo en que son enviados al país, a servirse de los dominicanos y de nuestro país, para salir de los hospitales a hacer propaganda contra los dominicanos y la República Dominicana.

 

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